viernes, 16 de octubre de 2009

SECTAS DESTRUCTIVAS: LA ACTUALIDAD DE UNA ILUSION

Juan De Gennaro, investigador independiente, Buenos Aires, Argentina,
Correo-e: juan_degennaro@yahoo.com

“We need to be skeptical of utopianists who offer unreliable totalistic visions of other worlds and strive to take us there. We need some ideals, but we also need to protect ourselves from the miscalculations and misadventures of visionaries”

Paul Kurtz, The New Skepticism (1)

UNA LISTA INCOMPLETA

El 18 de Noviembre de 1978, 923 miembros del Templo del Pueblo se suicidan colectivamente en Guyana. El 19 de Abril de 1993, David Koresh y 87 de sus seguidores, entre ellos 18 niños, mueren en el incendio de Monte Carmelo, la granja-fortaleza de Waco (Texas), mientras el FBI intentaba un asalto al lugar para terminar con un sitio armado de 51 días. En Octubre de 1994, son localizados en una granja y tres chalets de Suiza los cadáveres abrasados de 48 miembros de la secta del Templo Solar. También fueron hallados en Quebec (Canadá) otros cinco cuerpos, incluido el de un bebé, en similares circunstancias. El 5 de Marzo de 1995, se registran 11 muertos y 5000 heridos en el atentado con gas perpetrado en el metro de Tokyo por la secta Aum Shinrikyo. El 27 de Marzo de 1997 se produce el suicidio colectivo de 39 miembros de la secta Heaven’s Gate (Puerta del Paraíso), dirigida por Marshall Applewhite. Los cadáveres, hallados en una lujosa mansión de San Diego (California), estaban dispuestos boca arriba, como si durmieran plácidamente, con un velo morado que les cubría el rostro y el torso en su “viaje” hacia una nueva dimensión que alcanzarían al unirse a la nave extraterrestre que, según ellos, seguía al cometa Hale-Bopp. El 17 Marzo de 2000, se encontraron 500 personas muertas pertenecientes a la secta apocalíptica Movimiento por la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios en el templo ubicado en la localidad de Kanungu, una pequeña ciudad ubicada a 349 kilómetros al sudoeste de Kampala, la capital de Uganda, en el Africa Oriental. Ese día, al parecer, sus miembros se suicidaron masivamente después de una fiesta y de despedirse de sus vecinos. Según versiones, esperaban que la Virgen María los llevara al paraíso.



EL PROBLEMA DE LA DEFINICION (2)

Si bien las sectas constituyen un fenómeno cuya definición es, ciertamente, compleja (3), la siguiente, adoptada en la Conferencia de 1985 de la American Family Foundation (U.S.A.), ha sido aceptada por un gran número de investigadores del tema:

“CULT: A group or movement exhibiting great or excessive devotion or dedication to some person, idea, or thing, and employing unethical manipulative or coercive techniques of persuasion and control (e.g., isolation from former friends and family, debilitation, use of special methods to highten suggestibility and subservience, powerful group pressures, information management, suspension of individuality or critical judgement, promotion of total dependency on the group and fear of leaving it), designed to advance the goals of the group’s leaders, to the actual or possible detriment of members, their families, or the community” (4).

Ahora bien, esta definición, aunque completa y descriptiva, a nuestro juicio, no transmite con suficiente énfasis la dinámica de los procesos que se verifican en las estructuras sectarias, o mejor aún, en las “relaciones sectarias” (5). Este último enfoque basa su análisis en el dominio de la psicología y no en el de la teología, filosofía, ideología o sistema de creencias del grupo en cuestión. Como acertadamente señala Steve Hassan: “mis marcos de referencia para valorar las sectas destructivas son los procesos de influencia del control mental, hipnosis y psicología del grupo. Observo lo que hace el grupo, no lo que dice” (6). Este enfoque es sumamente práctico ya que preserva al eventual observador de las intrincadas discusiones teológico-filosóficas -que se desarrollan en “charlas”, conferencias”, “seminarios” etc.- y, más importante, del programa de reforma del pensamiento que actúa sobre él aún cuando pueda estar meramente observando “con sentido crítico” un determinado grupo sectario.

En este sentido, M.T. Singer y J. Lalich destacan que el rótulo secta se refiere a tres factores:

1) El origen del grupo y el rol del líder.

2) La estructura de poder o relación entre el líder (o líderes) y sus seguidores.

3) El uso de un programa coordinado de persuasión antiética. (7)



EL LIDER

El líder de una SD es un individuo cuyo comportamiento, desde el punto de vista de las patologías psíquicas, pone de manifiesto rasgos más bien consistentes con el desorden conocido en la literatura psiquiátrica como “psicopatía” (8). Asimismo son personas auto designadas y persuasivas que afirman tener una misión especial en la vida o poseer un conocimiento especial; suelen ser determinados y dominantes y a menudo son descritos como carismáticos, centrando en sí mismos la veneración de los miembros del grupo.



LA ESTRUCTURA SECTARIA

Básicamente las SD tienen una estructura autoritaria, donde el líder tiene la decisión única y final sobre todos los asuntos; tienden a ser totalitarias en el control del comportamiento de sus miembros; suelen poseer un sistema ético doble (uno para el líder y otro para los miembros, uno para los integrantes del grupo y otro para relacionarse con individuos externos al mismo); y se presentan como innovadoras respecto de la tradición y exclusivas, afirmando que sus miembros son “elegidos”, “selectos” o “especiales” -siendo “inferiores” los que no pertenecen a la secta.

De todas maneras, las sectas destructivas tienen básicamente sólo dos propósitos: reclutar nuevos miembros (proselitismo) y reunir fondos (9), los cuales, finalmente, estarán destinados a incrementar el grado de poder del líder o líderes del grupo.



FACTORES PREDISPONENTES PARA SER CAPTADO

Los especialistas en problemática sectaria suelen repetir que prácticamente cualquier persona puede ser captada por una secta sin es abordada en el momento oportuno (10). Y este “momento oportuno” es la resultante de la diversidad de elementos de predisposición caracterológica y muy especialmente, de una serie de circunstancias sociales que sobrecargan, momentáneamente, los niveles de ansiedad y/o estrés del sujeto, haciéndolo más vulnerable a la manipulación emocional. Entre estos factores específicos o caracterológicos que predisponen a un individuo para ser captado por una SD, esto es para ser susceptible a la influencia de un grupo sectario, pueden mencionarse: ausencia de propósito interno; baja tolerancia a la ambigüedad y la frustración; desilusión respecto de la propia cultura; hallarse en un estado de crisis (angustia), insatisfacción o inestabilidad a nivel educativo, profesional, laboral, emocional, social, afectivo, etc.; idealismo ingenuo; ignorancia respecto de los modos por los cuales los grupos pueden manipular individuos; inmadurez e identidad no consolidada; inquietudes o especial inclinación por lo desconocido, esotérico y misterioso; susceptibilidad a los estados de trance; temores para enfrentarse a un mundo que se presenta como caótico. Creer que uno NO va a ser captado (invulnerabilidad).

Ahora bien, el punto esencial es comprender que todos los individuos, o su gran mayoría, son susceptibles, es decir vulnerables, a la seducción o persuasión manipulatoria de los grupos sectarios; y que, contrariamente al erróneo concepto popular según el cual los miembros de una secta son “locos”, la evidencia proveniente de la investigación y de la clínica fuertemente sugiere que la mayoría de los miembros de las sectas son individuos relativamente normales, donde aproximadamente sólo un tercio de los mismos parece haber tenido algún leve desorden psiquiátrico antes de unirse al grupo y sólo alrededor del 5 al 6 % de ese tercio tenía dificultades psicológicas serias antes de ingresar (11).



A IMAGEN Y SEMEJANZA: EL PROGRAMA DE REFORMA DEL PENSAMIENTO.

Esta seducción o influencia manipulatoria --o “programa coordinado de persuasión”, o “programa de reforma del pensamiento” (Singer), o “control mental antiético” (Hassan), o la ya en desuso denominación “lavado de cerebro” o “brainwashing” (Hunter)-- es un conjunto de métodos y técnicas dirigido nada menos que a perturbar, trastornar y desestructurar la identidad original o auténtica del individuo -comportamiento, emociones, pensamiento-- y reconstruirla posteriormente a imagen de la del líder de la secta, mediante un rígido control de la vida física, emocional, mental y espiritual del adepto, suprimiéndose la singularidad y creatividad de la persona (12).

El control mental practicado en las SD es un proceso social que fomenta la obediencia, dependencia y conformidad, mientras que desalienta la autonomía e individualidad, subsumiendo al recluta en un entorno que reprime el libre albedrío. El dogma del grupo se convierte en la única preocupación de la persona y todo aquello que no se ajuste a su rediseñada realidad resultará irrelevante.

El proceso de reforma del pensamiento disocia la persona de su auténtica identidad (“dissociated disorder”) y le confiere una nueva identidad cuyo rasgo distintivo es la casi absoluta dependencia del grupo, asimismo, el adepto aprenderá en este proceso a manipular y suprimir su antigua identidad (13).



EGRESO Y RECUPERACION

Cuando una persona se encuentra bajo la influencia psicológica y social de una secta, experimenta problemas tales como engaño (y auto-engaño), debilitamiento, temor y desensibilización, los cuales entrelazados y actuando conjuntamente, dificultan su salida del grupo sectario. Sin embargo, al fin, la mayoría de los miembros abandonan sus sectas (14), y tienden a hacerlo de tres modos: (a) por su propia voluntad motivados por la desilusión, el hartazgo y el agotamiento (los “desertores”), (b) porque son expulsados por el grupo, por ejemplo, debido a su inadmisible tono crítico hacia la secta y su líder (los “expulsados”), y (c) mediante un procedimiento denominado actualmente “exit counseling” o “asesoramiento en el egreso o abandono” de la secta (15).

En cualquier caso, a cada una de estas modalidades de abandono, le seguirá, si así lo decide el ex -adepto, un prolongado proceso de recuperación cuyos ingredientes principales serán el tiempo, la disciplina y el coraje (16). El objetivo primordial del trabajo de recuperación será salir de la pseudo-personalidad o personalidad sectaria y reencontrarse con su identidad original. Este proceso, a menudo muy doloroso, capacitará al ex-adepto para comprender el programa de reforma del pensamiento al cual involuntariamente estuvo expuesto y así el daño que la secta --el líder-- le ha provocado, para hacer frente a los distintos estados emocionales y mentales post-secta; para aprender a confiar nuevamente y para reconstruir (o construir) y soñar una nueva vida (17).



UNA REFLEXION ADICIONAL

En el marco del estado de derecho propio de los sistemas democráticos, la libertad de pensamiento y acción es, ciertamente, un aspecto fundamental e incuestionable del sistema mismo.

En este sentido, la prohibición de las sectas destructivas, o su persecución inquisitorial e intolerante, no constituye un medio aceptable para su abordaje, consideración, tratamiento y legislación.

Sin duda alguna, las sectas destructivas en cuanto tales, es decir destructivas, son una amenaza real para la construcción y sostén de una sociedad abierta, libre y racional. Las SD, pues, amenazan las instituciones legítimas, perjudican a nuestros hijos y separan a nuestras familias, son violentas, conspiran, y son fraudulentas, nos arrebatan la libertad y posesiones y escapan a la inspección del Estado (18).

Entonces, ¿qué debemos hacer? A nuestro juicio, prevenir mediante la información y la educación en todos los niveles posibles de la vida social y política acerca de su carácter netamente destructivo, de su presencia y modos de actuar; estimular la investigación científica de estos grupos; y propiciar su tratamiento legislativo con vistas al establecimiento de un marco jurídico adecuado para su funcionamiento.

M. A. Paz y Miño lo expresa claramente cuando señala; “El derecho fundamental de la libertad de creencia nos impele a respetar y tolerar cualquier fe o ideología sea de tipo religiosa, filosófica y política. Pero cuando una creencia o práctica está por sobre el valor de la vida humana tenemos el derecho y el deber de opinar, aconsejar, advertir y protestar sobre los peligros del fanatismo irracionalista al cual cualquiera de nosotros puede caer si renuncia a la posibilidad de pensar y de razonar por su propia cuenta o de buscar y encontrar una fuente más confiable y demostrativa de conocimiento, para así buscarla en supuestas verdades infalibles, absolutas, esto es, autoritarias y totalitarias” (19).

El peligro de las sectas destructivas reside en que, engaño mediante, atentan contra el valor supremo de la vida humana: la libertad.

N O T A S

1. Kurtz, P. (1992). The New Skepticism: Inquiry and Reliable Knowledge. Buffalo, NY: Prometheus Books, 337.

2. Nos referiremos en este artículo únicamente a las denominadas “sectas destructivas” (SD) y no a las “sectas” en su sentido más general, según el cual una secta “no es más que un grupo de personas aglutinadas por el hecho de seguir una determinada doctrina y/o líder y que con frecuencia, se han escindido previamente de algún grupo doctrinal mayor del cual, generalmente, se muestran críticos” (v. Rodríguez, P. (1997). El poder de las sectas. Barcelona: Ediciones B, 44).

3. AAVV. (1993). “Les sectes en France”, en Les rapports Assemblée Nationale, 2468, Paris, 5-8.

4. “SECTA: un grupo o movimiento que exhibe una intensa o excesiva devoción o dedicación a alguna persona, idea o cosa, y que emplea técnicas de persuasión y control coercitivas o antiéticamente manipulatorias (por ejemplo, aislamiento de antiguos amigos y familia, debilitamiento, uso de métodos especiales para acrecentar la sensibilidad y el servilismo, intensa presión grupal, manejo de la información, suspensión de la individualidad o juicio crítico, fomento de la total dependencia del grupo y del miedo a abandonarlo), diseñadas para promover los objetivos de los líderes del grupo en detrimento, efectivo o posible, de los miembros, sus familias y su comunidad”. V. American Family Foundation. (1986). “Cultism: A Conference for Scholars and Policy Makers”. Cultic Studies Journal 3, 1, 119-20.

5. Singer, M.T. y Lalich, J. (1997). Las sectas entre nosotros. Barcelona: Gedisa, 36.

6. Hassan, S. (1990). Las técnicas de control mental de las sectas y cómo combatirlas. Barcelona: Urano, 152.

7. Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 36-37.

8. Para un desarrollo completo y satisfactorio de este enfoque, véase especialmente, Landau Tobias, M. y Lalich, J. (1994). Captive Hearts, Captive Minds: Freedom and Recovery from Cults and Abusive Relationships, Alameda, CA: Hunter House, 64-83.

9. Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 40.

10. Véase para un tratamiento muy exhaustivo de la cuestión: Rodríguez, P. (2000). Adicción a las sectas. Pautas para el análisis, prevención y tratamiento. Barcelona: Ediciones B, 47-62.

11. Langone, M. (1988). Questions & Answers. Bonita Springs, FL: American Family Foundation, 5-6; Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 45.

12. Es decir mediante el control del comportamiento, el control de pensamiento, el control emocional y el control de la información (v. Hassan, S. Idem, 99-111.

13. Como se sabe, la literatura especializada sobre reforma del pensamiento es muy extensa, como extenso resultaría en esta oportunidad un análisis pormenorizado de este tópico. No obstante, se sugiere la consulta de: Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 77-103; Hassan, S. (2000). Releasing the Bonds. Empowering People to Think for Themselves. Somerville, MA: Freedom of Minds Press, 33-60; y Zimbardo P. & Andersen S., “Understanding Mind Control: Exotic and Mundane Mental Manipulations”, in Recovery from Cults: Help for Victims of Psychological and Spiritual Abuse, ed. M. .D. Langone. (1995). New York, NY: W.W. Norton & Co., 104 -125.

14. Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 276-292.

15. Giambalvo, C. (1991). Exit Counseling: A Family Intervention. How to Respond to Cult-Affected Loved Ones. Bonita Springs, FL: American Family Foundation.

16. Ford, W. (1990). Recovery from Abusive Groups. Bonita Springs, FL: American Family Foundation.

17. Landau Tobias, M., Lalich, J. Idem. El volumen completo está destinado a estos temas.

18. Singer, M.T. y Lalich, J. Idem, 105-122.

19. Paz y Miño, M.A., “Cómo prevenirnos de las sectas destructivas”. Neo-Skepsis 2, p. 47.





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