lunes, 30 de mayo de 2022

¿ES NECESARIA LA RELIGIÓN PARA FORMAR UNA ÉTICA CORRECTA?

(Imagen obtenida de 

Resumen: La sociedad vive en un constante choque de intereses. Cada persona tiene una máxima que guía su vida y en ocasiones contradictorias con otras máximas. Por lo que, en la sociedad ocupada en la que vivimos, formar una ética correcta resulta complicado por el gasto de tiempo y esfuerzo que requiere. Para esto, las religiones funcionan como un medio para formar parámetros de vida que funcionen tanto para el individuo como para la sociedad.

Palabras claves: Religión, sociedad, reglas, ética correcta, conducta.

 

Abstract: Society lives in a constant clash of interests. Each person has a maxim that guides his life and sometimes contradictory with other maxims. Therefore, in the busy society in which we live, forming a correct ethic is complicated by the expenditure of time and effort it requires. For this, religions function as a means to form life parameters that work for both the individual and society.

Keywords: Religion, society, rules, correct ethics, behavior.

 

 

¿Fue un buen examen?

En un examen de religión de 3ro de primaria me preguntaron: “Dime 4 de los 10 mandamientos”.

De los diez que me enseñaron:

1.Amarás a Dios sobre todas las cosas;

2.No tomarás el nombre de Dios en vano;

3.Santificarás las fiestas;

4.Honrarás a tu padre y a tu madre;

5.No matarás;

6.No cometerás actos impuros;

7.No robarás;

8.No darás falso testimonio ni deseos impuros;

9.No consentirás pensamientos ni deseos impuros;

10.No codiciarás los bienes ajenos.

Respondí uno, el primero ¿Cuántos trato de seguir? Todos ¿Recuerdo actualmente algún mandamiento? Solo el primero.

¿Los mandamientos son universales?

Luego de superar el problema inicial de la comida y vivienda gracias a la creación de herramientas, los hombres tuvieron que responder la siguiente pregunta: ¿Cómo nos organizamos? Desde que existen tienden a entregar el poder a un sujeto o grupo mínimo con la meta de simplificar la administración. Se toma como criterio al más fuerte, inteligente, hábil o al designado por dios.

Nacen los primeros modelos de gobiernos, los teocráticos. En los cuales, un ser sobrenatural da indicaciones a su intérprete sobre cómo actuar para lograr el progreso de su pueblo por medio de reglas.  Tomemos el ejemplo de Moisés y los mandamientos ya señalados según la versión de la Iglesia católica.

Según el relato bíblico, Moisés, luego de ser salvado de las aguas, creció con los lujos de ser criado por la familia del faraón. Decidió luchar contra él en la búsqueda de la libertad de su pueblo hebreo. Invocando a dios, las 10 plagas fueron el medio por el cual se logró su meta. Incluso, dios protegió a los hebreos abriendo el mar Rojo en dos, permitiendo su pase y ahogando al ejército Egipto cuando ellos trataron de cruzar.

Tres meses luego de iniciada la búsqueda de la tierra prometida, Moisés sube al monte Sinaí para recibir las tablas con los mandamientos, las cuales rompería y luego de disculparse con su señor terminaría recibiendo otras tablas. Una historia mística que no suena convincente. ¿Unas tablas recibidas del cielo con las normas que regirán la vida?

Veamos otra religión. El islam tuvo como principal profeta a Mahoma. Según la tradición islámica, él iba a meditar a la Hira, cueva perteneciente a la montaña Jabal Al-Sur. En dicho lugar recibió la primera revelación gracias al arcángel Gabriel. En esta iluminación, Allah (en árabe, dios) le mostró los versos que Mahoma debía memorizar y recitar a todos como el último de los profetas.  

El islamismo tiene cinco pilares que guían la vida de los musulmanes:

1.La profesión de fe o shahada;

2.La oración o salat;

3.La caridad obligatoria o limosna o zakat;

4.El ayuno o sawm;

5.La perenigración o hajj.

De las bases del islamismo, captamos la semejanza con los mandamientos católicos. Ambos respetan a su dios ante todas las cosas, le dan gran valor a la oración como medio para comunicarse con él, el apoyo a los más desprotegidos y la búsqueda del perdón de sus pecados. Cada religión con sus particularidades como la vestimenta y el grado de castigo por incumplir sus reglas de vida. Pero, mantienen el mismo inicio y base.

 

Las religiones como reguladoras de la conducta

Las religiones necesitan parámetros para delimitar el accionar de sus fieles. Todas actúan con la misma estructura. Un creyente que sigue a una autoridad religiosa la cual se rige en normas superiores creadas por su deidad que se establecen como máximas a seguir en algún libro como la Biblia o el Corán.

El psicólogo Albert Bandura entiende que la conducta se modifica al observar, escuchar o leer sobre un modelo especifico de actuar que la persona valora positivamente (Garrido, 2015). Los individuos se encuentran rodeados de una gran cantidad de estímulos presentes en el entorno que los rodean. Todo funciona en base a estos. Si uno actúa conforme a lo socialmente aceptado, recibirá estímulos externos positivos. Los cuales, si es que uno no tiene una ética fuertemente construida, determinarán una sensación de bienestar interna.

Hay religiones más notorias que otras. Los judíos ortodoxos, que siguen a rajatabla el halajá, visten pantalones, chaquetas negras y la kipá. Un monje budista utiliza el conocido manto de color naranja, o de otro color dependiendo los materiales disponibles, conocida como kasaya budista o tricivara. Incluso, los pastafaris, creyentes de la religión del espagueti volador, tienen que vestir como piratas.

Los creyentes de cada una de estas religiones tienen que adaptar su manera de vestir con el fin de encajar. Los beneficios externos de actuar como piden las normas religiosas son las de formar parte de su comunidad, el acceso a su infraestructura y el goce de sus fiestas. Tanto son los estímulos positivos que resulta lógico formar parte de alguna, en especial la mayoritaria. Por lo que, se adapta el estilo de vida para formar parte de alguna, aceptando las reglas y particularidades que cada religión requiera.

 

¿Qué es una ética correcta?

La ética, sin buscar una definición que derive en un tratado filosófico, son lo considerado por cada persona como lo bueno y lo malo. Ética proviene de la palabra griega ethos que tiene como uno de sus significados costumbre. El singular da a entender que se refiere a la costumbre de cada persona y no de la sociedad, la cual es campo de estudio de la moral.

Una ética correcta se entiende como una que no vaya en contra de las demás y se busque el crecimiento social. Si decido que el bien máximo es el respeto de la vida humana, entonces resulta un pensamiento correcto ya que no hay sujeto, exceptuando los misántropos, que no valore la vida como lo más importante. Un sujeto X dice que para él lo más importante no es el respeto a la vida humana. Más bien, lo más importante es el dinero que se tenga en la cuenta de banco. Entonces, ¿su ética es correcta?

Sí lo es, siempre que no trasgreda la vida humana para aumentar el dinero en el banco. El trabajo que lleva a eso, mientras no lleve a maltratar la integridad de la persona, resulta correcto. No lo resulta, por ejemplo, el asesinar por un pago. Ya que la búsqueda del bien material supera el respeto a la base de todo lo que es la existencia. En este punto esa ética deja de ser correcta.

La religión es un medio para una correcta ética

Las religiones pueden ser criticadas por lo dogmático de sus doctrinas, valga la redundancia. Es decir, no tienen un fundamento sólido para defender sus textos sagrados. ¿Los mandamientos fueron entregados por dios a un sujeto y nadie vio nada? ¿Mahoma fue iluminado y no pudo ser más bien que sufrió una alucinación por alguna sustancia? ¿Existe un espagueti volador que define nuestra vida?

No vamos a discutir sobre la falsedad de las religiones pues es tema ya tratado desde que éstas existen. Por el contrario, se les va a defender como un medio para formar una ética correcta entre sus seguidores. Ya que, como va quedando claro, las religiones son una fuente de normas de conducta que sus fieles aceptan para guiar su vida. Lo que termina en la formación de sus éticas.

Las religiones cuando no llegan a un extremismo, como el de los chiitas o el Opus Dei, permiten guías de vida concordantes con las diversas religiones. Se busca un trato complementario entre los miembros, respeto al prójimo, protección a la vida, búsqueda del crecimiento de la comunidad y amor a la familia.

Lo mencionado en el anterior párrafo resulta en el desarrollo de la sociedad. El formar una ética sin la religión implicaría una inversión de tiempo superior a formar una ética basada en una religión. El mundo hiperconectado actual no regala tiempo libre. No se puede dar el lujo de filosofar sobre que ideas regirán mi vida. Por lo que, podemos tomar los preceptos de una religión y aceptarlos tal cual o modificarlos a nuestro gusto.

No se está incentivando a formar parte de una religión. Uno puede inspirarse en ellas para tomar algunas ideas. Los padres no siempre son buenos con los hijos, no siempre se les debe un respeto. Lo que lleva a no seguir siempre el mandato de honrarás a tu padre y a tu madre. Puedes fusionar ideas de múltiples religiones con el fin de armar tu ética.

Conclusión

La mayoría de la población es creyente de una religión. Según el Pew Research Center, más del 80% de personas seguía alguna religión en el año 2017. Las religiones brindan normas de conducta las cuales son seguidas por sus creyentes para regular su comportamiento, lo cual lleva a la formación de sus éticas.

Cuando la ética que un individuo tiene, no interviene con la ética de los demás y tiene como fin el desarrollo social, se le considera una ética correcta. Las religiones, si no se llevan a un extremismo que solo nuble la visión de quienes la practican, permiten ahorrar tiempo ya que nos brindan reglas para seguir o modificarlas a nuestro gusto. Por lo que, en una sociedad altamente acelerada donde cada minuto se encuentra cronogramado, las religiones si resultan necesarias para fomentar la creación de éticas correctas.

Referencias bibliográficas:

Garrido, M. (19 de junio de 2015). Teoría del aprendizaje social de Bandura. Obtenido de Red Social Educativa: https://redsocial.rededuca.net/teor-del-aprendizaje-social-de-bandura#:~:text=Bandura%20afirma%20que%20por%20medio,valorado%20positivamente%20por%20la%20persona.


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miércoles, 25 de mayo de 2022

¿QUE TAN MORAL ES LA MORAL RELIGIOSA?

La parábola del fariseo y el publicano, por Julius Schnorr von Carolsfeld, 1860


Manuel A. Paz y Miño, Mag. Hum., mención Ética Aplicada, por la Universidad de Linköping, Director de la revista humanista secular Eupraxofía

Religión, magia y política

Desde los albores de la humanidad, las creencias religiosas han justificado el poder y orden terrenales. La creencia de que los dioses controlaban las potencias del mar, la tierra y el cielo, y la de que continúa existiendo, después de la muerte, algún tipo de consciencia humana, produjo el surgimiento de médicos brujos, magos, profetas, sacerdotes, presuntos hijos de las divinidades que decían conocer la voluntad de éstas, poder comunicarse con el más allá, predecir el futuro, oscurecer la luz del sol (cuando había eclipse solar), hacer sangrar a la luna (cuando había un eclipse lunar),  avivar las llamas de fuego o hacer brillar las piedras (conocían propiedades de algunos minerales),  curar males del cuerpo y el alma (con hierbas, rezos y conjuros), etc.

Una manera contundente de control de las masas por parte de sus monarcas, gobernantes o dominadores, supuestamente puestos como tales por la divinidad, era y es precisamente a través de estas creencias religiosas.

No solo los dioses crearon o produjeron este mundo (y el otro) sino que pedían adoración y obediencia absolutas. Es así como, para lograr esto último los gobernantes y sus sacerdotes y/o brujos se aprovechaban de la fe, la ignorancia y el miedo de la gente para oprimirla y explotarla.

Los dioses: causantes de lo bueno y lo malo

La creencia de los dioses como amos de los fenómenos naturales llevó a que mucha gente alrededor del mundo pensara que gracias a su caprichosa voluntad, había lluvias, tormentas, ciclones, huracanes, tornados, tifones, truenos, relámpagos, terremotos, maremotos,tsunamis, inundaciones, avalanchas, sequías, hambrunas, enfermedades, muerte, etc.

Pero no solamente los dioses controlaban la naturaleza, sino también la buenaventura y el infortunio de los pueblos provocados en realidad por un intercambio, exitoso o no respectivamente, comercial, cultural, militar, etc. con otros.

De ahí que los dioses deberían ser objetos de oración, culto, veneración y adoración por parte de la gente, así como dignos de recibir, a través de sus representantes e intermediarios, lo más valioso de ella: piedras y metales preciosos, lo mejor de la cosecha, sacrificio de animales y humanos, incluyendo los propios hijos o los enemigos vencidos, etc. para así recibir la caprichosa protección divina.

Como dijo Poseidón, dios de los mares, a Odiseo en La Iliada de Homero: “El hombre no es nada sin los dioses”. Así que necesita de ellos, no solo que controlen el mundo sino también su propia vida.

Premio y castigo en la moral religiosa

De hecho, por lo general, cada religión se presenta como la única verdadera y, de ese modo, representa la fidedigna transmisora de la voluntad de la verdadera divinidad, esto es, de sus mandatos morales, que, según se cumplan o violen, los hombres y sus descendientes recibirán recompensa o castigo respectivamente sea en esta o la otra vida. Y en general, las enseñanzas morales de las religiones apuntan a la otra vida y tienden a estar en contra de los placeres de este mundo. Léase, por ejemplo, lo que dice 1 Juan 2:16.

Por tanto, la conducta moral de los seres humanos al basarse en uno o más dioses que premian o castigan la buena o mala conducta, les lleva a ser interesados o temerosos en su accionar, lo cual no es muy moral que digamos. Es decir, el creyente puede pensar que si hace este o aquel bien a los demás, no solo recibirá las gracias y los halagos de éstos sino que recibirá la aprobación y la recompensa por parte de lo divino. Y de modo semejante puede pensar en relación al mal que haga contra su prójimo, quien lo desaprobaría y rechazaría o peor, podría querer tomar revancha, además de recibir castigo y condena divina.

Una moral no tan buena

Por otro lado, a través de la historia, podemos ver que la religiones han pregonado una cosa y han hecho otra. Los judíos heredaron a la humanidad los diez mandamientos, otorgados supuestamente a Moisés, que ordenaban no matar y sin embargo, según su libro sagrado, la Tanach, aquél mandó hacer la guerra contra los madianitas y matar, azuzado por Jehová Dios, no solo a los varones adultos o infantes sino hasta a mujeres no vírgenes en su paso hacia a la Tierra Prometida (Números XXI). También el Señor en venganza mandó matar a todos los amalecitas: hombres, mujeres, niños y recién nacidos (1 Samuel 15:1–4).

Además, no solo el Antiguo Testamento sino Jesucristo enseñó a sus seguidores a amar al prójimo y perdonar al enemigo y, sin embargo, por la historia sabemos que, en el Medioevo, ejércitos de confesos cristianos europeos saquearon y mataron a musulmanes en su camino a la Tierra Santa para “recuperarla” de estos, y que en la Modernidad, aventureros viajaron y sojuzgaron otras culturas o, peor, diversos reinos y naciones lucharon entre ellos rogando por la victoria, matando y venciendo a sus enemigos, al mismo Dios bíblico para defender la fe “verdadera”. 

Peor aún, la intolerancia cristiano católica se ensañó contra los judíos, protestantes y herejes por medio de la persecución y tortura inhumana del Tribunal del Santo Oficio o Santa Inquisición que condenaba a la muerte por la hoguera a los acusados impenitentes. Otra perversión se da cuando en el catolicismo se practica la extrema unción que al ser dada al agonizante, recibe el perdón de sus pecados, no importando la magnitud, muerte y destrucción que pudo ocasionar durante su vida.

El Nuevo Testamento también enseña que los esclavos se deben a sus amos y, por tanto, no deben rebelarse, así como las mujeres a sus maridos y, por eso, les deben sumisión y obediencia (Tito 2:9-10). Esto último es practicado aún en la actualidad solo por las iglesias tradicionalistas o fundamentalistas.

De otro lado, el Corán enseña que: hombres y mujeres son iguales (33:35), los primeros deben proteger y proveer a las segundas, y a la vez tienen autoridad (4:34) sobre ellas (1), y no solo pueden amonestarlas sino incluso pegarles. Esto se traduce en ciertas prácticas musulmanas donde mujeres que son golpeadas, mutiladas y hasta muertas por sus compañeros, novios, maridos o ex maridos incluso en países desarrollados (2). Y, según ciertas interpretaciones coránicas, la mujer debe quedarse en su casa y así no recibir educación, trabajar e incluso manejar auto --cosa que tiene fuerza de ley en Arabia Saudita (3).

Por su parte, hay incluso naciones o provincias islámicas donde el homosexualismo es delito como la de Aceh en Indonesia (4). También lo fue en el Occidente cristiano hasta el siglo pasado, ahí tenemos los casos de Óscar Wilde y Alan Turing que sufrieron prisión por sus tendencias homosexuales. Los cristianos literalistas continúan rechazándolos y condenándolos basados en la Biblia (Lev. 20:13; Rom. 1:26-27; 1 Cor. 6:9; 1 Ti. 1:9-10).

Aunque el Corán garantiza la libertad de creencia (2:257; 18:30) y habla de apóstatas que regresan y se apartan más de una vez de la fe (4:138) y que Mahoma jamás castigó ni mandó matar a los que se apartaban, pero sí a los delincuentes (5), no habla bien de los incrédulos (2:217; 3:72; 3:90; 3:149; 4:137) y hasta los maldice (16:106).

Sin embargo, en los países musulmanes de Somalia, Sudán, Mauritania, Nigeria, Afganistán, Irán, Maldivas, Pakistán, Malasia, Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Yemen, la ley que condena a muerte al ateo y al apóstata, basada en una interpretación antojadiza coránica, no se aplica, induce a que el populacho haga justicia por sus propias manos (6).

La situación tampoco es buena en países de mayoría cristiana, como en los EEUU, donde se ve mal al ateo (7).

Ni es mejor la situación en la India de la minoría musulmana que sufre ataques eventualmente a sus propiedades y templos así como la muerte de algunos de sus integrantes por la mayoría hindú (8).

Conclusiones

La moral religiosa al apuntar al cielo es muy exigente e irrealista y así fácil de ser desobedecida y distorsionada. Puede causar una falta de responsabilidad de las acciones de los creyentes al basarse supuestamente en una voluntad divina misericordiosa y perdonadora y fomentar así la hipocresía, el interés y el miedo.

La historia pasada y presente de la humanidad nos muestra las contradicciones entre los preceptos morales de una misma religión además de la práctica (in)moral de los creyentes, y que toda religión tiene el germen de la intolerancia y el abuso al concebirse ilusoriamente como la verdadera fe y el único camino al Dios verdadero.

La maldad humana se manifiesta en cualquier sociedad, atrasada o no, se sea creyente o no en una divinidad. Pero es un escándalo de parte de quiénes se dicen defensores de la fe y la moral que sean descubiertos in fraganti cometiendo sin freno sus fechorías y excesos: viviendo en mansiones y lujosamente gracias a las generosas contribuciones de sus fieles, muchos de ellos trabajando en exceso y gratis para la obra “divina” (mejor dicho para el bolsillo del líder que está “cerca” de Dios); o aprovechándose de las mujeres de toda edad que al buscar su guía y consejo espiritual son manipuladas, seducidas y hasta extorsionadas para entregar también sus cuerpos además de sus almas o mentes. No importa qué fe profesen y prediquen tales líderes religiosos cuando se benefician  económica, laboral hasta sexualmente de sus seguidores, hombres, mujeres y menores de edad a los cuales engañan tramposa y abusivamente.

REFERENCIAS

(1) Medina, Xaviera: "¿Qué quieren las mujeres musulmanas? Descubriendo los derechos de la mujer en el Islam", October 2, 2014: https://www.openglobalrights.org/what-do-muslim-women-want-finding-womens-rights-in-islam/?lang=Spanish

(2) Mohamed Mohand, Laila; Dolores Seijo Martínez y Mercedes Novo Pérez. “Mujeres de cultura musulmana víctimas de violencia de género” en DEDiCA. Revista de Educação e Humanidades, 2 (2012) março, 179-190:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3825634.pdf

(3) Bonavides Mateos, Enrique ."Ser mujer en Arabia Saudita. Notas sobre el Derecho Islámico " en Acta Poetica 29 (2) Otoño, 2008: http://www.scielo.org.mx/pdf/ap/v29n2/v29n2a26.pdf

(4) BBC Mundo. "El brutal castigo público que recibieron dos homosexuales en Indonesia que fueron azotados frente a una multitud", 24 mayo de 2017: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-40038880

(5) Gill, Marwan y Azhar Goraya. ¿Castiga el Islam la Apostasía con la Muerte?

21 de diciembre, 2020-9 de mayo, 2021: https://es.reviewofreligions.org/apostasia/

(6) Castedo, Antía. "Los países en los que ser ateo está castigado con la muerte" en BBC Mundo, 12 diciembre 2014: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/12/141211_condena_muerte_ateos_ac

(7) Maqbool, Aleem. "El estigma de ser ateo en Estados Unidos", en BBC, 5 agosto de 2014: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/08/140804_estigma_ateos_en_estados_unidos_bd

(8) Martínez, Ángel. (2020). “La violencia entre hindúes y musulmanes causa al menos 27 muertos en Delhi”, en El País, 26 de febrero, 2020: https://elpais.com/internacional/2020/02/26/actualidad/1582704901_735518.html

(Publicado simultáneamente como "¿Qué tan moral es la ética religiosa?" en Pensar, revista iberoamericana para la ciencia y la razón: https://pensar.org/2022/05/que-tan-moral-es-la-etica-religiosa/)


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¿SE NECESITA UN DIOS PARA SER MORAL?

El mito de la moralidad absoluta

(Fotograma del filme Los 10 Mandamientos, Paramount Pictures, 1956)

(Foto en Wikipedia)
Héctor Ignacio Avalos (1958-2021), PhD, Profesor de estudios religiosos y director de estudios latinos, Iowa State University

Resumen: El artículo examina la idea que existe una moralidad absoluta que deriva de un ser sobrenatural. Una comparación de diferentes religiones, indica que la creencia en un dios no garantiza reglas absolutas. Aun dentro de una sola religión, como el cristianismo, se puede demostrar que no existen reglas absolutas. Además se puede demostrar que todas las leyes morales son determinadas finalmente por los seres humanos aun cuando tales seres humanos crean en un dios.

Abstract: This paper examines the idea that there exists an absolute morality that derives from a supernatural being. A comparison of different religions shows that a belief in a god does not guarantee the existence of absolute laws. Even within a single religion, such as Christianity, one can show that there are no absolute laws. Moreover, one can show that all moral laws are ultimately determined by human beings even when they profess to believe in a god.


El gran escritor ruso Fedor Dostoievski (1821-1881), es famoso por afirmar que sin Dios todo está permitido. Ciertamente la idea que la moralidad no puede existir sin Dios, o la idea que Dios es la base indispensable de la moralidad es parte de las defensas más comunes del cristianismo. Por ejemplo, el teólogo cristiano Myer Pearlman, dice:

“Si no hay Dios, no hay tampoco ley divina y por ende toda la ley es ley del hombre”. 1 A la vez, los teólogos cristianos arguyen que nuestro sentido del bien y el mal es prueba que existe una sola ley absoluta que se origina en Dios.

El mismo teólogo, Myer Pearlman, dice:

“¿Qué conclusiones se pueden derivar de esta conciencia o sentido universal del bien y el mal? Que existe un Legislador que ha señalado un nivel de conducta para el hombre y ha hecho la naturaleza del hombre capaz de entender ese nivel”. 2

¿Pero se puede demostrar que tales ideas son verdaderas? ¿O son solamente una ilusión humana? ¿Son ideas que se sostienen solamente porque se repiten sin examen crítico, o son ideas tan evidentes que no necesitan examen crítico?

Para verificar si la creencia en un Dios garantiza reglas absolutas, debemos empezar con la definición cristiana de la moralidad absoluta. En su obra Del libre albedrío (1.6), el influyente filósofo cristiano Agustín (354-430 d. C) define una ley absoluta divina de la siguiente manera:

“Esa ley, que es la Razón Divina misma, no se puede entender fuera de que es invariable y eterna.

Los cristianos que creen en tales reglas invariables a veces se valen de pasajes bíblicos como Hebreos 13:8 (“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”), que implica que Dios no cambia su pensamiento moral.

En fin, para tales cristianos, la moralidad absoluta se refiere a un sistema de reglas de conducta que se pueden denominar buenas o malas, independiente de las circunstancias o el tiempo. 3

Si la creencia en un dios garantiza la moralidad absoluta, entonces debe de haber por lo menos una regla invariable en todas las religiones. Pero la verdad es que las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo qué es malo, aun cuando afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa religión.

Por ejemplo, para el musulmán está perfectamente permitido hoy mismo el tener más de una esposa, pero el cristiano conservador cree que uno se va ir al infierno si tiene más de una esposa. El musulmán cree que si uno no confiesa que Mahoma es profeta de Dios, será castigado por Dios, pero confesar tal cosa sería malo para el cristiano. Para el hindú, matar una vaca es un pecado, pero para el cristiano no lo es. Para los judíos ortodoxos, es pecado comer puerco, pero para los protestantes no lo es.

Aun dentro del cristianismo hay grupos, como la Iglesia Episcopal, que permiten la ordenación de homosexuales, y hay otros para los cuales tal práctica es pecado mortal. Hay grupos cristianos, como la Iglesia Episcopal, que permiten el aborto, y hay grupos como los Católicos Romanos que consideran el aborto como un asesinato 4. Hay grupos cristianos como los Menonitas que se oponen a la participación en las guerras, y hay grupos cristianos que dicen que tal participación es obligatoria. El Testigo de Jehová cree que uno pierde la vida eterna al usar la transfusión de sangre, pero hay grupos cristianos que consideran el rechazo a usar una transfusión de sangre como un pecado pues sería como cometer suicidio.

Un examen de la creencia acerca de la tortura de infantes en la historia del cristianismo es suficiente para demostrar los problemas con la idea de que la creencia en Dios garantiza la moralidad absoluta. Muchos cristianos hoy dirían que una ley absoluta divina e invariable sería la de que es malo matar o torturar a infantes, independiente del tiempo o las circunstancias. Si tal ley es invariable, entonces sería malo torturar infantes en el siglo mil antes del cristianismo así como que es considerado malo hoy por tales cristianos.

Tales cristianos no parecen darse cuenta que la Biblia, el documento central del cristianismo, contiene pasajes que aprueban la matanza y tortura de infantes. Por ejemplo, en Números 31:17-18 encontramos:

“Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente. Pero a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis  con vida”. 5

Deuteronomio 2:33-34 dice lo siguiente acerca del tratamiento de los habitantes de Canaán por Moisés y sus ejércitos:

“Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno”.

En el Salmo 137:8-9 encontramos los siguientes sentimientos acerca de los babilonios:

“Hija de Babilonia la desolada, Bienaventurado el que te diere el pago De lo que tú nos hiciste. Dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña”.

En Josué 6:21, se nos relata lo que hizo Josué, el jefe militar mandado por el dios bíblico para destruir a los habitantes de Canaán.

“Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos. 6

Si la tortura de infantes no se mantiene como una regla absoluta en todas las religiones, entonces ¿cuál regla se puede mantener como absoluta en cualquier religión?

Igualmente, si consideramos la moralidad de la esclavitud humana, no encontramos una concordancia entre personas que creen en un dios. Por ejemplo, la esclavitud es tenida por inmoral por la mayoría de los cristianos tradicionales hoy en día. Sin embargo, la Biblia, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, enseña que la esclavitud es ordenada o permitida por Dios. Por ejemplo, una de las leyes de las que se dice han sido mandadas por Dios a Moisés es la siguiente en Éxodo 21.2:

“Si compraréis un siervo hebreo, seis años servirá; más al séptimo saldrá libre, de balde”.

Nótese también, lo que se supone dice Dios a Moisés en Levítico 25.44-47:

“Así el esclavo como la esclava que tuvieréis, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza”.

Así que según este pasaje, Dios no sólo permite la esclavitud sino que él mismo ordena el número de años que tal esclavo va a servir a su señor. Ser esclavo no es algo moral aunque sea por una hora, y mucho menos por siete años según la mayoría de cristianos conservadores modernos. Mucho más doloroso para el esclavo era que si se casaba con una mujer esclava, el esclavo liberado no podía salir con su mujer (Éxodo 21.4).

Muchos apologistas cristianos minimizan la esclavitud bíblica, y argumentan que el sistema bíblico era más benigno que la esclavitud en otras culturas. Pero la misma Biblia indica que los esclavos eran menos que seres humanos. Por ejemplo, si el amo llega a matar a su siervo a golpes, Éxodo 21.20 dice que el amo será castigado pero no puesto a muerte. Pero en todos los otros casos donde uno mata a su prójimo, la vida es tomada por la vida 7. También si tal esclavo sobrevive a los golpes, entonces el amo no es castigado porque al esclavo se le considera propiedad y no un ser humano completo (Éxodo 21.21). Tal tratamiento hoy en día a un ser humano no sería tenido por moral por casi ningún cristiano tradicional.

Tampoco puede uno decir que el cristianismo del Nuevo Testamento cambió estas leyes sobre la esclavitud. Cuando se habla en contra de la esclavitud en el Nuevo Testamento, casi siempre se trata de esclavitud espiritual y no de la institución humana donde alguien es forzado a servir a otro ser humano. La esclavitud convencional no fue algo a lo que se opusieron los teólogos del Nuevo Testamento. Muy al contrario, muchos pasajes en el Nuevo Testamento, ordenan a los esclavos a estar sujetos a los dueños. Por ejemplo, en Efesios 6.5:

“Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”.

Según 1 Pedro 2.18:

“Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar”. 8

Ideas similares se encuentran en Colosenses 3.22 y Tito 2.9. Una vez más, esto demuestra que la Biblia no es una buena guía para la moralidad absoluta si se afirma que la esclavitud es absolutamente mala.

¿Se puede justificar a Dios por las circunstancias?

La defensa cristiana más popular para explicar los pasajes bíblicos anteriores, es decir que personajes como Josué y Moisés estaban actuando bajo un sistema que Dios ya no aprueba. Según estos cristianos, Dios permitió u ordenó los actos mencionados de Josué y Moisés porque el tiempo y las circunstancias del Antiguo Testamento eran diferentes 9. Por ejemplo, muchos cristianos sostienen que tales niños cananeos fueron matados porque Dios sabía que iban a poner en peligro a los israelitas una vez que hubieran crecido. Se sostiene también que la muerte de Cristo cambió muchas de las leyes del Antiguo Testamento. Pero estos cristianos no parecen darse cuenta que las defensas cristianas que se basan en el tiempo y en las circunstancias destruyen, aun sin querer, el fundamento moral del cristianismo.

La razón es que si las leyes morales son invariables como dice Agustín y otros teólogos cristianos, entonces el hecho de torturar a un niño debe de ser malo hoy, y también 3000 años atrás. Una ley absoluta no se cambia por el tiempo o las circunstancias. Ciertamente, si una ley es invariable entonces no debe de haber cambiado en primer lugar.

La cuestión más importante es: ¿cómo puede un Dios supuestamente bueno ayer, y hoy, y por todos los siglos aprobar la tortura de infantes ayer pero no hoy? Si matar adultos es algo malo como lo indican los Diez Mandamientos en Éxodo 20.13, mucho más lo sería matar niños inocentes, la mayoría de los cuales fueron muertos por la espada o por el fuego, algo que constituye tortura. Además, ¿qué clase de circunstancia puede hacer justa la tortura de niños antes de la muerte de Jesucristo? Si tales niños estaban corrompidos, entonces ¿por qué un Dios todopoderoso no previno su nacimiento?, ¿o por qué no los mató en una forma más misericordiosa? Lógicamente, un Dios absolutamente bueno y todopoderoso no puede haber sido el mismo que mando matar niños en la Biblia.

Además, el hecho que el Nuevo Testamento diga que Jesús cambió las leyes de Moisés no se puede usar como argumento porque primero tenemos que probar que lo que dice el Nuevo Testamento es algo bueno o cierto. También tenemos que probar que el hecho que Jesús supuestamente cambió muchas leyes debe de ser considerado bueno o no. El hecho que los escritos del Nuevo Testamento afirmen que lo que Jesús cambió fue algo bueno, no indica que estos escritos sean correctos en sus ideas.

Tal afirmación cristiana también elimina cualquier argumento en contra de otras religiones y en contra de otros dioses con respecto a lo bueno y lo malo. Es decir, si el tiempo y las circunstancias son los que determinan si algo es bueno o malo, entonces no hay modo de saber cuál de los dioses tiene la razón en cuanto al tiempo y las circunstancias en que algo está permitido. En verdad, el cristiano no puede saber entonces si su Dios está en lo correcto al decir, por ejemplo, que matar a muchos niños si era bueno en el tiempo del Antiguo Testamento.

Considérese de nuevo la cuestión de la poligamia. Según los musulmanes, esto es algo que está perfectamente permitido en el tiempo actual. ¿Cómo puede uno saber si el Dios cristiano está en lo correcto al decir que en el tiempo actual el tener más de una esposa es malo? ¿Cómo se puede determinar si el dios cristiano está correcto acerca del tiempo y las circunstancias, y que el dios del Islam es incorrecto? Así, los argumentos basados en el tiempo producen ideas absurdas porque no tenemos manera de saber cuál dios está en lo correcto acerca del tiempo y las circunstancias en que un acto está permitido.

A la vez, no hay ningún apoyo bíblico para decir que tales prácticas poligamistas fueron permitidas solamente bajo la ley de Moisés. El hecho es que, como lo indica el caso de Abraham que vivió antes de Moisés, casi todas estas prácticas poligamistas existieron antes de la Ley de Moisés 10. La Ley de Moisés no cambió nada en este respecto.

Uno también debe notar que los judíos no concuerdan con los cristanos en cuanto a si Dios quiere que la ley de Moisés sea observada en el presente. Según los judíos, el cristianismo está equivocado en su afirmación que Dios ha cambiado la ley de Moisés (véase Hechos 6.14) 11. Para los judíos, el cristianismo se originó con libertinos como Jesús y Pablo que no se querían someter a las leyes que Dios ordenó a Moisés, y así los cristianos desarrollaron el concepto que Dios había cambiado las leyes.

¿Es algo bueno en sí, o es bueno porque Dios lo dice?

En verdad, pues, se puede ver que la sencilla creencia en un dios no garantiza la aceptancia de una regla absoluta. Si examinamos la idea del origen de la moralidad, encontramos además que es lógicamente imposible demostrar que la moralidad deriva de algo más que intereses humanos.

Para ilustrar nuestro punto, debemos de comenzar con algo expuesto por Platón (429-347 a.C.), el gran filósofo de la Grecia antigua, en su obra llamada Eutrifo. El fue uno de los primeros filósofos que expuso el dilema lógico: ¿qué ocurre cuando uno intenta saber si algo es bueno, porque un dios dice que es bueno, o si algo es bueno en sí? Esta es una pregunta problemática para alguien que cree en un dios que creó todo, incluyendo las leyes morales.

Si algo es bueno o malo en sí, por ejemplo, esto sería como decir que 1 + 1 es 2 en sí mismo. Así como 1 + 1 es 2 en sí mismo, decir que algo es bueno en sí mismo sería decir que no puede ser de otra manera. El teólogo cristiano Pearlman dice, acerca de cosas que son ciertas en sí mismas, que aun Dios no:

“puede hacer o hará cosa alguna contraria a su propia naturaleza, mentir o robar; o que no hará una cosa absurda o contradictoria o antinómica, como por ejemplo un círculo triangular o agua seca”. 12

Y así como Dios no puede hacer que 1 +1 sea 2 en un tiempo pero no en otro, si algo es bueno o malo en sí, Dios tampoco podría pronunciar que algo es bueno en un tiempo pero malo en otro. Además, si todo es bueno o malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios mismo tiene que obedecer las leyes morales que él no estableció.

Pero si algo es bueno en sí (así como 1 +1 es 2), entonces el cristiano tiene que enfrentarse al hecho que lo que el cristianismo llama bueno o malo ha cambiado a través del tiempo. Ya hemos expuesto los cambios que han sucedido en cuanto al matar infantes y la esclavitud. ¿Cambiaron estas reglas de ser buenas y malas de por sí, o porque Dios lo decidió? Si Dios cambia las leyes por hacer un favor al hombre, entonces Dios no es soberano y absoluto, pues sería el hombre el que hace a Dios cambiar las leyes. Si Dios mandó hacer algo que es malo en sí, entonces uno tiene que concluir que Dios no siempre hace cosas buenas, o que cambia las leyes cuando le parece.

Por otro lado, si lo que es bueno o malo depende de la pura voluntad de Dios, tampoco podría uno nunca saber si Dios cambia de forma de pensar. El cambiar de forma de pensar de un día al otro, podría considerarse bueno por Dios si le place hacerlo. Si lo que se llama bueno depende de la pura voluntad de Dios, entonces es lógicamente posible que mañana él declare que torturar niños sea bueno. Si Dios decide mañana que decir mentiras es bueno, entonces es lo que será tomado por bueno. También Dios podría decidir de un día al otro que todo lo que se llama bueno en la Biblia ya no va a ser bueno, y si alguien sigue la Biblia se va ir al infierno.

Un cristiano diría que el Dios cristiano nunca cambiaría de pensar de un día para otro porque Dios es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Pero ¿cómo puede saber uno si Dios decide que mentir al ser humano es bueno? ¿Y cómo puede saber uno que Dios estaba diciendo la verdad cuando supuestamente dijo que el era el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos? El hecho que el hombre piense que es importante que Dios sea el mismo en todos los tiempos, no prueba que ser el mismo en todos los tiempos es importante para Dios. En fin, si algo es bueno o malo por la pura voluntad de Dios, nunca podría el ser humano saber que piensa Dios que es bueno hoy.

De hecho, en 2 Samuel 24.1 uno encuentra que aún en la Biblia tal acontecimiento es posible. El pasaje dice:

“Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel e incitó a David contra ellos a que dijese: Vé, haz un censo de Israel y de Judá”.

El idioma original (hebreo) es aún más explícito en indicar que fue Dios el que dijo a David: “vé, haz un censo de Israel y de Judá.” Si se lee más adelante es claro que Dios incitó a David a cometer un pecado. En el versículo 10, David se arrepintió de haber mandado hacer el censo, y Dios lo castigó por haber hecho el censo. ¿Cómo es que David es culpable por algo que Dios lo movió a hacer? Si Dios lo incitó, entonces David no tuvo libre albedrío en esta ocasión.

Es improbable que David haya hecho esto por su propia cuenta, pues entonces Dios no tendría que incitarlo. En verdad, en el versículo 16 dice: “Jehová se arrepintió de aquel mal”. ¿Cómo es que alguien se puede arrepentir de un mal si es que no cometió un mal, y cómo es que un Dios absolutamente bueno puede cometer un mal en primer lugar? La definición de alguien absolutamente bueno es que es alguien que no comete ningún mal. Así que, contrario a lo que dicen Agustín y otros cristianos, Dios no siempre sigue leyes invariables según este pasaje.

Como hemos mencionado, las religiones del mundo frecuentemente tienen diferentes conceptos de lo que es bueno y lo que es malo, y casi siempre afirman que tales conceptos fueron revelados por el dios de esa o aquella religión. Así que el ser humano no puede probar que su concepto de lo bueno y lo malo viene de un solo Dios que es el mismo ayer, y hoy, y por todos los siglos. Claramente, no hay modo de saber cual dios, de todos los que se dicen existir, tiene la razón en cuanto a lo que se llama bueno, y lo que se llama malo.

El ser humano siempre decide lo bueno y lo malo

La verdad es que uno no puede escapar a la conclusión que el ser humano es el único juez de lo que se llama bueno y malo. Vamos a suponer, por ejemplo, que digamos que lo que el Dios cristiano llama bueno es lo bueno. Pero al decir esto, entonces es el ser humano el que decide que ese es un criterio bueno. Es decir, es el ser humano el que ha decidido que lo que Dios llama bueno sea bueno. El puro hecho que el ser humano diga que lo que Dios llama bueno es lo bueno, establece al ser humano como el primero y el último juez de lo que va a ser llamado bueno. No hay modo de escapar de este círculo lógico.

Aun el decir que Dios es bueno, presupone que el ser humano ya tiene una idea de lo que es ser bueno. Si el ser humano dice que el concepto de lo bueno y lo malo es puesto en su alma por Dios, tampoco se gana mucho. Aun si esto fuese cierto, siempre termina siendo el ser humano el que afirma que un concepto puesto por Dios en el alma es bueno. Al hacer esto, el ser humano es el primero en decidir lo que se llama bueno o malo. Ya que no todos los seres humanos concuerdan acerca de lo que es bueno o no, entonces tampoco puede uno saber cual ser humano está interpretando correctamente lo que Dios supuestamente puso en su alma.

Igualmente, los personajes bíblicos que hablan sobre el bien y el mal están solamente expresando su opinión. Incluso si ellos dicen que Dios les dijo lo que era bueno o malo, ellos tienen que haber formado una opinión sobre lo bueno y lo malo antes de poder saber que lo que Dios supuestamente dijo era bueno o malo. Pero el hecho que tales personajes crean que sus opiniones morales concuerdan con las de Dios no prueba que esas opiniones sean correctas. En fin, siempre es el ser humano el que decide lo que se considera bueno o malo.

Conclusión

La creencia en un Dios no garantiza la existencia de reglas invariables, y no se puede demostrar que la moralidad se origina en algo más que el juicio humano. Por más que Pearlman y otros teólogos cristianos no lo deseen admitir, toda la ley es ley del ser humano. Pero esta situación no indica que las reglas morales dejan de existir. Lo que desaparece no son necesariamente las reglas morales, sino la justificación y base de las reglas morales.

Si es así, entonces ¿cómo se puede mantener un orden social? Debemos primero conceder que lo que uno llama bueno y malo es una expresión de los intereses y preferencias del individuo y del grupo que controla su vida (por ejemplo, la familia, el gobierno, etcétera). Para vivir entre otros seres humanos, cada persona tiene que someterse en diferentes grados a los intereses de los grupos dentro de los cuales vive. Esto es cierto, crea uno en un dios o no.

La diferencia es que los grupos religiosos usan la idea de Dios para dar autoridad a las reglas que ellos piensan que son correctas aun cuando no siempre sean conscientes que están usando la idea de Dios de esta manera. Ya que diferentes grupos tienen diferentes intereses y tradiciones, esto explica por qué diferentes religiones se contradicen en lo que se llama bueno y malo.

Los mejores sistemas morales deben de basarse en causas y consecuencias conocidas y verificables, y no en especulaciones sobre los pensamientos de un ser que no se puede conocer por ningún método. Por ejemplo, nuestra sociedad debe prohibir el asesinato al azar de personas, no porque haya un dios que supuestamente haya dictado tal cosa, sino porque la consecuencia de tal regla es que nos protegería a todos nosotros. Es seguro que la mayoría de nosotros no desearíamos vivir en una sociedad donde nuestra propia vida puede ser tomada en cualquier momento.

Otras reglas de conducta personal tienen mucho que ver con nuestra habilidad de percibir y tolerar el sufrimiento en otras personas. Tal habilidad es psicológica y biológica, algo que se puede probar científicamente (13). Por ejemplo, en Estados Unidos la mayoría de las personas no piensa mucho acerca de matar una vaca. Pero entre los hindúes, tal animal es tenido por sagrado, y matar a una vaca, aun accidentalmente, produce grandes sentimientos de pecado y dolor. Claramente estos sentimientos son puramente psicológicos, y debido a las creencias que se imparten a cada hindú, pues alguien que no cree que la vaca es sagrada no siempre tiene tales sentimientos.

En fin, cada individuo y sociedad tienen que decidir por si mismos que modo de vivir les parece mejor y justo. De allí que lo que sigue son compromisos que a veces resultan en conflictos y a veces resultan en una vida tranquila. Cual de esos resultados se obtendrá, depende de muchas circunstancias. El poder de cada grupo, y la constitución psicológica del individuo y el grupo que tiene el poder para determinar las leyes sociales, son sólo algunos de muchos elementos que determinan las leyes morales de una sociedad. Así es la vida. La ilusión que existe una regla absoluta que deriva de un ser sobrenatural solamente complica y agrega más problemas innecesarios a una situación que ya es sumamente complicada.


Notas:

1. Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática (Versión Castellana por Benjamín E. Mercado; Miami, Florida: Editorial Vida, 1986) página 40.

2. Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática, página 32.

3. En realidad, los teólogos cristianos no son consistentes en sus ideas acerca de la invariabilidad de las leyes absolutas. En su famosa obra, Summa Theologica (Parte I-II, Pregunta 106), Tomás de Aquino (1224-1274), por ejemplo, intenta defender la idea que el cambio en la ley de Moisés realizado por el cristianismo está justificado.

4. Una lista de las posiciones, y muchas veces contradictorias, sobre el aborto en 150 denominaciones cristianas se encuentra en T. Bosgra, Abortion, the Bible, and the Church (“El aborto, la Biblia, y la Iglesia”; Honolulu, Hawaii: Hawaii Right to Life Educational Foundation, 1980).

5. Excepto cuando sea indique de otra manera, todas las traducciones bíblica castellanas son tomadas de La Santa Biblia (Versión Reina y Valera; Revisión de 1960; Sociedades Bíblicas Unidas).

6. Uno debe notar que matar a filo de espada automáticamente constituye tortura pues comúnmente es una muerte lenta y dolorosa. La palabra hebrea traducida “jóvenes” puede incluir a niños de 3 meses de edad (por ejemplo, se aplica al infante Moisés en Éxodo 2.6).

7. Éxodo 21.23 dice: “Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida”.

8. La traducción “criado” no minimiza el hecho que tales personas eran esclavas en el sentido que no tenían la libertad de salir de su situación por su propia voluntad. Tales personas podían ser compradas y vendidas por sus amos.

9. Véase por ejemplo, la discusión de Paul R. Van Gorder, Respuestas a preguntas difíciles de la Biblia (traducción de Samuel Vila; Barcelona: Ediciones Clie, 1977) páginas 10-13.

10. Génesis 16 indica, por ejemplo, que Abraham tuvo a Sara y Hagar como esposas.

11. En la Biblia tales afirmaciones de los judíos son registrados en Juan 5.18 y Hechos 6.14.

12. Myer Pearlman, Teología bíblica y sistemática, página 55.

13. Véase tales argumentos en Richard D. Alexander, The Biology of Moral Systems (La biología de los sistemas morales; New York: Aldine, 1987). Una exposición más amplia acerca de como construir sistemas morales sin el mito de Dios, se encuentra en la obra de Kai Nielsen, Ethics without God (Etica sin Dios; edición revisada; Amherst, New York: Prometheus, 1990).


(Artículo aparecido originalmente en Revista Peruana de Filosofía Aplicada # 8: Etica y moral, 1997, pp. 15-26).


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LA FUNCION MORAL DE LA RELIGION

El buen samaritano (1838), de Pelegrí Clavé i Roquer



(Fotograma de entrevista en Filosofía Aplicada TV)
Paul Kurtz (1925-2012), PhD, Profesor emérito de filosofía, Universidad Estatal de Nueva York, y presidente fundador del Center for Inquiry

 

Hay sin duda muchas razones para la persistencia de los sistemas de creencias religiosas. Seguramente de gran significancia es su función moral. Porque incluso aunque la adoración al Dios Padre o lo trascendental invisible no haya sido derrotada por la modernidad, las instituciones religiosas retienen otra función principal. Ellas suministran un sistema de reglas y normas de conducta. Es verdad que miles de sectas y cultos han sido practicados por una amplia variedad de grupos socioculturales en el pasado. Es también verdad acerca de las grandes religiones históricas, las cuales nos proveen con los Diez Mandamientos, el Sermón de la Montaña, las Virtudes del Corán, el Sendero Budista de la Rectitud. En un último análisis, ¿provee la religión de un fundamento necesario para la moralidad? ¿Las reglas morales juegan un importante rol biogenético en la lucha por la sobrevivencia?

Los sociobiólogos también han sugerido que si los grupos sociales tienen que afrontar la adversidad, entonces ellos necesitan reglas internas para gobernar su comportamiento: sistemas morales, además tienen algunos valores adaptativos y aquellos enraizados en la religión ayudan a santificar su ambiente y aseguran un sentido de obligación y obediencia. Mas aún, sistemas sagrados de reglas morales ayudan a determinar quienes sobrevivirán y quienes se reproducirán.

Las religiones además no son un simple sistema de creencias, ellas definen un modo de vida. En ellas yacen normas de conducta que regulan varias formas de comportamiento. Ellas pueden gobernar la relación entre los sexos y determinar qué conducta sexual es virtuosa o pecaminosa. Esto también se aplica a la estructura de la familia, delineando el rol apropiado del padre, madre e hijos. De la misma manera, operan sobre otras instituciones sociales complejas, las cuales introducen tabúes y fobias. Algunas acciones son juzgadas ejemplo de virtud y nobleza, y son recompensadas tanto en esta vida como en la siguiente. Otras son consideradas malvadas e impermisibles, y quizás puedan ser castigadas con la muerte, excomunión, exilio, castigos físicos, prisión o desfavoreciéndolas. El significado original del término moral esta relacionado a lo mores, el cual se refiere a las tradiciones normativas y hábitos de personas que viven y trabajan juntas. Presumiblemente, aquellos grupos con un sistema bien regulado de conducta que pasan de generación en generación no tienen que ir inventado nuevas reglas a cada momento. Pueden instruir a sus hijos en la moral de los padres, y así asegurar alguna cohesión y proveer alguna unidad interna necesaria para la perpetuación del grupo. Aquellos individuos o grupos que no pudieron conformar el código no sobrevivirían, y de aquí que ellos no podrían trasmitir sus disposiciones genéticas a futuras generaciones.

La moralidad, en este sentido, es además un método de adaptación, y cuando esta unida a la religión adquiere sanción divina. Hay recompensas y retribuciones divinas, y el amor o temor a Dios provee los motivos para las obligaciones y deberes morales y obligaciones. La moral no es una simple confección del hombre, sino que es inspirada divinamente. Moisés trajo del Monte Sinaí los Mandamientos de Dios para los Hijos de Israel. Esto suministra una base sagrada para su sistema político patriarcal, y el divino derecho para gobernarse. Es la unión de la religión y la moralidad que refuerza el sistema moral, además la moralidad tiene una profunda función sociológica; provee de un marco de trabajo y el lazo de integración que capacita al grupo para preservarse así mismo y sus funciones. Como los seres humanos son animales sociales capaces de sobrevivir fuera de una comunidad, la moralidad tiene también una función biogenética.

Todo esto es esencial, si entendemos el rol histórico positivo que juega la religión. Incluso si un código de moral religioso es severo, siempre suministra algunas bases para la estabilidad y el orden, y esto previene una conducta anárquica. En obediencia a las normas tradicionales, alguna medida de la paz social es mantenida.

Estas son, sin embargo disfunciones que resultan de enlazar demasiado cerca la moralidad a la religión, como la historia del hombre lo demuestra. Primero donde hay un cambio social, un sistema fijo posiblemente encuentre dificultad de acomodarse. Puede ser intolerable intentar flexibilizar los mandamientos absolutos de la moralidad de la religión y aplicarlos a contextos únicos donde se requiera tomar decisiones. A menudo en la esfera moral, no es una pregunta entre lo malo y lo bueno, lo correcto o equivocado sino entre dos o más virtudes o bondades, de los cuales no podemos tener ambos, o entre el menor de dos males. Aunque un sistema cohesivo puede ayudar a definir derechos y responsabilidades, podría llegar a ser represivo sin permitir nuevas interpretaciones o modificaciones de la práctica que podrían ser necesarias, y así llegar a ser obstáculo de progreso. Esta falla es exacerbada cuando el sistema tradicional de moralidad encuentra alternativas morales nuevas (inevitable en la historia humana). El conflicto de competencia moral hace más difícil negociar los compromisos. Antiguamente los Griegos caracterizaban los valores morales de otras naciones como «bárbaras», aunque incluso entre las ciudades-estado helénicas existieron una amplia variedad de costumbres, como se ve en la diferencia entre los códigos de moral de Esparta y Atenas. Las cruzadas cristianas chocaron con las ideas morales musulmanas. Marco Polo mas tarde dio a conocer a Europa las extrañas diferencias culturales de Genghis Khan y el imperio chino.

Es en este contexto que la moralidad tradicional a menudo llega a ser un obstáculo para el avance y entendimiento del hombre especialmente si es parroquial chauvinista, étnico o nacionalista. La espada llega a ser el juez de lo correcto o incorrecto. Las diferencias en la moralidad son resueltas por la guerra y conquista, cuando un grupo busca imponer su modo de vida sobre otro, tal como Alejandro el Grande intentó hacerlo cuando el conquisto Persia, solo para tener a sus sucesores subyugados por modos de vida persas.

Un sistema de leyes debe emerger finalmente para resolver disputas entre pueblos o definir ciertas formas de conducta como legalmente permisibles y otras como ilegales e impermisibles y reforzar el código de vida por el poder o el estado. Con el tiempo, las religiones tribales en sí mismas deben llegar a ser más universales, como cuando el cristianismo intentó transformar el judaísmo de una religión nacionalista a un mensaje universal para todos los seres humanos, y como el Islam tiempo después buscó imponer su moral y ley en un amplio territorio geográfico conquistado.

Regresando al tema biogenético en este contexto, podemos preguntar: ¿Las instituciones religiosas influyen en el curso de su evolución? La respuesta es afirmativa para la mayoría de las religiones, particularmente las históricas, determinando quién podría producir y por qué. Aunque esta reproducción de reglas es variada. Hay reglas que gobiernan el infanticidio y el aborto, así si los fetos defectos pueden sobrevivir depende de las reglas sociales. Antiguamente las sociedades griegas practicaban el infanticidio aunque los cristianos y musulmanes se oponían. Similarmente en las sociedades judías y musulmanas, en las cuales se practicaba la circuncisión, algunos infantes morían bajo el cuchillo mohoso del rabino o sacerdote. Algunas religiones practican ritos de iniciación o ceremonias de pubertad. Algunas enaltecen el celibato, la castidad y la virginidad, otras son mas permisivas en permitir la libertad sexual. Las sociedades judías y cristianas llegaron a ser monógamas, los musulmanes han practicado la poligamia. Los sacerdotes católicos y budistas practicaban el celibato, pero los rabinos judíos, los mullah musulmanes y los teólogos protestantes se procreaban y multiplicaban sus hijos. Hay reglas que gobiernan el divorcio y el segundo matrimonio. Muchas prácticas fueron puramente fortuitas, por ejemplo Mahoma se vio envuelto en varias guerras donde muchos de sus soldados fueron muertos, de aquí se pensó que los más apropiado para un hombre era tomar más de una mujer. La necesidad del cuidado de viudas y huérfanos es referido constantemente en el Corán.

Todos estos mandamientos tenían una inevitable influencia causal sobre la estrategias reproductivas y los tipos de personas que podrían reproducirse, independientemente de la adaptación al ambiente. Similares influencias profundas sobre el comportamiento biológico se ejercen en otras maneras: Los hindúes lavaban a sus muertos en el Ganges y también depositaban los cuerpos allí, sin duda esto fue una causa de enfermedades infecciosas. Los peregrinos musulmanes camino a la Meca soportaban la dureza del viaje expuestos a enfermedades tales como el cólera. Los cristianos en la misa besaban el mismo crucifijo y bebían del mismo cáliz del vino, así se trasmitían las enfermedades infecciosas. Algunas religiones habían adoptado un elemento fatalista hacia la enfermedad y el dolor, el cual tiende a impedir o debilitar los esfuerzos de la ciencia médica para el descubrimiento de curaciones. Por mucho tiempo, hubieron religiones que prohibían las autopsias. Por eso hay fuerzas poderosas inconscientes e muy irracionales que interfieren con la selección natural.

Es difícil afirmar si esto tiende a desarrollar disposiciones genéticas debido a que ha habido un amplio rango de prácticas. Sin embargo, Ernest Van den Haag ha observado que podría haber tenido efectos contrarios en la endogamia, la población y las reservas genéticas: Los sacerdotes católicos, que llegaron a ser eruditos y estudiaron en monasterios, fueron célibes, de aquí que no pudieron heredar su talentos intelectuales (tanto como los tuvieron) a generaciones futuras. Mientras que los rabinos judíos y académicos talmúdicos en los shtetls* de Polonia y Rusia tenían grandes familias. Similarmente, las prohibiciones religiosas judías contra el matrimonio fuera del grupos pueden haber tenido la tendencia a exacerbar algunas disposiciones genéticas negativas, tales como la alta incidencia de la enfermedad de Tay-Sachs.

Hay otro tema a ser discutido, es si los individuos pueden o no ser liberados de las estrictas reglas morales que gobiernan el grupo social. Es claro que otro desarrollo positivo ocurriría en la historia humana, éste fue el divorcio de la ética de la religión y las costumbres morales, así como también los esfuerzos independientes para establecer la ética como un campo autónomo de la investigación basada en la razón, enteramente libre de las sanciones religiosas.

Fueron los sofistas griegos quienes hicieron posible este desarrollo. En los viajes de ciudad-estado a ciudad-estado, ellos fueron impresionados por la relatividad de la conducta moral. Los hombres y mujeres adoraban diferentes ídolos y practicaban diferentes valores morales, y los maestros itinerantes se dieron cuenta de estas diversidades y las rechazaron a todas ellas. Trasímaco, Calicles, Gorgias, Protágoras y otros vieron que esos valores eran relativos a la sociedad en los cuales estaban y que ha menudo eran mantenidos por élites sociales para su propio interés. De aquí que los sofistas llegaron a ser escépticos y cínicos acerca de los absolutos. En cambio ellos practicaron el propio interés, el arte de la obtención del éxito e ir adelante (principalmente como hacer amigos o influenciar en la gente). Sócrates y Platón buscaron el establecimiento de un nuevo campo de la ética fuera de toda competencia, uno que no esté basado solamente en la convención sino que tenga algún fundamento en las leyes naturales. Ellos también buscaron desenmascarar los mitos homéricos -como lo hacen Sócrates y Adimanto en La República- como una base inadecuada e hipócrita para la conducta moral. ¿Estaban estas ideales morales -bondad, virtud, belleza, verdad, justicia- dentro de la naturaleza de las cosas, como Sócrates pensó? ¿y podrían servir como una guía para la conducta?

Aristóteles siguió a través de esta búsqueda en la Ética Nicomaquea planteando una búsqueda empírica, basada en la razón práctica. ¿Qué es lo bueno? se preguntaba, y ¿cómo podemos lograr una vida buena? Expuso un método racional para perfeccionar la naturaleza humana realizando nuestras potencialidades, logrando alguna medida la excelencia, la nobleza, la eudaemonía o la felicidad. Los filósofos han demostrado desde entonces que la ética puede estar basada en la razón. No necesita estar sujeta a la moralidad tradicional o la doctrina religiosa. Así si los códigos morales tenían en sus comienzos una función social, requerida por la naturaleza del ser humano, si él tiene que vivir en comunidad y sobrevivir, no necesita tener sanción divina para ser cumplido o hacer cumplir. Los hombres modernos han buscado desde entonces establecer las condiciones de la buena vida en fundamentos racionales y juzgar las conductas morales por sus consecuencias en el comportamiento para el bien o el mal. Una acción es considerada buena si maximiza la felicidad humana y minimiza el sufrimiento, y la mala si ocurre lo contrario. Además hay normas de justicia, las cuales pueden ser justificadas independientemente de cualquier fundamento teológico, como lo demostró Kant. La conciencia moral tiene sus propias fuentes: la empatía y el altruismo suministran motivos adicionales para el comportamiento moral. Aunque no hay duda que en caso de que sistemas de creencias religiosas puedan haber tenido una función moral y social y éstas a menudo lo hicieron bien, la humanidad ha sobrepasado esta necesidad. De un inicial facilitador de la conducta moral, la religión se ha convertido ahora en un obstáculo. Porque la moralidad basada en hábitos sociales atrincherados y autoridades religiosas pueden ser impedimento para el progreso humano, la necesaria reforma moral y la aplicación de la inteligencia crítica para la solución de problemas humanos.


* En yidis, poblados. N.T.


(Traducción del inglés por Manuel A. Paz y Miño de "The moral function of religion" en Kurtz, P.: The Transcendental Temptation: A Critique of Religion and the Paranormal, Amherst: Prometheus Books, 1991, pp. 166-172, y publicada originalmente en: Revista Peruana de Filosofía Aplicada # 5: Filosofía de la Religión, diciembre de 1995-enero de 1996).

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EUPRAXOFÍA # 13: RELIGIÓN Y MORAL

Cristo y el joven rico por Heinrich Hofmann, 1889.

 Lima, enero-abril, 2022

Paul Kurtz (1925-2012), PhD en Filosofía, Profesor emérito  Universidad Estatal de Nueva York, y presidente fundador del Center for Inquiry

¿SE NECESITA UN DIOS PARA SER MORAL? El mito de la moralidad absoluta:
Héctor Ignacio Avalos (1958-2021), PhD, Profesor de estudios religiosos y director de estudios latinos, Iowa State University

Manuel A. Paz y Miño, Mag. Hum., Universidad de Linköping, Director de Eupraxofía

¿ES NECESARIA LA RELIGIÓN PARA FORMAR UNA ÉTICA CORRECTA?
Eduardo Jesus Chocano Ravina, estudiante de Derecho en la Universidad de Lima y Filosofía en la Universidad TECH


(Sabiduría para la buena vida)



EUPRAXOFÍA # 17: EL HUMANISMO SECULAR EN EL MUNDO

 Lima, julio-diciembre, 2023 (Artículos según su orden de llegada) Sociedad Humanista de Singapur Proporcionado por Norhaiyah Mahmood,  Secr...