domingo, 1 de septiembre de 2024

Berg, Geoffrey (2024):

Las seis vías del ateísmo. Nuevas refutaciones lógicas de la existencia de Dios (Seis argumentos mejorados a favor del ateísmo). Lima: Ediciones de Filosofía Aplicada, 172 páginas.

Por Víctor Neira Martín, Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Niza y director académico de Matemáticas por el Perú.

 

El libro de Geoffrey Berg, Las seis vías del ateísmo, contiene una panoplia de argumentos que fundamentan la no existencia de Dios. A partir de puntos de vista de la Ética, de la Ontología, de la Teología y, también, de la Cosmología, presenta deducciones lógicamente válidas para un ateo.

Las seis vías del ateísmo no dice todo acerca de las refutaciones ateas, pero dice mucho. Como el mismo autor admite, eligió el título para contraponerlo a las “cinco vías” tomistas. Podemos encontrar en Las seis vías… argumentos de por qué los seres humanos no deberíamos creer en Dios y hay, también, refutaciones completas de la existencia de Dios. Cada uno de los argumentos es merecedor de amplia discusión.

Una de las tres refutaciones de la existencia de Dios nos recuerda el argumento de Leibniz de que como Dios es eterno, omnipotente y totalmente bueno, entonces, el mundo existente es el mejor de los mundos posibles. Ante la evidencia de que hay inconsistencia entre eras y personas, éste no es el mejor mundo posible y, por lo tanto, Dios no puede existir.

Además, encontramos el argumento del Conjunto de Cualidades, que es (hasta donde sabemos) original y consiste en una refutación estadística de la existencia de Dios. Las cualidades atribuidas a Dios son tan improbables que, en conjunto, hacen que su existencia sea lógicamente imposible.

El argumento de la Brecha de la Comprensión del Hombre y Dios nos hizo recordar al problema del dialelo, planteado por Kant: “Si quiero poner en tela de juicio mi Razón sólo puedo usar la Razón misma”; en el libro de Berg la dificultad para conocer a un ser omnisciente, omnipotente y totalmente bueno es mucho más amplia. El hombre es finito (en tiempo, espacio y poder); Dios, si existiera, sería infinito (en tiempo, espacio y poder). La humanidad no puede reconocer a Dios. Berg discrepa del punto de vista de que no podamos conocer un ser de tal naturaleza; Berg afirma que podemos saber que tal ser no existe.

Creemos que, además de las seis vías planteadas, el libro de Berg deja filones que merecen ser explotados.

Fue Hegel, si no recordamos mal, quien planteó el problema de la aseidad del Universo, que no es otra cosa que plantear la autosuficiencia de este. Carl Sagan, en su obra “Cosmos”, escribió que el Universo es “todo lo que fue, todo lo que es, todo lo que será”. Imposible que Sagan no se diera cuenta que el concepto de aseidad estaba implícito en su frase.

Desde el punto de vista cosmológico (tomada la Cosmología como una rama de la Física), un físico nunca mete a Dios en sus asuntos. Cuando mucho, considera la palabra “Dios” como la abreviatura para un conjunto de propiedades. Sin embargo, el problema subsiste: ¿qué había antes del Big Bang? ¿quién creó el Universo?

Hoyle-Littleton plantearon un Universo autocreador de su propia materia, pero su propuesta cosmológica se vio acorralada por el descubrimiento de la radiación de fondo. En la actualidad, hay esfuerzos por revivir este modelo.

Es totalmente válido ser materialista y ateo. Sin embargo, un materialista no está eximido de explicar los fenómenos a partir de aquello que denomina “materia”. La fundamentación lógica de tal posición hallará argumentos en el libro de Berg.

Como el mismo autor señala, dos vías del ateísmo, el “Argumento del Conjunto de Cualidades” y, además, el “Argumento de incertidumbre” son originales. Son una fundamentación lógica de la imposibilidad de la existencia de Dios. Las vías que Geoffrey Berg presenta, además de las dos originales mencionadas, contienen enfoques con contenido propio y puntos de vista que revelan un sello personal del autor.

Siendo un compendio (diríamos único) de argumentos en contra de la existencia de Dios, no recurre a la oposición entre ciencia y religión. Dice G. Berg, y estamos de acuerdo, que la ciencia y la fe tienen ámbitos diferentes y, también, que los avances científicos desvirtuaron afirmaciones contenidas en los textos sagrados, pero que no son una refutación lógica acerca del tema central: la inexistencia de Dios.

El libro de Geoffrey Berg es una invitación a un diálogo entre ateos y creyentes. Como se dijo en otro lugar, ser creyente no nos hace, automáticamente, mejores; ser ateos, tampoco. Creemos que confrontar puntos de vista sí nos hará mejores a todos.

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