Manuel A. Paz y Miño
Director, Eupraxofía
Director, Eupraxofía
Resumen
El fundamentalismo concebido como la expresión
fanática y extrema de una ideología religiosa (y/o política) que se considera a
sí misma como poseedora de una verdad inequívoca, pues proviene de lo Alto, no
es un fenómeno nuevo, está latente en cualquier religión. Surge como una
reacción, que incluso puede ser violenta, al cambio de mentalidad y costumbres
producido por hombres a los que considera pecadores, malvados, engañados o
endemoniados. En circunstancias de gran ignorancia y necesidad los fundamentalistas
crecerán en número, pero pueden surgir en cualquier clase social o época. Solo
una educación humanista y científica podrá prever la aparición de grupos
fundamentalistas en el seno de una sociedad, o al menos que lo hagan en gran
número.
Los creyentes
promedio
Todo creyente promedio en cualquier parte del
mundo cree en alguna divinidad y en algún tipo de conciencia después de la
muerte, y que sus creencias son ciertas, pero no hará proselitismo, discutirá,
perseguirá o matará a otros que tengan otras. Y eso porque la mayoría de fieles
es fideísta, esto es, creen y punto, no necesitan
estudiarla ni mucho menos la cuestionan, su fe la han aprendido de sus amados padres
y estos a su vez de los suyos hasta remontarnos a la época en que se impuso tal
religión, muchas veces por medio de la conquista política.
Religiones y
modernidad secular
En el Occidente cristiano, con la aparición de
ideas como las de Bruno (que postuló la existencia de otros mundos) y Galileo
(que adujo que la tierra no era el centro del universo y que se movía alrededor
del sol), hubo una reacción violenta contra ellas, por parte de la Inquisición
católica, así como con la aparición del libro Sobre el origen de las especies (1859) de Charles Darwin, pues
contradecían los dogmas religiosos imperantes así como la interpretación
literal de la Biblia. De ese modo, se desencadenó un conflicto violento entre
teólogos y científicos sobre la teoría de la evolución y la interpretación
bíblica en Europa y los EE.UU.
Con el paso del tiempo, de las guerras
religiosas y los avances científicos aportados por Kepler, Newton y otros, las iglesias, tanto la
católica como las protestantes, se han tenido que adaptar a los cambios y las
nuevas ideas del racionalismo, el positivismo, la democracia y el secularismo.
De esa manera, las iglesias protestantes
modernistas han aceptado que sus ministros puedan casarse, la equidad de género
y, por eso mismo, que las mujeres formen parte del clero, el derecho de los homosexuales
a casarse e incluso la teoría de la evolución de las especies, pero solo esta
última ha sido aceptada por el catolicismo romano. Con todo, el proyecto
moderno, con la ciencia y las ideologías sin religión a la cabeza, pretendieron
enterrar a Dios, reemplazar las religiones y sus absolutos sin éxito.
Como reacción a eso, los creyentes extremos respondieron
reafirmando su fe: no solo creyendo que sus creencias son ciertas, sino que son
absolutamente verdaderas ya que provienen de lo Alto y que, por ende, las de
los demás, que son diferentes a las suyas, son erradas, falsas, malvadas o
incluso producto del demonio, según su lógica basada en la supuesta revelación
de Dios a los hombres.
El fundamentalismo aparece también justamente
cuando la sociedad se atomiza, se fragmenta, haciendo dificultoso a sus
miembros identificarse con ella.
Y esos creyentes pueden pensar que donde
imperan los niveles de corrupción, delincuencia, decadencia y maldad se debe a
que muchas religiones han perdido fieles y protagonismo social y político precisamente
por ceder ante el modernismo secular. Y así, por eso, aparece el
fundamentalismo religioso como una respuesta a un mundo donde ya no hay más una
identidad propia, certezas ni refugio para los que creen que Dios sigue vivo y
la religión provee el camino a una vida mejor.
Fundamentalismo
religioso
Como ya es sabido, el fundamentalismo religioso
se origina como un movimiento dentro de los grupos evangélicos en los EE.UU. a
principios del siglo pasado, que propugnó el regreso a los fundamentos bíblicos
del cristianismo, tanto en las doctrinas como en las prácticas, ya que para
ellos la Biblia es la Palabra de Dios y, por ende, es verdadera absolutamente, perfecta
y sin errores, debiendo, en ese sentido, ser interpretada literalmente en lo
fundamental: que el dios judeo-cristiano creó al mundo en siete días y descansó
en el séptimo o sábado, que hubo un diluvio universal, que al ser “detenido el
sol” la luz del día duró más de las habituales doce horas, que algunos profetas
y Jesús mismo hicieron milagros, o que éste nació de una virgen, murió, resucitó
y hasta a la diestra de Dios, su padre, que los pecadores, incluidos los
homosexuales, practicantes de abominación” y los ateos, considerados “necios”,
irán al infierno, que la mujer deberá estar sujeta a su marido, así como el
esclavo a su amo, que el sexo es algo vergonzoso, la masturbación abominación,
y que no se debe tener coito antes del matrimonio o, peor aún, el sexo sólo es
para procrear.
Si bien los creyentes tenían problemas, en el
siglo xix, con la evolución darwiniana, a fines de ese siglo los tuvieron más
aún con la alta crítica de la Biblia que planteaba que el Pentateuco no fue
escrito por Moisés, ni los Salmos por David, que la concepción virginal de
Jesús era una alegoría y que las diez plagas de Egipto fueron desastres
naturales (Armstrong 2004: 192-194).
Ciertamente en las otras vertientes del
cristianismo, católicas o no, puede verse también el fenómeno fundamentalista o
extremista. Tenemos diversos ejemplos: para las más de 120 iglesias
“manipuladoras de serpientes (venenosas)”, en sus servicios religiosos, Jesús
prometió que ellas no dañarían a sus seguidores pero a pesar que ya murieron
varios fieles y pastores por mordeduras mortales, muchos de ellos siguen fieles
a la promesa; algunos evangélicos extremistas han bombardeado clínicas y asesinado
médicos y enfermeras abortistas, o a fieles del Islam en sus mezquitas; para
los testigos (cristianos) de Jehová es pecado recibir trasfusiones de sangre
pues la Biblia prohíbe comerla lo que para ellos incluiría ingresarla al cuerpo;
para los adventistas del séptimo día es pecado trabajar el día sábado (idea
proveniente del Génesis judío), etc.
Y en otras religiones puede aparecer el mismo
fenómeno fundamentalista con grupos extremistas o integristas dentro del
judaísmo, el islamismo, el hinduismo, el budismo, etc. Siendo la distinción más
importante entre los religiosos fundamentalistas y los religiosos conservadores
su antimodernismo militante.
Para el movimiento laico sionista, la fundación
del Estado de Israel en 1945 simplemente es el resultado de la búsqueda de una
tierra donde los judíos puedan vivir en paz luego del holocausto sufrido a
manos de los nazis sin que eso signifique que sea un Estado teocrático
contrario a otras religiones como querían los judíos fundamentalistas que
incluso asesinaron a musulmanes y planeaban destruir mezquitas en 1984.
Pero la visión secularizada del Estado de
Israel provoca una respuesta fundamentalista, especialmente por parte de grupo
de intelectuales que habían sido no creyentes pero que volvieron a su fe
primigenia: para ellos la fundación de Israel ocupando tierras palestinas cumple
una promesa de Dios.
Para los fundamentalistas o integristas islámicos,
o islamistas cualquier creyente no puede interpretar el Corán por sí solo,
necesita de un experto que lo guíe y le dé la interpretación correcta. Los
antecedentes de su aparición se deben al conflicto de siglos con Occidente, a
los movimientos independentistas que llevó a los nuevos estados laicos a imitar
a los occidentales, la fundación del Estado de Israel y las consecuentes
guerras que ocasionaron pérdida de territorios árabes, el boom del petróleo de
la década de 1970, etc.
Los fundamentalistas islámicos, no sólo se basan
en su interpretación del Corán, sino en las tradiciones de Mahoma y las
enseñanzas teológicas y legales, quieren imponer la ley islámica o sharia y para promover y luchar por la
defensa de sus creencias y valores usan incluso el terror. Es así que llevaron
y llevan a cabo la guerra santa contra los infieles occidentales a través de
atentados con bombas en embajadas, aviones o edificios. Algunos acentúan que el
islamismo no sólo sería un fundamentalismo que quiere la vuelta al Corán y al Profeta,
sino que además plantea “un proyecto político que no necesariamente ha de ser
incompatible con Occidente y la modernidad”, como si sucede con los otros
fundamentalismos.
Los islamistas o integristas musulmanes se
basan en las doctrinas puritanas del wahabismo, salafismo, y mahdismo,
aparecidas en los siglos xviii y xix, y en las organizaciones políticas de la
Hermandad Musulmana y la Comunidad Islámica, del siglo xx, cuyo accionar se
basaba en cinco lemas que influenciaron en los islamistas posteriores: Alá es
nuestra meta, el profeta Mahoma es nuestro ejemplo, el Corán es nuestra ley, la
yihad es nuestro camino, y morir en nombre de Alá es lo que queremos. Incluso,
para estos islamistas, ningún gobernante de los actuales Estados musulmanes es
un musulmán “verdadero”.
Los fundamentalistas hindúes promueven una
interpretación literal védica que restaure el sistema de castas haciendo a las
castas inferiores esclavas, subyugando absolutamente a la mujer y la
prohibición de las otras religiones y de los símbolos occidentales.
En general, al ser una expresión autoritaria de
las religiones, el fundamentalismo puede provocar reacciones violentas, y puede
expresarse en dos campos: el doctrinal e intelectual, esto es, el religioso y
el político. Y así hay, entonces, más de un fundamentalismo, algunos que no les
interesa lo político, y otros que van tras el poder usando lo religioso.
Consecuencias
del fundamentalismo
Entre las consecuencias del fundamentalismo
tenemos: los prejuicios, la discriminación, la intolerancia, el fanatismo, la
persecución, la explotación física y el abuso psicológico dentro de determinada
religión.
El fundamentalista adelantará juicios de valor
con respectos a los demás, no por su carácter o acciones, sino por tener ideas
distintas, descalificando así a sus propugnadores, los discriminará y no tolerará.
Así, los pondrá a todos en un mismo saco: el de los impíos o perversos. Eso
puede traer como consecuencia que el fundamentalista se convierta en un
fanático, un apasionado de sus creencias que trate a los que no piensan como él
de modo violento tanto verbal como físicamente.
Cuando los fundamentalistas fanáticos están
respaldados por el poder del Estado o lo manejan ellos mismos, la cuestión
empeora: empiezan a perseguir, a ir tras sus opositores ideológicos, a los que
creen y piensan de modo distinto a ellos, o si no, los hacen arrestar,
torturar, aprisionar, condenar y hasta ejecutar, si no cambian de ideas, si no
se arrepienten de su modo perverso y sin dios de pensar. Hay casos célebres (Bruno,
Galileo) de esto último dentro del cristianismo católico y muchos más no tan
conocidos registrados por la Inquisición en Europa y América, o en el mundo
evangélico (Servet, las brujas de Salem). Por lo tanto, los fundamentalistas religiosos
necesitan del poder secular para reafirmar y defender sus creencias, las que
consideran divinamente ciertas.
Pero también hay fundamentalismos políticos en
el sentido de que los seguidores de determinada ideología del poder crean que
la suya es la más perfecta y acabada y, de ese modo, es incuestionable: sea la comunista
o la neoliberal.
Tanto los fundamentalistas religiosos como los
políticos pueden verse a sí mismos como los poseedores de una verdad infalible
y a los que creen en cosas distintas a ellos, consideran que están equivocados,
engañados o, peor, son engendros del mal y, por lo tanto, dañinos. Los miembros
de ambos tipos de fundamentalistas refuerzan sus creencias al estar en contacto
con otros correligionarios.
El fundamentalismo está contra el bien común
pues busca homogenizar la sociedad en un único sentido: el que cree verdadero, pero
que es en verdad mítico.
Pero también el fundamentalismo, sobre todo el
musulmán, ha ocasionado miedo e inseguridad en Occidente provocando nuevas
intolerancias religiosas: prohibición del uso público de la burca y el nicab
musulmanes, prendas de vestir que cubren el cuerpo y la cara, o solo la cabeza
y la cara menos los ojos, respectivamente, y de modo específico en Francia,
Bélgica, Austria y Dinamarca, o la prohibición solamente para las trabajadoras
del Estado que tienen relación con el público en Alemania, o en todas las
oficinas estatales de Holanda.
Causas del
fundamentalismo
Entre las causas del fundamentalismo están: el
lavado cerebral desde la más tierna infancia, la enseñanza de una sola religión
en las escuelas, la ignorancia, la falta de pensamiento crítico, las carencias
materiales y culturales como la necesidad de identificarse con un grupo. Aunado
al rechazo de la modernidad con su relativización de los valores incluyendo lo
bueno y verdadero, y su ausencia de absolutos como dios mismo.
Los padres pueden sembrar y perpetuar el
fundamentalismo religioso en sus hijos al no exponerlos a otros puntos de vista
y otras religiones. La escuela también puede hacer lo suyo al enseñar a los
alumnos una sola religión, como si no existieran otras.
Muchas veces las personas de mente estrecha, iletradas
o de escasa educación, de baja condición socioeconómica y simplistas pueden ser
víctimas fáciles de fundamentalistas fanáticos que no necesariamente serán de
su mismo status. Hay quienes carecen de los medios y las capacidades
intelectuales para discernir y distinguir las ideas oscurantistas de las
ilustradas. Es peor si el sistema educativo del país no enseña a los niños y
jóvenes a pensar críticamente.
En busca de gente que les pueda ayudar en sus
necesidades materiales o para no sentirse marginados y rezagados, por lo
general, muchos buscan integrarse e identificarse con un grupo y, con
frecuencia, lo encuentran en uno de tipo fundamentalista De ese modo las creencias fundamentalistas les
dan a sus seguidores un marco de orientación y devoción a sus seguidores, una
filosofía unificadora de la vida, un sentido de coherencia y un significado
(propósito, valores, eficacia y autoestima), a sus vidas así como trascendencia en alguna forma de vida
eterna.
No abundan los fundamentalistas religiosos
donde prima la educación científica y la sociedad de bienestar. Pero una
excepción notoria son los EE.UU. donde existen muchos grupos evangélicos
fundamentalistas. Además, también diversos casos de masacres han sido
perpetrados por supremacistas blancos ahí mismo, o en países desarrollados como
Noruega y Nueva Zelanda, en nombre de la civilización occidental y cristiana.
¿Cómo
prevenir el fundamentalismo religioso?
Básicamente con la existencia de un Estado
laico que no favorezca a ninguna religión o punto de vista no creyente, pero sí
el conocimiento. De ese modo, en las escuelas públicas no se lavará el cerebro
de los niños y adolescentes.
Una buena educación centrada en valores como la
equidad, la justicia y la libertad, así como en las humanidades y las ciencias
fomentará visiones del mundo realistas y democráticas donde se acepte y
comprenda las diferencias de todo tipo.
Ahora bien, en los países donde el Estado laico
moderno aún es un proyecto político, los librepensadores organizados deben
promover el pensamiento crítico a través de diversas actividades culturales y
educativas públicas (como video-foros, debates, seminarios, talleres, etc.) o
por internet especialmente orientadas al público infantil y juvenil, cuyos
miembros serán los ciudadanos del mañana.
Conclusiones
El fundamentalismo:
-no es un fenómeno exclusivo de nuestro tiempo
ni de una cultura o clase social en particular, pero crece mucho más en
seguidores mientras más iletrados y pobres sean.
-está latente en cualquier religión o ideología
política.
-promueve formas conservadoras o arcaicas de
pensar y de actuar.
-es intolerante con formas liberales o
modernistas de pensar y de actuar.
-necesita del poder político para defenderse de
sus supuestos enemigos.
-tiende a expresarse de forma violenta tanto
psicológica como físicamente.
-es una traba para el conocimiento científico y
el cambio social.
-no crece fácilmente donde hay avance
científico y sociedad de bienestar (salvo que haya una tradición religiosa
fuerte).
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