sábado, 29 de febrero de 2020

“VENDRÁ COMO LADRÓN EN LA NOCHE…”

EL FIN DEL MUNDO COMO IDEOLOGÍA
Dora Vidal Alva, Docente (cesante) de Filosofía, Universidad Nacional Mayor de San Marcos



En la Biblia se nos dice que cuando a Jesús le preguntaron cuándo sería el final de los tiempos,  Él contestó con la frase que titulo el presente comentario. Al respecto, en la actualidad, venimos siendo bombardeados por todos los medios de comunicación, eventos, conferencias, en base a coincidencias proféticas de diversas épocas y culturas acerca del fin del mundo, así como también de ciertos datos tomados de las ciencias naturales y sociales. Se habla de “señales”, de acontecimientos planetarios e interplanetarios que causarían grandes hecatombes sociales, climatológicas, terremotos, cataclismos de grandes dimensiones y hasta del fin indefectible de nuestra madre tierra, problemas sociales, generalización de la violencia en el mundo, nacimiento de seres monstruosos, etc., anunciando el apocalipsis. En el caso del Perú se hablado de un país ubicado en una zona altamente sísmica, con ocasión del terremoto en México y en Japón y del fenómeno de las inundaciones o huaicos donde también se tendió a crear el pánico cuando en casi toda la costa del Perú se manifestaba la naturaleza feroz e incontenible llevándose todo lo que encontraba a su paso: casas, seres humanos, animales, plantaciones, etc. Asimismo, se habló de nubes “apocalípticas” por las manifestaciones nada comunes de grandes nubosidades susceptibles de ser interpretadas de diferentes formas que acompañaban a estos fenómenos con lluvias torrenciales. 
El rumor, que está tomando fuerza conforme la fecha se aproxima, está generando grandes proporciones de inquietud, zozobra, miedo y así también,  en muchos casos, podría producir intensas manifestaciones emocionales tales como insomnio, angustia, enturbiamiento del funcionamiento normal de las facultades mentales, falta de concentración, etc., especialmente en los niveles sociales culturalmente no bien informados que son los más sensibles y cuyas condiciones económicas no permiten un mayor uso de la reflexión acerca de la Historia de la Tierra como la historia del Perú, como también de las Ciencias Naturales sobre hechos similares ocurridos en otras épocas y que continúan ocurriendo en mayor o menor intensidad.
No se puede poner en duda que existen informaciones científicas provenientes de las ciencias sociales como el aumento de la violencia donde es necesario también ir a las causas (o causantes) que las originan factibles de ser solucionados por aquellos que, precisamente, las están creando: ciertos sectores de la población global indiferentes al peligro de la cobertura de las necesidades básicas como el hambre, la vivienda, el trabajo.
Desde las ciencias naturales se nos informa del calentamiento global y los cambios climatológicos producto de la depredación ciega, sorda y muda que están influyendo en la naturaleza como el inicio de un proceso de descongelamiento del globo terrestre, entre otros. Sabemos por los testimonios de las investigaciones científicas que la morfología de la tierra no siempre ha sido la misma, ha habido grandes y pequeños cambios. Por ejemplo, hubo un mar interior que atravesaba Sudamérica y desde ese mar surgió la Cordillera de los Andes; son testigos de esta hecatombe los restos marinos que se han encontrado adheridos en sus inmensas cadenas de montañas; lo mismo se puede decir que el desierto de Sahara fue antes un mar interior. Se ve claramente que el río Marañón en el Perú se abre paso por una gran grieta que se produjo en algún momento de la historia de la tierra. Y así, se podría enumerar grandes descubrimientos que testimonian que (a nivel interplanetario) sucedieron grandes cambios que la historia de los hombres no consigna, pero que pueden leerse en los rastros dejados por ellos.
Las ciencias de la tierra no tienen todavía una respuesta definitiva sobre el diagnóstico de terremotos y hecatombes como las inundaciones; esto es fijar fechas, horas, en los que van a ocurrir. En estos últimos acontecimientos se ha conocido que se ha podido saber de un terremoto tan sólo segundos antes, que ya es un buen avance. Pero este avance no autoriza a nadie predecir un fenómeno de éstos un día, o una hora antes como las supuestas “predicciones” (mes de setiembre pasado).
Sin embargo, tampoco se puede negar el poder impactante de los medios de comunicación escrita y radiotelevisiva;  cuyos titulares y contenidos  no se dejan a la casualidad sino más bien, que éstos siempre apuntan a crear ciertas condiciones psicológicas que posibiliten llegar a la población que los ve, escucha y lee a impactarse en uno u otro sentido creando un clima emocional colectivo que la conduzca a determinados comportamientos ¿deseados?, ¿tal vez queridos?, ¿tal vez planificados de un modo siniestro en el caso que se comenta? ¿Quiénes están interesados en crear este terrorismo psicológico y vaciante de nuestro  propio ser y convertirnos en muertos andantes porque el pánico paralizante no nos permita siquiera pensar? ¿Quiénes quieren matar el espíritu de un pueblo que está abriéndose horizontes mejores a puro esfuerzo y entusiasmo?
Por todo ello, invito al público lector, a reflexionar juntos sobre los acontecimientos a que se hace referencia acerca  del rumor del “fin del mundo” son sólo eso: sólo  rumores intencionalmente estructurados, que aparenta una base de cientificidad, es decir es un psicosocial, Es una ideología (conciencia falsa) de ahí lo peligroso e irresponsable y que, si se continúa  con este vocerío que viene desde diferentes campos de la superestructura social y a nivel mundial, puede llegar a cundir el pánico generalizado con consecuencias desconocidas y hasta contradictorias de los resultados que quieren conseguir los que lo difunden, es decir, la violencia generalizada en reacción contra los responsables de la ideología  del “fin del mundo en el 2012” en agosto, en setiembre del 2017, en fin del mundo a “a gusto del cliente”.
¿No será necesario, más bien, aunar nuestras voces de protesta a los “indignados” de la tierra, contra los responsables de las soluciones, por aquellos que originan la mayoría de los problemas señalados como apocalípticos?

MI PROPUESTA ES:
1. PREVENCIÓN. Tener presente las medidas básicas de urgencia que circulan en todos los medios de comunicación
2. CONFIANZA. Si es un problema que puedes solucionar, entonces ¿por qué te preocupas? “Si no lo puedes solucionar, entonces por qué te preocupas” (proverbio chino que encierra una sabiduría milenaria).
3. ¡VIVAMOS PROFUNDAMENTE, CON TODO NUESTRO SER, CON TODAS NUESTRAS ENERGÍAS ESTE MOMENTO, AQUÍ Y AHORA, EL MAÑANA SERÁ PRODUCTO DEL AHORA!, o en todo caso, no lo sabemos. Pablo  de Tarso, decía que ni el paso siguiente que des te pertenece.
No sigamos a los agoreros de todo pelaje que continúan manipulándonos y en un acto de confianza, y profundo amor por nosotros mismos como para no permitir que otros manipulen nuestra subjetividad, tomemos las riendas de nuestro propio ser: nadie puede quitarnos el derecho a ser felices, a no ser que nosotros mismos se los permitamos y, sobre el psicosocial del “fin del mundo” pensemos como el Nazareno, aquél que murió en la Cruz:
VENDRÁ COMO LADRÓN EN LA NOCHE”, es decir, sin anunciarse.
Por lo menos, hasta el presente, como se ha señalado antes, existen ciertos avances en las investigaciones científicas al respecto y seguramente en algún momento futuro podremos saber más aun sobre estos fenómenos tan mortíferos que dejan a su paso desgracia y muerte por donde pasan.

Octubre del 2017


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