Metafísica, Idealismo y Materialismo. Lima: Ediciones de Filosofía Aplicada, 2004, 206 pp.
Finger Hiorth o El idealismo de un
“materialista” (*)
por Aurelio Miní Sánchez (**)
Las siguientes reflexiones, son extractos de un estudio más amplio --aún en preparación-- titulado provisionalmente: "La "Clandestinidad" de la Metafísica, ¿se manifiesta en el Material-"ismo" bajo la forma de una "Gnosis in-vertida"?"
0. Preguntas afirmativas y “Respuestas” interrogativas:
Algunas
Observaciones previas a partir del Título de la Presentación en el Programa:
0.1.
¿Qué es Metafísica?
No es una pregunta más --entre otras-- es LA pregunta de la Filosofía y
debe permanecer siempre abierta en lugar de cerrarse en torno a respuestas
parciales y necesariamente in-completas que --de manera abstracta y, por ello mismo, falaz-- son presentadas como “soluciones” desde fuera del pensamiento especulativo
por ideologías político-religiosas.
Paradoja: Preguntas
y... ¿Respuestas? - En el ámbito ideológico (léase: político-religioso) las
“preguntas” suelen tener un carácter afirmativo
en permanente busca de confirmación. Desde este punto de vista, “la
filosofía”, “el pensamiento”, debe “servir” para “apuntalar” y fundamentar
“racionalmente” aquellas ideas de las que los supuestamente interrogantes ya
están convencidos ANTES y sin necesidad de semejantes “pruebas”... En el Medioevo,
esta concepción utilitarista se sintetizó en la consigna: “Philosophia,
ancilla theologiae” y para el siglo XX, dentro del contexto de las nuevas
“Escolásticas Políticas”, habría sólo que modificarla ligeramente diciendo:
“Philosophia, ancilla ideologiae”. En ambos casos, esa “reducción” a la
Religión o a la Política no es más que el Final de la Filosofía y el Comienzo
de la Theo-Logía al nivel del pensamiento y de la Theo-Cracia al nivel de la
Realidad. A diferencia de
ello, en la Filosofía, las “respuestas” tienen, más bien, un exasperante
carácter interrogativo que elude las “definiciones” y las confesionales
“tomas de posición”... que tanto emocionan a los auditorios conformados por
los creyentes o simpatizantes de una “causa”... |
0.2.
Metafísica es Onto-Theo-Lógica
El término de origen heideggeriano
“Onto-Theo-Lógica” me parece que da cuenta --de una manera descriptiva más
precisa-- del carácter de Estructura “entrelazada” de la Metafísica.
El platónico Aristóteles, en
su formulación canónica del triple principio lógico (Identidad, No Contradicción y Tercio Excluído) que también
tiene una “traducción” ontológica en
la prestigiosa idea de que no se puede ir hasta el infinito en la cadena de las
causas y que, necesariamente, hay que detenerse en algún momento y asumir una
de ellas como la primera y, por ello, tiene que ser NO causada y, una vez encontrada,
esa Primera Causa debe ser necesariamente
concebida como “dios” (théos).
De acuerdo con esto, la “teología”
entra en la filosofía NO con el Cristianismo sino que está presente ya desde su
misma “Acta de Constitución” (firmada por Platón y Aristóteles) y puesta como
un elemento clave por sus propios fundadores.
Tanto el Idealismo como el
Materialismo presuponen esta estructura onto-theo-lógica como su fundamento. Es
por esa razón que ambos están tan preocupados por dejar bien establecido cuál es ese Primer Principio: el
espíritu o la materia, de acuerdo con una decisión político-religiosa
previamente tomada...
La afirmación de Engels
--asumida aquí por Hiorth como hilo conductor-- adquiere recién aquí --a nivel
teológico-- su plena validez. No implica, entonces, una crítica de los
fundamentos estructurales onto-theo-lógicos sobre los que se apoya el
“materialismo” (o el “idealismo”)
0.3.
Idealismo “vs.” Materialismo
Idealismo y Materialismo han sido tradicionalmente
las “respuestas” --supuestamente opuestas y antagónicas-- a la pregunta de la
Filosofía; de allí el énfasis en la confrontación implícito en el “versus”
intermedio que hace perder de vista el suelo común que da fundamento a
ambas posiciones y que también está en la base de otras contraposiciones igualmente
tradicionales como: “Mito y Logos”, "Razón y Fe", “Religión y
Ciencia”, “Racionalidad e Irracionalidad”, etc. La polémica, la “guerra” entre
posiciones, es en apariencia más dinámica. Pero lo que alimenta ese
dinamismo es, precísamente, el factum
brutum de una Realidad irreductible a todos los esquemas con que los
“teóricos” pretenden enclaustrar a la práctica.
0.4.
Hiorth seguidor de Engels, o de como el primer paso termina siendo el último.
La primera impresión, de la que es casi imposible liberarse luego, es la
de que este libro es una mera selección de reseñas de libros. Los
planteamientos propios, aunque son escasos y están dispersos, son formulados de
manera simple pero enfática; como los de cualquier otro creyente en una “idea”.
El libro empieza de una manera análoga a muchos otros “manuales” o
“introducciones”:
Este libro es una introducción a
temas como metafísica, idealismo y materialismo. Además de ser introductorio en
tales materias, la presente obra también es un manual de metafísica, idealismo y materialismo. Define estos
conceptos y esboza la historia de estos temas. Esto se hace desde el capítulo 1
en adelante. (Hiorth.Prefacio)
Pero, ya desde el comienzo, “sella su
destino” cuando asume –a mi juicio, inercialmente-- como válidas las
afirmaciones del “credo” materialista y; como veremos, no se puede ir muy lejos partiendo de esta distinción (tan
arbitraria como cualquier otra) como supuestamente esencial sin tener que pedir
luego auxilio al “corazón”...:
“Según Friedrich Engels, quien en
1888 publicó el libro Ludwig Feuerbach
und der Ausgang der klassischen Deutschen Philosophie (Ludwig Feuerbach y
el fin de filosofía clásica alemana), hay sólo dos alternativas filosóficas
básicas, a saber: idealismo y materialismo.” (Hiorth.Prefacio)
Este punto de partida dogmático
será, como tendremos ocasión de ver, fuente inagotable de paradojas
provenientes del “choque” entre el Mito
ideológico materialista
acerca de la naturaleza del pensamiento y la Realidad del pensamiento especulativo
ocasionado básicamente por la preeminencia del criterio “pragmático” sobre el
especulativo:
“Lenin aceptó esta división en su libro Materialismo y empirio-criticismo que primero fue publicado en ruso
en 1909. Allí Lenin ofrece una teoría «materialista» del conocimiento y un
análisis del concepto de materia. El libro es en gran parte polémico y motivado
más por las necesidades prácticas que por el deseo de reflexión filosófica.”
(Hiorth.Prefacio)
La distinción-oposición
propuesta arbitrariamente y asumida acríticamente no puede llevarlo más que a
su propia auto-aniquilación filosófica. Seguiremos en nuestro comentario el esquema planteado por el propio
autor: Metafísica – Idealismo - Materialismo
1. Metafísica: De la
“cruel verdad” a las “locas ilusiones” o...
Si la Realidad nos está diciendo algo; seamos
“científicos”, ¡hagámosle caso!
Los
primeros indicios de lo que aquí llamamos “idealismo”, es decir, la negación o
no-aceptación del mundo real “tal como es”; se muestran muy pronto:
“Si se juzga a partir de las
introducciones a la metafísica, muchos autores no se interesan en
la metafísica particularmente en la distinción entre idealismo y
materialismo. A pesar de eso, como hemos visto, Engels, Lenin y otros
marxistas ha dado gran importancia a esta distinción. Tales marxistas
han argumentado que hay dos y sólo dos alternativas filosóficas
fundamentales y opuestas, a saber: idealismo y materialismo.
En
mi opinión la distinción entre idealismo y materialismo es
principalmente una distinción metafísica
aunque Engels y Lenin querían extenderla a toda la filosofía. Sin embargo, la evidencia que hemos
presentado indica que los filósofos profesionales por lo común no
le han dado ninguna gran importancia a la distinción entre
idealismo y materialismo, y en ninguno de los casos que hemos visto, la gran
importancia que Engels y Lenin le atribuyeron a esa distinción.”
(Hiorth.Prefacio)
Dejando de lado --en mi opinión,
inteligentemente-- la fácil excusa de la “conspiración” de los filósofos
“profesionales” o “académicos” en contra de la “filosofía” materialista, Hiorth
da una posible explicación de la paradoja encontrada:
“La tendencia anti-metafísica que
podemos hallar en la historia de la filosofía, particularmente desde el
tiempo de la Ilustración en adelante, puede haber contribuido con reducir
la popularidad del idealismo y el materialismo.” (Hiorth.Prefacio)
Es
decir, el asunto parece reducirse a un asunto de “mala publicidad” que ha
llevado a una drástica reducción de la “popularidad” de la distinción propuesta
como esencial. Eso, suponiendo que el criterio de la difusión de una
idea, de su “popularidad”, sea un índice de su justeza.
Este
punto de vista interpretativo determina el “destino” de la obra y lo inscribe
finalmente en el género “confesional” (la expresión de las convicciones
más íntimas...): un “catecismo”
orientado a “convencer a los que ya están convencidos”, a una feligresía necesitada de re-forzar
periódicamente sus creencias (como aquellos que van a misa todas las semanas a
pesar de que “ya la han visto”...).
2. Idealismo: La
terquedad como “método”
La
2da Parte “ex-pone”, esto es, pone
al descubierto justamente por qué esa distinción conductora entre idealismo y
materialismo no es relevante y también por qué debería serlo. De acuerdo con su punto de partida
“confesional”, Hiorth considera que sólo la distinción entre idealismo y
materialismo propuesta como esencial por el punto de vista materialista acerca
del mundo es capaz de dar una “visión” total acerca de él:
En este capítulo veremos con mayor detalle
el idealismo. Aunque muchos escritores sobre metafísica no han prestado
mucha atención a la distinción entre idealismo y materialismo, en mi opinión ésta permanece
importante para aquellos que quieren tener una visión del mundo
completamente pensada. (2.
Idealismo Pág. 38)
Sólo pueden
tener “tener una visión del mundo completamente pensada” aquellos que
“profesan” una concepción materialista del mundo, es decir, los seguidores del
gran “Gurú” de turno; en este caso, Engels, ...
Lo único que su opinión ha hecho aquí “visible” es el rasgo distintivo de
toda creencia o ideología: la “objeción” de la Realidad no sólo no es lo suficiente relevante
como para cuestionar el propio punto de vista sino que, muchas veces de manera
paradójica, se convierte precísamente en la “razón” por la que hay que
afirmarse en lo “pensado”, soñado y anhelado aún en contra de los hechos...[1]
Si la realidad lo contradice, ¿no
debería Hiorth --más como científico que como materialista-- aceptar esta evidencia
como firme punto de partida para construír sobre él futuros desarrollos en
lugar de jugarse una apuesta pascaliana y contra-fáctica?
¿Por qué no acepta esto entonces y se
resiste?
-
Porque hay ya tomada una decisión previa
a toda comprobación de hecho y NO necesitada de ésta; es decir, una
decisión ideológica, NO científica...
A
propósito de una cita del filósofo Walsh, Hiorth dice:
Puede ser discutido si sólo
«pensadores secundarios» han defendido el materialismo. Entre aquellos que han
defendido el materialismo podemos mencionar a pensadores como Jean Meslier,
Diderot y Holbach de la Ilustración francesa. Jean Meslier ciertamente no es
ningún pensador mayor, pero tanto de Diderot y Holbach se puede decir
correctamente que son pensadores importantes, y de estos dos Holbach ha sido en
algún grado, en mi opinión, a menudo subestimado.
Además, Marx, Engels, Lenin y otros
marxistas han defendido el materialismo. Sería equivocado decir que todos ellos
ha sido «pensadores secundarios». De hecho, en el pensamiento social
contemporáneo, el marxismo ha sido muy influyente.
Debemos ser también conscientes que el
materialismo a menudo ha sido defendido, no tanto por filósofos
profesionales o personas que principalmente son conocidas como filósofos, sino por
científicos con una inclinación filosófica. En el siglo XIX podemos
mencionar bajo de este encabezamiento a científicos alemanes como Carl Vogt
(1817-1895), Jacob Moleschott (1822-1893) y Ludwig Büchner (1824-1899).
(...)
Filósofos y otro escritores han expresado
a menudo comentarios desacreditantes acerca del idealismo o el materialismo.
Tales comentarios indican que tanto al idealismo y el materialismo ha sido
tenidos en desprecio, pero por supuesto por personas diferentes. El hecho
que las palabras «idealismo» y «materialismo» a menudo se han usado en un
sentido desacreditante, ha tenido el resultado que muchas personas no usan
estas palabras acerca de ellas mismas. (...)
(Hiorth, 1. ¿Qué es la
metafísica?. p 36)
Paradoja: 1.
Los filósofos de “primera línea”
no han dado mucha
importancia a la distinción Idealismo-Materialismo. Los materialistas
–incluídos los marxistas- se han apoyado en filósofos no tan importantes como
Demócrito.
2.
El hecho de que el marxismo
como ideología haya tenido efectos importantes sobre la
realidad política y el pensamiento social no ha hecho que el materialismo
sea una doctrina metafísicamente relevante.
|
Si ya son pocos los científicos
que se encomiendan a Dios todopoderoso antes de empezar sus labores, aún son
menos aquellos que se preocupan por asegurar sus fundamentos ontológicos,
por establecer la preeminencia del principio materialista sobre el idealista o,
en general, la preeminencia de cualquier principio metafísico como “condición” sine qua non de su praxis científica...
Si las ciencias modernas --precísamente
porque ya no son antiguas-- no dependen para el conocimiento
de una fundamentación previa en un
Principio Primero, sea ideal o material, ni siquiera a nivel de una
“postulación”, entonces, ¿por qué se hace “platónico-aristotélicamente”
necesario que la “materia” sea establecida como “Primer Principio” fundante de
una ontología “materialista” alternativa a la ontología idealista?
Epistemológicamente, el establecimiento
del concepto metafísico de “materia” NO es in-dispensable para el desarrollo de
la ciencia moderna pero sí para la consolidación de una "visión del
mundo" supuestamente alternativa que se postula como in-compatible con las
concepciones del mundo vigentes dependientes básicamente de la matriz del Cristianismo.
Paradójicamente, la distinción “Idealismo –
Materialismo” en Metafísica, NO es relevante al nivel de la Realidad, esto es,
de la Materia... Sólo es relevante a nivel de la Mente, es decir, a nivel
IDEAL...
Pregunta “ingenua”: -
¿Por qué se hace necesario que la “materia” sea establecida como “Primer
Principio” fundante de una ontología material-“ista” alternativa a la ontología
idealista?
Respuesta no tan “ingenua”: -
Porque lo que se está negando sólo es el carácter del principio, no la estructura
(¡la “Matrix”!) dentro de la cual es necesario que haya un "Primer Principio": sea este "ideal"
o "material"
Paradoja: Asumir desde el
inicio la tesis de Engels convierte la primera parte de su investigación en
una subida al Gólgota con azotes y agonía incluídos pues Hiorth no puede
evitar constatar que su punto de partida interpretativo NO es confirmado por la realidad objetiva
a. la distinción entre idealismo y materialismo, objetivamente, no es determinante para
aquellos que se dedican profesionalmente al pensamiento especulativo
b. pero a Hiorth le parece
subjetivamente que debería serlo:
Sobre el suelo de esta afirmación voluntarista y contra-fáctica es que
se construye toda la 3ra parte del
libro. |
3. Materialismo(s): ¿Variaciones
sobre temas “idealistas”?
3.1. El materialismo (dialéctico de Hiorth) como
in-versión de la Gnosis antigua
3.1.1. “Voluntarismo”
Definiciones
y breve historia del materialismo
Este capítulo no está sólo consagrado al
estudio del materialismo sino también a tendencias relacionadas como el naturalismo
y el fisicalismo. Estas tres tendencias no siempre tienen algún lugar
central en la metafísica, pero en mi opinión deben tener un lugar importante en la metafísica
moderna, y más generalmente, en la filosofía del moderna. Las tres tendencias
tienen una larga historia, particularmente en forma de materialismo. (2. El
Materialismo Pág. 60)
Por
eso es que sólo puede expresarse subjetivamente
como convicción íntima
(irrefutable por definición), como deseo,
lo cual normalmente se traduce gramaticalmente en el uso del Potencial, es
decir, el modo de la irrealidad:
“no tienen, pero deberían tener...”
Muchas veces, el uso del modo de la
realidad, del Indicativo (“deben”) es sólo una proyección de la voluntad
que “da por hecho” aquello que es sólo deseo, encubriendo lingüísticamente con
el manto de la realidad aquello que es sólo ilusión...en eso consiste el
carácter
ideo-lógico “idealista” de este punto de partida...
3.1.2. “A-Theísmo”
El así llamado “A-Theísmo” moderno es sólo
una “arista” de esta general in-versión material-“ista” de la Gnosis antigua:
Los “Hijos de la Luz” son ahora, paradójica e in-versamente, los
Material-“istas” a-theos, los negadores del Principio Opuesto (y/o “Anterior”)
de la misma “MATRIX”...
Las tres tendencias están hoy día
estrechamente relacionadas con el ateísmo. Comúnmente, hoy día
materialistas, naturalistas y fisicalistas también son ateos, pero los ateos no
son necesariamente materialistas, naturalistas o fisicalistas.
A veces incluso personas bien educadas confunden
el ateísmo y el materialismo y los igualan. Actualmente los
materialistas son casi siempre ateos, pero estos no siempre son aquéllos. Pero
esto no ha sido siempre el caso. (2. El Materialismo Pág. 60)
La
In-consciencia de algunos “A-theísmos”
Se consideran ateísmo y materialismo a
menudo como conceptos relacionados estrechamente. Pero a decir verdad,
las relaciones entre ateísmo y materialismo son bastante complicadas. Es el
propósito de este capítulo aclarar la relación entre ambos enfocándose en el
materialismo. (2. El Materialismo Pág. 60)
Sólo postulando el
carácter esencialmente “ideal” de la “ideología” (¡esta evidente “perogrullada”
es lo que hace “imposible” ver algunas cosas!) se puede entender cómo algunas
direcciones “consecuentes” del “materialismo dialéctico” in-conscientemente (es
decir, sin saber por qué) terminan considerando (en mi opinión, correctamente)
al Cristianismo como el “enemigo principal” en lugar del Capitalismo
Esto, que a primera vista parece una
“des-viación” y un des-acierto, es lo más significativo: Pues, ¿Qué es
lo que en realidad está “en juego”? ¿El cambio del Mundo (Real) o
el cambio de la Concepción del Mundo (que, ¡también es Real!)?
¿Qué es lo que se quiere
“transformar” o, habría que decir mejor: sustituír? La furia
destructiva, el odio “racional” de muchos creyentes --llamados ahora: “revolucionarios”-- sólo se
explica porque están compitiendo por lo mismo, por el dominio ideológico (aquello que antes se
denominaba “espiritual” o, si no se quiere dejar espacio al “espiritualismo”, mental
...)
¿Qué es lo que --a fin de cuentas--
se critica?: ¿Por qué la “gente” (el pueblo, las masas, etc.) cree en las mentiras
(in-fundadas en mitos) de los cristianos y no en nuestras verdades
basadas en la Ciencia?
3.2. El materialismo (científico de Bunge) como
in-versión de la Onto-Theo-Lógica de Platón-Aristóteles
En primer, lugar, Bunge rompe con la conexión
aparentemente indisoluble entre materialismo y dialéctica:
“En
resumen, el materialismo siempre ha sido dinamicista, aunque sólo
ocasionalmente dialéctico. La tesis de la pasividad de la materia es
típicamente idealista.”[2]
básicamente porque considera a ésta última
como un elemento metafísico, esto es, no científico. Bunge no
puede menos que observar el carácter “ambiguo” y “confuso” (esto es, sospechoso de estar “contaminado”
con metafísica) del componente “dialéctico”:
“(...)
Proponemos la tesis de que la ontología dialéctica tiene un núcleo
plausible rodeado de una niebla mística. (...)”[3]
Esta “ambigüedad” proviene, en última
instancia, de su carácter metafísico de origen: el “sistema” idealista de Hegel[4]:
“En
el caso del materialismo dialéctico, la inexactitud proviene de la
componente dialéctica. Pero las obscuridades de la dialéctica merecen
capítulo aparte.”[5]
Bunge tiene toda la razón cuando interpreta –correctamente, en mi
opinión—al materialismo así llamado “dialéctico” como una especie de “dualismo
encubierto”:
“Los
materialistas históricos y los culturales han criticado a los idealistas
culturales y han tratado de demostrar que las circunstancias y actividades
materiales del hombre –a saber, el medio natural, su transformación por el
trabajo y las relaciones sociales que derivan de esta actividad-- determinan
todo lo demás. (Véanse Engels 1878, Harris 1979) En particular, la cultura
intelectual y artística, así como las ideologías de una sociedad, se consideran
como epifenómenos denotados colectivamente como la “superestructura” (ideal)
montada sobre la “infraestructura” (material). De modo, pues, que tanto el
materialismo histórico como el cultural se reducen esencialmente al
determinismo económico. Por cierto que a menudo se afirma que, una vez
formada, la superestructura adquiere un impulso propio y puede reaccionar sobre
la infraestructura. Con todo, ésta sigue siendo considerada como el primer
motor y la superestructura es concebida como inmaterial (ideal), lo que
constituye un caso evidente de dualismo psicofísico.
El materialismo histórico y el
materialismo cultural son materialistas a medias porque incluyen la
dualidad materia-espíritu. Además, no pueden explicar / las interacciones
entre la cultura de una sociedad y los demás subsistemas de la misma. Lo
primero es obvio aunque no parece haber sido advertido: para un materialista
consecuente no puede existir un ente inmaterial (o ideal) que cabalgue sobre un
ente material. Y la tesis de la primacía absoluta de la economía sobre el resto
se muestra inadecuada cuando se piensa que un cambio social puede iniciarse sea
en la economía, la política o la cultura, y que algunos cambios culturales
–tales como la invención del alfabeto, de la aritmética y de la ciencia—tienen
efectos económicos y políticos revolucionarios.[6]
Todo eso es porque:
“El
epifenomenismo, aunque sostenido a menudo por materialistas, es una
versión del dualismo psicofísico; al igual que éste último, ubica a la
mente más allá de la frontera científica. Sólo nos queda pues el materialismo
emergentista. Pero éste ha sido hasta ahora más un programa que una teoría. En
este capítulo pondremos en práctica el programa, exponiendo el núcleo de una
teoría biológica de la mente, (...)”[7]
El climax de esta crítica de Bunge es una afirmación
consecuente del monismo de la Onto-Theo-Lógica que está en la base y que
es la “matrix” del peculiar modo de pensar occidental; y, en una “solución” que
se parece mucho a la expulsión de la dialéctica del ámbito de la ciencia por
parte de Kant, propone que un materialismo científico que pretenda ser
consecuente y no quiera caer en contradicciones, no puede ser, entonces, “dialéctico”[8]:
“La
idea de que para entender el cambio se necesita una lógica peculiar, sea
la lógica dialéctica o alguna versión de la lógica temporal, porque la lógica
formal es incapaz de comprender el cambio, es una reliquia de la filosofía
antigua. Era justificable hace dos milenios, cuando los seres
humanos no podían formularse preguntas más precisas que `La flecha ¿se mueve o
está en reposo?´, y se empantanaban en el problema de si la flecha en
movimiento estaba o no estaba en un lugar dado en un instante dado. Hoy día
pensamos en grados antes que en opuestos, preguntando en cambio `¿A qué
velocidad se mueve el automóvil respecto del camino?´, y no nos choca la
posible respuesta `El automóvil se mueve con velocidad nula´, que Parménides
habría considerado acaso como contradictoria. Más aún, no tratamos estos
problemas como filosóficos, sino como científicos, y nos hemos acostumbrado
a manejar teorías mutua- / mente incompatibles con ayuda de la misma lógica. En
una palabra, ya no pensamos
dialécticamente, o sea, en términos opuestos y sin distinguir entre la
lógica y las disciplinas fácticas. Por consiguiente, cuando no logramos
entender algún tipo de cambio echamos la culpa a alguna teoría sustantiva, no a
la lógica, que es una de las herramientas empleadas en construir, poner a
prueba y criticar las teorías científicas. Dicho más brevemente, la lógica es a priori.”[9]
En todo caso, la afirmación de los opuestos
no puede ser “real” (sustancial) sino sólo “formal” (aparente) o, como él dice,
“metódica”:
“La
tesis de la unidad de la lógica y de la ontología es posible, e incluso
necesaria, en un sistema idealista, / en el que no puede haber
diferencia entre cosas y constructos excepto que los últimos se suponen
superiores a los primeros. La confusión de Hegel entre lógica y
ontología, tan visible en su Lógica
“grande”, era natural en su sistema. También es natural para un
materialista vulgar o nominalista, porque no admite conceptos, sino tan sólo
sus símbolos materiales, tales como los que se ven en esta hoja de papel. Pero la
lógica siempre será diferente de la ontología para quienquiera que no sea
un idealista o un materialista vulgar. Esto no implica una ontología
dualista mientras a los constructos no se les asigne una existencia
autónoma. Pero sí implica un dualismo metodológico según el cual los
constructos se tratan como si
existieran de por sí. (El ficcionismo vale para las ficciones, no para la
realidad.)”[10]
***
La
lectura del libro de Hiorth no hace más que mostrar, por enésima vez, el
peligro de la ideologización del pensamiento, pues, tratar de mantener un dogma
formulado al margen de los hechos lleva necesariamente a paradojas
in-solubles en las que, más fácil que enfrentar una Realidad que no nos respalda
para nada en nuestros propósitos es postular una ficción, una apuesta y
un "salto mortal"... Sin embargo, la creencia no me parece
algo criticable siempre que tenga conciencia de sí misma y no crea ser otra
cosa.
El propio planteamiento
del dilema entre Materialismo e Idealismo presupone ya una decisión
previa acerca de cuál opuesto es el determinante, con lo cual, no sólo se adelanta la opción
final a favor de uno u otro sino que esta alternativa se revela --en
última instancia-- como sólo aparente, esto es: retórica.
La mayoría de las
oposiciones tradicionales: Razón o Fe, Ciencia o Mito, Evolución o creación,
Espíritu o Materia, etc... tienen un carácter retórico (esto es, aparente),
todas ellas son falsas “elecciones”. En cualquier caso, lo que está en
juego en realidad –por debajo—es el pre-dominio de un punto de vista político o
religioso para los cuales la Filosofía será siempre un mero
instrumento. Ejemplos históricos de
estas “instrumentalizaciones” han sido la Teología por parte del Cristianismo y
las ideologías partidarias de algunos de los más notorios “movimientos”
totalitarios del siglo XX.
El “democratismo
igualitarista” retórico de
muchas ideologías contemporáneas –herencia ideológica del Cristianismo
concebido como “moral de esclavos”-- suele generalmente encubrir un “elitismo
exclusivista” de una “organización” social basada en el conocimiento de
la orto-doxia[11] o doctrina correcta[12] y, de acuerdo con ello, la
interpretación adecuada de los “principios” para cada situación; lo cual, ya
establece una jerarquía entre “conocedores” y practicantes “consecuentes” y
“los demás”...
La Realidad es generalmente
ignorada o deformada y, en cualquier caso, manipulada para que “cuadre” con las
“visiones” a priori que de ella se
postulan dentro de los “sistemas” trans-formadores del Mundo (o de la idea del –Mundo, para ser más
precisos) y que, siempre de acuerdo con esa “visión” previa, ya han asignado un
“lugar” dentro de sí para la Filosofía; para que ésta sea útil también, al igual que todo el resto de lo
existente.... De lo que habría que partir más bien es de la in-utilidad radical
del pensamiento especulativo y del sin-sentido del Mundo y, desde allí, ver
todos esos sentidos prestados por las diversas ideo-logías como mapas
que marcan rutas sobre rollos donde no hay nada escrito...
Habrá que salir en algún
momento de este círculo vicioso, esforzándose por ejercer la in-dependencia y
autonomía del pensamiento especulativo. Es cierto que no es posible separar del
todo aquello que en la Realidad está junto... pero, ya que una división en dos
campos es tan arbitraria como una en tres, prefiero escoger la “tercera
vía”... la del Pensar.
Aquí se está recién
empezando con sólo el aspecto negativo de la crítica: tarea pendiente será la
de hacer una crítica constructiva que deberá consistir en el desarrollo
de teorías fenomenológico-descriptivas --aunque sea a nivel de “modelos”
parciales-- que hagan justicia a los hechos; sin ocupar tanto precioso tiempo
en “deslindes” partidarios o sectarios.
Una perspectiva
fenomenológica tendría que partir de la Realidad fenoménica tal como se
presenta a los sentidos lo cual presupone un no desprecio del mundo real
y la no “superación” de su diversidad dentro de un esquema monista que, a pesar
de postular una supuesta “integración” de los opuestos, a lo más que llega es a
una “reducción”, a una simpli-ficación de la complejidad de lo Real a un
Esquema, a un Arquetipo: de la materia a la Forma, del fenómeno a la Idea...
con lo cual, se termina re-cayendo en el Infierno idealista del cual
supuestamente se quiere escapar...
Si el punto de partida de este libro y,
consecuentemente sus conclusiones, son cuestionadas aquí, entonces, ¿no sirve
para nada? Me quedo con su utilidad como “Ejemplo” de aquello que no hay que hacer:
Los fierros retorcidos de un vehículo
en el fondo de un barranco “sirven” a los otros conductores como recordatorio
de lo que puede pasar si manejan ebrios (Diónysos) y como advertencia para que
tengan a la sobriedad (Apolo) como divisa: La contemplación es “apolínea” y la acción[13] es
“dionisíaca”...
El “compromiso”: implica una
definición-decisión entre el Mito y la Realidad (estos polos nunca son fijos y,
consecuentemente, se establecen en diferentes “lugares” según los casos). En
algún momento de la vida hay que escoger entre ser materialista (o cristiano) y
hacer Filosofía...
Personalmente prefiero que todos
aquellos que se consideren “partidarios de la acción” abandonen lo más pronto
posible el territorio de la mera contemplación teórica llevándose con ellos sus
mitos salvíficos y dejen así el campo más despejado para aquellos que sí
consideramos que el pensamiento especulativo tiene un lugar central
independientemente y al margen de su “aplicación práctica”[14] y,
consecuentemente, estamos en la Resistencia a la instrumentalización del
pensamiento, a todos los caritativos o solidarios intentos de reducirlo
a ser “ayuda para la predicación” y “justificación racional” de una creencia
previamente asumida al margen de los
hechos y, frecuentemente, opuesta a ellos...
Termino recordando la consigna que
Husserl legó a todos aquellos que nos consideramos partidarios de la
“contemplación”:
“Zu den Sachen selbst!”, “¡A las cosas[15]
mismas!”
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(*) Texto de la presentación del libro en el Centro Cultural ADUNI – Martes 19 de Abril de 2005.
(*) Bachiller en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
[1] En el mejor estilo del Credo,
quia absurdum [Creo, porque es absurdo] de Tertuliano
[2] Bunge, Mario. El concepto
contemporáneo de materia. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona:
Editorial Ariel, 1981. p. 12
[3] Bunge, Mario. Crítica de la
dialéctica. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona: Editorial Ariel,
1981. p. 57
[4] Ahora bien, esta “super-síntesis” de Onto-Theo-Lógica y Gnosis en
el siglo XIX, ¿es un nuevo punto de partida? ¿inaugura y “abre” una nueva “matrix” para la época contemporánea?
[5] Bunge, Mario. El materialismo
contemporáneo. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona: Editorial Ariel,
1981. p. 47
[6] Bunge, Mario. El concepto
contemporáneo de materia. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona:
Editorial Ariel, 1981. p. 24-25
[7] Bunge, Mario. Teoría
materialista de la mente. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona:
Editorial Ariel, 1981. p. 98
[8] Cf. Bunge, Mario. Concepción
materialista de la cultura. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona:
Editorial Ariel, 1981. p. 155-187.
[9] Bunge, Mario. El concepto contemporáneo
de materia. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona: Editorial Ariel,
1981. p. 79-80
[10] Bunge, Mario. El concepto
contemporáneo de materia. En: Materialismo y Ciencia. Barcelona:
Editorial Ariel, 1981. p. 78-79
[11] todo lo cual, constituye la herencia ideológica de la
Onto-Theo-Lógica de marca platónico-aristotélica concebida como “moral
aristocrática”
[12] en teoría, pues aun dentro de una meritocracia intelectualista se
puede conseguir “ascender” saltándose algunas de las propias reglas
[13] drama...
[14] ¿Habrá que pronunciar aquí también el solemne: “Extra Omnes!”*? -
*¡Todos (los que no tienen que ver directamente con el Asunto), Fuera!
[15] Lo que signifique aquí “cosas”, será central a la “Tarea del Pensar”...
[16] Copyleft: Permitida la reproducción citando al autor e
indicando la procedencia.
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