Una perspectiva humanista y racionalista de la secularización y del cambio de papel de ésta y de la religión en la sociedad
Kjartan Selnes, Sociólogo de la Asociación Etica Humanista de Noruega
Resumen
El autor explica como en la
economía global los procesos de modernización afectan las sociedades
tradicionales especialmente en el contexto religioso. Además analiza el
fundamentalismo y compara las diferentes perspectivas hacia el establecimiento
de prácticas humanistas seculares en países industrializados y en vías de
desarrollo.
Abstract
The author explains how in
global economy the modernization processes affect traditional societies
especially in the religious context. He also analyzes fundamentalism and
compares the different perspectives towards the establishment of secular
humanists practices in industrial and underdeveloped countries.
La situación
mundial en años recientes ha propiciado un amplio espacio en el cual la
religión es un tema básico para el estudio de las tensiones continuas entre
tradición y modernidad. El resurgimiento del fundamentalismo islámico en las
políticas del Medio Oriente, la aplicación de teologías de la liberación
cristianas a situaciones políticas en América Latina, la intensificación de
asuntos Iglesia-Estado en los Estados Unidos, la tragedia iraní de dictaduras
religiosas y terrorismo, las confrontaciones hindú-islámicas en India, los
escalofriantes sucesos de horror en la ex Yugoslavia, en fin todos estos hechos
ejemplifican la interrelación de la religión y la vida política y económica de
las sociedades modernas o en vías de modernización. Aunque la situación de las
religiones y su desarrollo son bastante diferentes en las diversas sociedades y
culturas, es necesario mirar más allá de una determinada sociedad para entender
el gran impacto de la modernización relacionada con los cambios sociales. Las
interdependencias globales de las sociedades altera dramáticamente tanto sus
mecanismos internos como las formas en las cuales se relacionan unas con otras.
La situación de la interdependencia global resulta de los procesos a través de
los cuales todo el mundo ha llegado a ser parte de un sistema económico y
científico-tecnológico.
Mientras en un pasado no muy
distante la mayor parte de la actividad económica era local o regional, esta
situación de interdependencia económica ha venido abarcando a todas las
sociedades, continentes y últimamente al mundo entero.
Esta visión de una situación
económica global es difícil de imaginar.
Esto significa que
decisiones tomadas en lugares distantes por gente poderosa desconocida afecta
en muchos aspectos la situación económica cotidiana de uno. En las sociedades
tradicionales la mayoría de las relaciones económicas se dan en la comunidad y
las transacciones son cara a cara: producción, compra y venta de todo lo que
uno necesita se establecen en la comunidad inmediata.
Las personas de los países
en desarrollo del Tercer Mundo tienen una experiencia muy específica en esta
interdependencia económica global. Sus economías se desarrollaron inicialmente
como colonias de las naciones del Primer Mundo y el legado colonial,
frecuentemente, hace muy difícil la independencia económica, social y política.
Más aún, los países en desarrollo son, casi siempre, totalmente dependientes de
los poderes económicos internacionales para sus mercados, préstamos para su
desarrollo y tecnología importada. Normalmente estos países tienen pocos
productos de exportación (normalmente recursos naturales, como minerales o unos
pocos productos agrícolas cosechados a gran escala), no pudiendo (ellos)
ponerles sus propios precios para su venta en la economía internacional.
«Desarrollo» en estos
contextos frecuentemente significa sólo que los países del Tercer Mundo permitan
que las corporaciones multinacionales construyan fábricas, extraigan recursos
naturales y paguen impuestos reducidos a cambio de dar empleo a un cierto
número de trabajadores no capacitados o semi-capacitados. La fragilidad y la
unilateralidad de este tipo de «desarrollo» está ligada a una total dependencia
sobre una vasta economía mundial en la cual los países en desarrollo casi no
tienen o no tienen apuntalamiento económico.
No sólo son consideraciones
económicas las que inciden en esta visión global, sino también los aspectos
políticos influyen en las estrategias mundiales. Los políticos (y
consecuentemente decisiones militares) de un país están conectados muy
estrechamente con su posición en la economía mundial y sus relaciones
económicas con otros países en esa economía. Esta conexión no es algo simple,
pues las corporaciones multinacionales normalmente abarcan varias agencias
gubernamentales y no necesariamente tienen que ser leales a alguna de ellas.
Bueno, pero ¿dónde están las
tradiciones religiosas y culturales en esta semblanza?
En general, la historia
reciente sugiere que las sociedades nacionales llegan a ser más fuertes por sus
culturas religiosas y tradiciones que por su estructura económica y de poder
cuando devienen en interdependientes a un nivel global. Cuando esto sucede, el
miedo de perder su identidad y la continuidad de sus tradiciones históricas y
socioculturales aparece en diferentes grupos de esas sociedades. El proceso de
modernización desafía los modos tradicionales de hacer las cosas. Por un lado,
la religión es parte del contenido de sus tradiciones culturales, por otro lado
y simultáneamente, es una actividad continua, una productora de símbolos y estructuras
que le dan significado y dirección a la vida de las personas y representa
cierta seguridad y estabilidad confiable ante las confusiones de un cambio. La
modernización es para la religión no sólo un desafío sino también una amenaza.
El papel de la religión en los países en desarrollo es ciertamente complejo.
Muchos países del Tercer Mundo desean un desarrollo económico pero temen ser
culturalmente (así como política y económicamente) rebasados en el proceso de
modernización. Para reafirmar sus distinciones religiosas, esos países en
desarrollo tratan de mantener su identidad cultural. De acuerdo a la
investigación sociológica existen cuatro tipos de respuestas religiosas ante la
modernización:
1. tradicionalismo, el cual
trata de mantener el mito de un ideal pasado y enfatiza la autoridad de
patrones tradicionales; 2. revitalización, el cual trata de regenerar la
tradición introduciendo nuevas aproximaciones a viejos conceptos; 3.
sincretismo, el cual combina nociones tradicionales con nuevos conceptos
(frecuentemente de otras tradiciones culturales); 4. milenarismo, el cual crea
el mito de un ideal futuro, algunas veces combinado con acciones concretas que
desembocan en ese nuevo mundo.
En África, por ejemplo, ha
habido un incremento dramático en el número de nuevas religiones,
caracterizadas por protestas simbólicas y la reafirmación de continuidad con
sus tradiciones culturales. Igualmente, muchos grupos islámicos están
experimentando con varias versiones del Islam que podrían ayudarlos a ser parte
del mundo moderno sin abandonar su herencia cultural.
Para transformar las
sociedades constructivamente -y no menos para transformar las sociedades
tradicionales- es necesario tener un profundo entendimiento de la religión en
su sentido sociológico y cultural. Las religiones han existido en todo tiempo y
en todas las culturas y la ilustradora creencia de que cuando el conocimiento
científico crezca más entonces las creencias religiosas desaparecerán como una
ilusión revelada o una superstición, se ha probado que no es tan simple como
eso.
A continuación señalaré
algunas funciones generales sociales y culturales de las religiones:
1.Paradigmáticamente el
cambio social de las religiones tiende a apoyar al status quo; no obstante, eso
también puede activar y movilizar a la gente como un facilitador de cambios
revolucionarios, aunque normalmente se da para restablecer algún tipo de orden
previo.
Existe inherentemente a la
religión un aspecto conservador. La religión puede evocar un sentido de lo
sagrado precisamente por el respeto de las tradiciones de los creyentes y su
continuidad. Los símbolos religiosos enganchan a los creyentes a través de
experiencias propias con un significado derivado de la tradición del grupo, y
las creencias religiosas tomadas como verdades absolutas construyen una fuerza
vigorosa en contra de nuevos modos de pensar. Las prácticas implantadas por
medio de la tradición como caminos aprobados por dios son altamente resistentes
al cambio. Cuando las fuerzas para el cambio llegan a ser muy fuertes y se ven
como una amenaza, las tendencias absolutistas y fundamentalistas en las
religiones tienden a ser activadas.
2. La religión ha sido,
históricamente, una fuente esencial para legitimar el liderazgo político, esto
debido, en mucho, a las afirmaciones religiosas que conforman una gran base de
autoridad. El prototipo es el profeta o el líder carismático inspirado por
dios. La religión puede ser un instrumento poderoso para reglamentar élites
para crear obediencia y subordinar a la gente, legitimar su posición
privilegiada y justificar diferentes tipos de explotación. La razón esencial
para la efectividad de la religión en estas materias es que las afirmaciones
religiosas de autoridad, insights especiales o conocimiento no
están considerados controlables por la razón crítica y empírica pues (la
religión) está construida en la revelación y otras fuentes irracionales para
sus afirmaciones de conocimiento y de autoridad.
En los procesos de
modernización y del desarrollo racional de las sociedades el cambio más
importante es la organización de la vida social en diferentes sectores, la
diferenciación de las sociedades en campos distintos de actividad gobernadas
por reglas efectivas y valores; por ejemplo, la creación de un sistema de
mercado efectivo, el buen funcionamiento de un sistema legal justo, y demás.
Esto, en ciencias sociales, es llamado diferenciación institucional de la
sociedad y se refiere generalmente a los procesos a través de los cuales las
esferas institucionales en la sociedad llegan a estar separadas unas de otras,
cada una con una ejecución institucional de funciones especializadas. Por
ejemplo, las funciones religiosas son establecidas en instituciones especiales
«religiosas», separadas de otras instituciones como las educativas, las
políticas y las económicas. La imagen contrastante detrás del concepto de
diferenciación es que en sociedades más simples, las creencias, valores y
prácticas de religión influyen directamente en el comportamiento de todas las
esferas de existencia y la religión es difundida en todos los aspectos de la
sociedad. En sociedades diferenciadas las cortes y los sistemas legales, el
control social y el control de todas las desviaciones del comportamiento son
independientes de la religión, también el sistema médico, la definición de
enfermedad y la terapia. La religión llega a ser relegada más y más a la esfera
privada. El deseo de significado y pertenencia del individuo deben ser dados en
la esfera privada.
4.Además de la
diferenciación institucional las sociedades modernas se desarrollan en las
llamadas sociedades plurales y multiculturales en relación a una situación
social en la cual no hay una sola visión del mundo o estilo de vida cultural
que sea un monopolio. El pluralismo afecta enormemente la situación de la
religión en la sociedad. Donde diferentes visiones de la realidad coexisten y
compiten como alternativas posibles, la credibilidad de todo es indeterminada.
La situación plural relativiza las diferentes visiones de la realidad en
competencia y les quita su situación de ser algo que debe darse por descontado.
El impacto de la situación plural es tal que las diferentes visiones de la
realidad en la sociedad compiten por su legitimidad. Ni una sola visión tiene
una legitimidad no disputada como para que una persona expresándola
autoritariamente pueda ser tomada seriamente. En una situación plural, las
visiones de la realidad y las afirmaciones autoritarias compiten; el resultado
es la difusión de fuentes de legitimidad entre muchos agentes sociales. Las
afirmaciones competidoras pueden recurrir a fuentes sagradas o casi sagradas de
autoridad. Las dificultades para alcanzar un consenso de valores a nivel social
en una sociedad plural podrían ser severas. Pero por otro lado, esto allana el
camino para un modo de pensamiento más racionalista y científico que demanda
criterios claros y evidencias empíricas para las afirmaciones de la verdad y
argumentación racional para afirmaciones de autoridad.
5. Modernización implica
racionalización. El concepto de racional no es nada simple, podría haber
diferentes tipos de racionalidad, y podríamos caer en la trampa de definir la
racionalidad con una mentalidad demasiado estrecha y sobre-simplificar y
monopolizar el concepto.
Racionalización en el
sentido sociológico -y en este contexto- es el proceso por el cual ciertas
áreas de la vida social son organizadas de acuerdo al criterio de los medios
para lograr fines (o funcional) de la racionalidad. La mentalidad racional
involucra apertura hacia nuevas formas de hacer las cosas (en contraste con lo
tradicional).
6. Dentro de la
investigación sociológica sobre modernización, la racionalización y la secularización a veces son señaladas
por muchas personas como un proceso que involucra lo que se le ha denominado
con una famosa frase: la desilusión por este mundo.
Este es un rasgo de la
racionalización que socava el sentido personal de los individuos de
significancia y pertenencia: La desilusión por la vida se refiere al proceso
por el cual las cosas tomadas con admiración y reverencia son despojadas de sus
cualidades especiales y se convierten en «ordinarias». La ciencia racional
propicia la desilusión al explicar un fenómeno natural sin referencia a una
idea o categoría no natural. Un fenómeno previamente atribuido a un milagro es
reinterpretado por la ciencia racional como algo natural. El rasgo esencial del
proceso de racionalización no es ni con mucho las explicaciones particulares
del fenómeno sino la creencia de que todos los fenómenos pueden ser explicados
racionalmente. De esta manera la ciencia racional socava otros modos de conocer.
El proceso de
racionalización ocasiona una dicotomía entre interpretaciones «serias» y «no
serias» (las explicaciones racionales son serias y otras formas de explicación
no lo son). El estilo cognitivo adecuado a las estructuras burocráticas
modernas en la esfera pública y utilizadas en ciencia, medicina, leyes y demás
no es compatible con el estilo cognitivo de la religión -la cual por contraste,
permite referencias a un reino trascendente, empíricamente no verificable y
acepta «experiencias» no diferenciadas como un camino válido de conocimiento.
El proceso de racionalización significa que el modo racional de cognición se
aplique a todas esas esferas institucionales que «realmente importan» (por
ejemplo, aquéllas que son serias); otros modos de cognición (por ejemplo
fantasía, juego, religión) son vistos como adornos de la vida privada (por
ejemplo, como no serios).
7. Como he sugerido varias
veces, el proceso de modernización implica y tiene como consecuencia necesaria
la llamada secularización, la cual
puede ser de-finida simplemente y en este contexto, como la liberación del
individuo, la cultura y la sociedad de la autoridad religiosa y de las normas
dogmáticas religiosas. Y esto sucede generalmente en todo el mundo en el
devenir de la modernización. La contraparte del proceso de secularización es el frecuentemente
súbito y dramático surgimiento del fundamentalismo como una reacción a la
modernización. El florecimiento de los movimientos fundamentalistas pude
normalmente ser considerado como un síntoma de crisis profundas, y que los
tiempos de cambios son tan rápidos que creen caos, confusión y estrés entre la
gente.
La secularización -como un proceso de racionalización y adaptación de
la sociedad al desarrollo científico y tecnológico- se da también al interior
de las propias religiones como una forma de liberación de dogmas inmutables y
postulados absolutistas; como un movimiento desde las interpretaciones
literales de los textos sagrados y las tradiciones hacia lo simbólico, lo
metafórico y lo alegórico, así como la elaboración de métodos
histórico-críticos dentro de las teologías. Cuando uno interpreta los textos
sagrados y las tradiciones simbólicamente, uno al mismo tiempo admite que hay
varios modos de describir lo sagrado y lo espiritual -lo cual por principio es
considerado como indescriptible- y uno admite que otras religiones tienen sus
formas -diferentes formas- de representar la trascendentalización de lo
sagrado. Esto abre la posibilidad para un tipo de tolerancia ecuménica
transrreligiosa. Este movimiento en las propias religiones reformula,
reinterpreta y racionaliza a las religiones desde adentro -lo que también
podríamos decir que humaniza-, sucediendo entonces en contra del trasfondo de
muchas experiencias que las religiones a pesar de todas sus irracionalidades y
otros defectos tienen valores fundamentales y funciones culturales, sociales y
psicológicas positivas. En las religiones las personas son capaces de expresar
cosas no expresadas en la racionalidad de la cotidianeidad o en un discurso
científico. La religión es considerada como un tipo de lenguaje expresivo. Los
conceptos de religión y de religioso son complejos y no hay un consenso unánime
entre los especialistas sobre una definición mínima que comprenda la gran
variedad de elementos que son tomados como religión y religioso. Tres
dimensiones básicas parecen ser generales: a) Referencia a una dimensión
espiritual, muchas veces definida como sobrenatural, superhumana, supersensual,
de otro mundo, que trasciende a la realidad empírica. En esta dimensión
normalmente existe algún patrón más o menos personalizado de dioses y espíritus
o algún tipo de fuerzas o energías de tipo espiritual. b) Sistema de dogmas,
tradiciones y símbolos a los que se tiene fe. c) Concentración de tipos
especiales de sentimientos, experiencias místicas, piedad relacionada a un
concepto de santo, de sagrado.
En el campo de lo religioso
estas dimensiones podrían ser interpretadas de diferentes maneras, por
razonamientos filosóficos y teológicos y también por proyecciones psicológicas
y pensamientos míticos expresando dimensiones arquetípicas del subconsciente
humano. Cuando uno observa con más detalle estas materias uno muchas veces
encuentra que la línea divisoria entre las visiones del mundo secular y del
mundo religioso no es tan drástica como algunos, por razones conceptuales y de
organización quisieran que fuera. La realidad está llena de sombras flotantes y
cambios graduales, la recortamos y tratamos de ponerla en compartimientos
nítidamente diferenciados.
Antes de terminar esta
exposición haré un pequeño comentario sobre el fenómeno del fundamentalismo:
El fundamentalismo moderno
surge como una tendencia global, desde mediados de los setentas, tanto en
sociedades tradicionales como desarrolladas con diferentes religiones y
sistemas de creencias, incluso el hinduismo -lo que sorprendió a algunos
expertos porque al hinduismo no se le considera que tenga una teología y dogmas
elaborados. La tendencia y mentalidad del fundamentalismo también prevalece en
las ideologías no religiosas y en movimientos tales como: el ortodoxo
marxismo-leninismo y en algunas partes del movimiento ecologista. Al
fundamentalismo se le puede ver como una reacción de anti-modernismo,
anti-ilustrismo, anti-humanismo. Es un rechazo y un abandono del diálogo
respetuoso y razonable. La esencia del fundamentalismo no es el contenido de
los pensamientos sino cierta actitud hacia como esos pensamientos son
absolutamente ciertos y no es permitido su escrutinio crítico y discusión, son
sostenidos por ser cierto tipo de revelación e introspección de élites
religiosas o ideológicas, más allá de la duda. Dudar es ser un traidor. Es una
cierta actitud hacia cómo las verdades son dadas y quién tiene el poder y el
derecho de establecerlas.
Cuando en todo el mundo
surge el fundamentalismo, los setentas, es un tiempo de crisis y de criticismo
radical del establishment y preocupa la dirección de la
tecno-industrialización y el desarrollo económico. La crisis ecológica deviene,
obviamente. La televisión propicia que la información de todo el mundo esté
disponible para todo el mundo. Una crisis cultural de los modelos de
modernidad, la duda del progreso a través de la ciencia y la tecnología llega a
ser cada vez mayor. El fundamentalismo es una cierta combinación de sistemas de
creencias dogmáticos y activismo político.
En todas las culturas,
religiones, visiones de la realidad, ideologías, hay variantes abiertas y
liberales y actitudes dogmáticas cerradas con variantes intelectuales
imperialistas, monopólicas. Variedades laxas y variedades estrictas. Un sistema
ideológico es transformado en una variedad fundamentalista cuando trata de
separarse e inmunizarse a sí mismo de los procesos de diálogo crítico con otras
ideologías y monopoliza la verdad combinada con una fuerte dominación con todos
aquéllos que se resisten.
Fundamentalismo es exactamente
lo opuesto al humanismo, como lo son el totalitarismo y el autoritarismo.
Modernización es vivir con muchas incertidumbres, que es también el espíritu de
la ciencia, donde la probabilidad y la corroboración empírica es la evidencia
para las afirmaciones de la verdad. Modernidad es libertad de escoger entre
alternativas y responsabilidad por la elección y es también no seguir
dogmáticamente tradiciones y prescripciones autoritarias. La libertad de
escoger podría provocar una ansiedad agobiante en la vida de muchos en
circunstancias inciertas. Nosotros tenemos la frase: El vuelo de la libertad,
el escape de la libertad.
El fenómeno del
fundamentalismo puede ser interpretado y explicado en diferentes niveles:
psicológico, sociológico, político y cultural. El fundamentalismo es visto como
la fe en una certeza absoluta, mientras, en el cambiante mundo moderno lo
principal es la incertidumbre, por lo que podríamos describir las condiciones y
los motivos para que se dé el fundamentalismo en esos aspectos de la siguiente
manera: 1. Psicológico: la inhabilidad de intolerancia abierta a muchas
situaciones estimadas y a las condiciones cambiantes para su propia identidad.
2. Sociológico: La inhabilidad de crear una identidad en una sociedad plural y
cambiante. 3. Político: La inhabilidad de enfrentar el relativismo político de
la democracia y la validez universal de los derechos humanos. 4. Cultural: El
vacío de la mentalidad moderna ante la confusión del pluralismo y el
relativismo.
Ahora bien, regresando al
papel de los movimientos humanistas y racionalistas en esta transformación
mundial de las sociedades por la modernidad, diré algo acerca del humanismo en
Noruega para compararlo tentativamente con mi percepción de la situación en
países como India.
Este año la
Asociación Ética Humanista de Noruega celebra su 40o. aniversario. Fue
fundada en 1956, cuatro años después del establecimiento de la
Unión Internacional Ética Humanista. Empezamos con 256
miembros y se desarrolló lentamente durante los siguientes veinte años,
llegando a 1700 miembros en 1976. Desde mediados de los setentas, durante los
ochentas y la primera mitad de los noventas, hemos tenido un crecimiento casi
exponencial para contar actualmente con 55 000 miembros. Esto es casi el 2% de
la población noruega de adultos -la población total es de cuatro millones y
medio de habitantes. Hay muchas razones sociológicas y culturales para este
excepcional crecimiento como una organización con una filosofía o una actitud
ante la vida y también como una organización de cabildeo político luchando para
hacer que el estado secular le otorgue igualdad, dentro de un marco
democrático, a las distintas culturas, estilos de vida e ideologías.
No voy a entrar en detalles
aquí, pero quiero señalar tres factores determinantes para este crecimiento,
los cuales tienen una importancia y validez transcultural: primero, nuestra
identidad explícitamente no religiosa o secular; segundo, nuestro compromiso
ético social por encima del nivel de partido político; tercero, nuestra
alternativas seculares a las ceremonias religiosas en relación con
acontecimientos que marcan etapas en la vida tales como nacimientos,
celebraciones para ponerles nombre a las personas, festejos de entrada a la
edad adulta, ceremonias de matrimonio y funerales. Todo esto significa que
tenemos identidad explícita como organización preocupada por las mismas
necesidades de ceremonias de vida como por las cuestiones generales
existenciales y éticas que atienden las religiones. Tenemos la función de dar
una identidad social organizada a mucha gente en la sociedad moderna plural y
multicultural, donde entre otras cosas, las religiones son autores dominantes.
Hay y han habido diferentes
términos para nuestros movimientos en diferentes países: humanistas,
librepensadores, librerreligiosos, librespirituales, racionalistas,
secularistas, escépticos, ateos y otros.
Para mi conocimiento, aquí
en India tienen por lo menos seis organizaciones bien establecidas: 1. La
Asociación Racionalista India, 2. la
Unión Humanista India, 3. la
Asociación Humanista Radical India, 4. la
Sociedad Secular India, 5. el Movimiento de Autorrespeto
de Periyar y 6. la
Institución Centro Ateísta Gora. A través de nuestra
membrecía en la
Unión Internacional Ética Humanista compartimos una
plataforma e ideología comunes y con algunas diferencias.
Y ¿qué hay respecto a las
tareas de los movimientos humanistas y racionalistas en el Tercer Mundo
similares o no a sus organizaciones en los así llamados países en desarrollo?
En la invitación a esta Conferencia Racionalista Internacional me llamaron la atención
las siguientes líneas:
«La gran mayoría de la
población india está inmersa en la superstición y la ignorancia y afianzada a
ellas por las tradiciones. Para romper estas cadenas y crear una base para el
progreso social y el desarrollo nosotros tenemos una amplia variedad de
actividades tales como luchar contra la superstición, el sistema de castas y
otros males sociales, la promoción del temperamento científico y el
secularismo; ayudar a la gente a liberarse de las religiones organizadas;
tratar de construir un sistema despojado de cualquier dogma religioso o
suposiciones arbitrarias de autoridad; luchar en contra del fundamentalismo
religioso por todos los caminos legales; promover matrimonios interreligiosos,
etc. son algunas de ellas.»
Bueno, en Occidente no
tenemos el mismo tipo de problemas de luchar contra lo mágico, brujas, malos
espíritus y demás, pero esta lista de desafíos es también relevante en
diferentes grados en los países en desarrollo. Pero permítanme decir esto: La
mejor manera de abolir la superstición es mejorar el bienestar material y las
condiciones de vida de la gente. La religión muchas veces tiene funciones
importantes para las personas que están en malas condiciones. La mejor arma en
contra del sistema de castas ha probado ser la industrialización, no los
argumentos morales e intelectuales. Cuando las personas viven en malas
condiciones, necesitan consuelo que la ciencia no puede dar en el mismo grado
que la religión: el significado de las enfermedades, el sufrimiento, el dolor, la
desesperación, infelicidad, pérdida, muerte. Me enfoco a esto porque todas las
investigaciones sociológicas muestran que los factores básico determinantes
para cambiar la religión o la ideología es el desarrollo económico y
tecnológico de las sociedades y sus niveles de bienestar. Poniendo esto en
términos más simples: Si las condiciones prácticas de las personas son
satisfactorias y racionales entonces su modo de pensar deviene en satisfactorio
y racional. Por supuesto esto también opera en sentido contrario.
Como miembros organizados de la
Unión Internacional Ética Humanista estamos comprometidos
con el humanismo como una actitud básica, y un credo ético del humanismo es
respetar la calidad de único y la dignidad del individuo; ésta es la
apreciación del valor infinito de la diversidad de la vida, de individuos y de
culturas y esto combinado también con el entendimiento de que existe una
profunda unidad en la diversidad, una unidad racional. La pluralidad, la
variedad y la diversidad tienen un valor creativo intrínseco. El principal
peligro para la variación cultural en el mundo es la estandarización uniforme
de la cultura de masas comercializada, los mercados para el consumo de las
masas y la especulación de los medios masivos.
Uno de los aspectos esenciales
del humanismo es definido como lo contrario al totalitarismo, autoritarismo,
particularismo, fundamentalismo, etnicismo, racismo y similares. Y
positivamente humanista es la autodeterminación y la autorrealización de la
variedad creativa de vida.
Luchar por esos valores parece ser un desafío de trabajo práctico inmenso para nuestras organizaciones en la situación global presente, debemos colaborar todos, intercambiar experiencias y tomar una responsabilidad global. Gracias por su paciente atención.
(Ponencia de la
Conferencia Internacional Racionalista, Nueva Delhi,
India, del 27 al 30 de diciembre de 1995. Publicada originalmente en la
Revista Razonamientos de México).
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