lunes, 2 de marzo de 2020

IDENTIKIT DEL SECTARIO

Antonio Rengifo Balarezo
Lic. en Sociología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Correo-e: rengifoantonio@gmail.com



El fanatismo o sectarismo es una enfermedad carencial de la personalidad.  Se presenta en épocas de crisis. Sectas y sectarios han existido –y existirán-  en diferentes épocas de la historia. Ahora, en un mundo globalizado, ha adquirido la magnitud de una pandemia. Está en todas partes y quizá en uno mismo.
En la presente época, con el crecimiento del mundo industrial –capitalista o socialista- se ha destruido a la familia transformándola en un agregado precario de individuos con intereses diferenciados y, algunas veces, en competencia entre ellos.  Asimismo, el crecimiento demográfico y su concentración en ciudades, que han perdido la escala humana, genera un ambiente de desamor y tensión nerviosa.
En consecuencia, los factores de riesgo para que un agente transmisor tenga la oportunidad de inocular la doctrina sectaria, y empiece el periodo de incubación, son los siguientes: depresión, angustia, temor, soledad, vacío existencial, frustración, desamparo y desamor.  Todos esos factores de riesgo conducen a una situación de crisis que no es resistida o superada de manera natural por las personas de mayor susceptibilidad. La secta ofrece un tranquilizante ilusorio para sobrellevar la crisis y evadirse de los problemas.
Existen diversos criterios para clasificar a las sectas y a sus doctrinas infecciosas que guían su accionar; como por ejemplo, sectas subversivas y sectas contrasubversivas.  Pero el enfoque nuestro está dirigido a identificar a los agentes transmisores de la enfermedad; es decir, a las personas sectarias o fanáticas con el fin de prevenir la enfermedad o controlarla. No al origen ni a la curación.
A continuación presentamos las características que configuran la personalidad de un sectario o fanático. Advertimos que el cuadro expuesto a consideración de ustedes son unas gruesas pinceladas de un esbozo.

1.-El sectario o fanático presenta –en su afán proselitista- una imagen terrorífica e incompleta del mundo.  Solo guerras, epidemias, desastres ecológicos, delincuencia, inseguridad ciudadana, injusticia social, adicciones y conflictos familiares. Con esos síntomas elaboran un cuadro clínico y formulan un diagnóstico.  Diagnóstico que justifica la salvación en la secta.
2.-El sectario, como contraparte, ofrece una esperanza de cambio.  Se interesa  por ti para que cambies, para salvarte.  Pero, que cambies únicamente en su secta y de manera radical y obligatoria. La secta ofrece seguridad y refugio para liberar el dolor, la angustia y el temor que conducen a una crisis.  No existe problema que no tenga solución ilusoria.  ¡A sobrevivir en el mundo de la fantasía!  Aunque, previo aporte económico.
3.-El fanático es utilitario y oportunista. Con tal de lograr el objetivo económico y religioso, que beneficia a la secta, cualquier medio es “lícito”.  Un ejemplo: La Asociación Testigos de Jehová “compró” por 65, 500 dólares el Salón Comunal y el cine-teatro de la Unidad Vecinal N°3 a la Empresa Nacional de Edificaciones en liquidación, ENACE. (Partida electrónica N° 11207565). La Asociación y la Empresa se aprovecharon de la indiferencia y desunión de los vecinos para cometer un acto ilícito. 
4.- El sectario no duda. Está convencido de tener el monopolio de la certidumbre.  Y de la verdad universal.  Para él, todo tiene respuesta. Actitud que lo ayuda a vencer todo sentimiento de debilidad.  El sectario es incapaz de aprender de la experiencia. 
5.- El sectario es intolerante, inflexible; es decir, dogmático.  No dialoga. Para el sectario la tolerancia ante una persona ecuánime es una lamentable debilidad y la transigencia un signo de deslealtad.  El sectario se alarma ante el ejercicio de la actitud crítica y objetiva.  Y puede llegar al asesinato. El fanatismo es peligroso, porque elimina al disidente; ya lo dijo Marcel Marceau, un artista francés extraordinario. Nada más antitético para un sectario que el aforismo mariateguiano: la unanimidad es siempre estéril.
6 - El sectario se aísla de la familia.  No intima ni se  identifica con los miembros de su familia mientras no pertenezcan a su secta.  Para un sectario su única familia son los miembros de la secta. Pero una familia absorbente, voraz. Las actividades en la secta interfieren con la responsabilidad familiar..  El sectario ideal es exclusivamente un sectario, sin ningún otro atributo o interés que no fuese el de la secta.  Todo el ciclo vital del sectario se realiza dentro de la secta.
            Si entre las personas ajenas a la secta figuran los miembros de la familia, se esforzará por convertir en sectarios a toda la familia.  Si no lo logra, antagoniza con la familia o se aísla no brindándole su apoyo.  Mucho más importante es la secta que su familia.
7.- El sectario no tiene amigos.  La amistad no existe para el sectario.  Abimael Guzmán, autodenominado Presidente Gonzalo y jefe de Sendero Luminoso,  afirmó en la llamada “Entrevista del siglo”, yo no tengo amigos, sino camaradas.  Así mismo, uno de los lemas de la secta católica Sodalicio de Vida Cristiana (Sodalitium Christianae Vitae): Un sodálite solo puede confiar en otro sodálite. Lo que significa que el sectario únicamente confía en otro sectario. La personalidad sectaria está baldada para la amistad. El sectario se aísla de los amigos, mientras no se conviertan a su secta.  Su confianza y lealtad la deposita en otro sectario; él se debe y depende de su secta.  Si se muestra generoso con una persona que no pertenece a su secta es con fines proselitistas.
José Carlos Mariátegui, fundador del partido socialista del Perú, que no era propietario de ningún bien tangible; cuando murió dejó amigos; según palabras de Anna Chiappe, su viuda.  Carlos Marx, fundador de la doctrina de los trabajadores dependientes, estampó una dedicatoria en su libro “El Capital”,  A mi inolvidable amigo, el valiente, leal y noble paladín del proletariado GUILLERMO WOLFF Nació en Tarnau el 21 de junio de 1809. Murió en Manchester, en el destierro, el 9 de mayo de 1864. Tanto para Mariátegui como para Marx, la amistad es la gratificación generosa y espontánea que no tiene precio.
Para los sectarios la amistad no trasciende raza, edad, sexo, clase social, cultura, profesión, religión, partido político y nacionalidad.  Simplemente, no existe.
8.- El sectario endiosa al jefe de su secta.-  Todas las cualidades o virtudes que el sectario cree no tener se las atribuye en grado superlativo a la personalidad del jefe de su secta.  Es lo que se llama culto religioso a la persona.  El líder es sabio, justo, infalible, omnipotente y demás cualidades.  El sectario le tiene fe ciega y obedece sin reflexionar el cumplimiento de sus órdenes.  “Las órdenes se acatan sin dudas ni murmuraciones”.  Ante el jefe el pensamiento crítico o reflexivo es tomado como un pecado mortal o herejía.  La disidencia es combatida, dentro de la secta, hasta su erradicación.  Ningún sectario tiene criterio personal, el líder piensa por todos y opina de todo. En un gran sector de la población, existe la necesidad de creer en un ser omnipotente que le ordene su vida. No existe sectario que no le rinda culto a la personalidad de su jefe.  Ni a un texto único. (Por excepción el jefe máximo de una secta y el sectario son personas sanas mentalmente. El sectarismo o fanatismo es una especie de locura mística, una compensación ilusoria a la carencia de amor).
9-El sectario es portador de falsa modestia.- Los sectarios presentan una falsa humildad cuando se acercan a las personas -que no están afiliadas a la secta- con un fin proselitista; ya que los denominan con apelativos despectivos o denigratorios: infieles, gentiles, paganos, mundanos, civiles, etc.  Sin embargo, ellos mismos se autocalifican: selectos, puros, únicos, santos, elegidos, superiores, los mejores hijos del pueblo, es decir, lo máximo. 

El sectario se cree un ser superior mientras pertenece a la secta.


Cuando la Inquisición del imperio español reprimía a los judíos se les llamaba marranos.  Pero, a su vez, los judíos se consideran asimismo como el pueblo elegido de Dios, tal como está registrado en la Biblia. 
10.- Los fanáticos no saben reírse.  No saben reírse –especialmente- de sí mismos ni toleran a quienes ironizan a su jefe, lo consideran una blasfemia; el líder es intocable.  El humor es considerado frivolidad.
11.- Los fanáticos son militantes.  Están afiliados a una organización vertical, jerarquizada y totalitaria. El sectario pertenece o se debe incondicionalmente al ejército, iglesia o partido político sectario.  Han perdido su libertad. Sus actos no son de elección personal; pues la secta no es un organismo deliberativo y pauta toda su conducta; es un Estado dentro de otro Estado.  La secta adscribe a sus militantes en determinadas funciones jerárquicas y en representación de la secta.
12.- Los fanáticos son conversos no son genéticamente fanáticos; aunque existe la propensión.  Luego de la etapa de seducción, el postulante a una secta, pasa por una serie de pruebas que lo humillan y atentan contra la dignidad de la persona.  La finalidad de las pruebas es provocarle un estrés traumático, despersonalizarlo, para implantarle una nueva identidad; lo bautizan y renacen a una nueva vida; de esta manera, lo hacen dependiente de la secta, pierde su libertad.  Ahora el nuevo sectario cree que es un ser superior mientras permanece fiel a la secta. Dentro de la secta es alguien, fuera de ella, nada.  En la secta satisface su necesidad de reconocimiento.
13.- Los fanáticos están poseídos de un afán proselitista.  Ellos quisieran ardientemente que todo el mundo admita sus creencias y se incorpore a su organización sectaria.  Empiezan en su afán proselitista con su familia.  Quieren que sus hijos se casen con miembros de su secta. Son propagandistas o apóstoles en todo momento; hasta en momentos inoportunos.  Sus objetivos preferentes son los presos de las cárceles, los enfermos, los adolescentes y ancianos y migrantes de origen campesino. Es decir, personas que están en crisis o desadaptados; y, por consiguiente, son susceptibles o vulnerables a su prédica.
14.- Los fanáticos hacen espíritu de cuerpo.  Que la secta ayude a cualquiera de sus miembros que está en un momento difícil es una obligación humanitaria; pero es infamante cuando un fanático ha cometido un delito execrable y tratan de encubrirlo o de entorpecer a la justicia.  Al respecto, dos casos como ejemplo: el crimen de “Los Barrios Altos” ejercido por los militares en la guerra contrasubversiva. Y él de los directivos de la secta Sodalicio Luis Fernando Figari Rodrigo y Germán Doig Klinge por abuso sexual y psicológico.
            Cuando la secta no logra encubrir el delito o entorpecer o dilatar un proceso judicial inmolan al sectario delincuente para salvaguardar a la secta o institución sectaria.  Es la figura llamada “fusible”.  El cuerpo de la organización sectaria es mucho más importante que cualquiera de sus miembros.  Esto lo aceptan gozosamente los sectarios.
15.- Los fanáticos son disciplinados y organizados. Los sectarios tienen su vida organizada las 24 horas del día durante todo el año.  Están acostumbrados a permanecer en estado de alerta. Siempre se encuentran ocupados.  La permanencia en la secta es garantía de su “estabilidad”.  No hay ningún resquicio libre como para una recaída en una nueva crisis.  También la disciplina y organización propicia una eficiencia robotizada que anula la propensión a la innovación. Además de la disciplina y organización, la secta inventa un enemigo externo para mantener la unidad interna de la secta y evitar la disidencia.
16.- Los fanáticos se distinguen por su fisonomía y vestimenta.  Tienen un libreto para actuar frente a ustedes y mostrar un rosto de optimismo exagerado.  Aunque cada secta tiene un estilo; los sectarios en general son ajenos a la moda y son extremistas; ejemplo: unos tienen cabellos muy cortos y otros, muy largos; barba corta o larga; bigotes gruesos, etc.  En su vestimenta y colores todos están uniformados: túnicas, hábitos, ternos, etc.  Zapatos cerrados o sandalias.  En su idolatría hacia el jefe de la secta, lo imitan. Las mujeres sectarias no usan pantalones; sino faldas largas, debajo de la rodilla. etc., etc.  En suma, la vestimenta les otorga sentido de pertenencia.
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Con el retrato en la mano:
Usted logrará identificar a un sectario y tomará medidas profilácticas. Con ese mismo retrato, todos debemos adquirir el hábito de mirarnos en el espejo para un cotejo.  Nadie está libre de la tentación… Con el identikit en la mano, el sectario dirá: ese no soy yo, él que tú te imaginas...
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Lima, Unidad Vecinal N°3, enero, 06 del 2017.

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