sábado, 28 de marzo de 2020

COMENTARIOS SOBRE LA PSICOLOGÍA DE LA RELIGIÓN

Salvador Carrillo
Psicoterapeuta, Universidad de Lima
Correo-e: info@terapiacarrillo.com
Facebook: Terapia Carrillo


La psicología y la religión son diferentes, pero no necesariamente antagónicas. En algunos aspectos tienen elementos en común y en otros tratan temas que no tienen nada que ver uno con el otro. La psicología, a su vez, no es sinónimo de escepticismo.  Lo que sí, el saber psicológico puede ser utilizado por el escepticismo como herramienta crítica.
La psicología es la ciencia que estudia a la mente humana. Se la puede separar de dos formas: la psicología investigativa y la profesional. La primera es la que se encarga de hacer experimentos y formar teoría. La segunda se encarga de aplicar con fines prácticos dicho conocimiento teórico. La psicología investigativa se puede separar en individual o grupal. La investigación de la psicología del individuo se centra en estudiar lo que sucede dentro de la mente de las personas. La grupal en cambio estudia a las personas en conjunto, cómo las situaciones influencian en las masas. La psicología profesional, por su lado, tiene varias ramas. Entre las más destacadas están la psicología clínica, organizacional, la educativa y la comunitaria.
La religión no es ciencia, es doctrina.  La RAE la define así: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad , de sentimientos de veneración y temor hacia ella , de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales , principalmente la oración y el sacrificio para darle culto”. Existe una gran cantidad de religiones. A más grande sea una de estas, suele haber más ramas y variantes, como degeneraciones que se alejan de la doctrina original u oficial.
La psicología de la religión se centra en el estudio del efecto psicológico de la religión en las personas. No se centra en desbaratar una doctrina, sino en estudiar los efectos de vivir acorde a dicha doctrina. Los aportes teóricos de la psicología de la religión a la psicología profesional han sido variados.
La psicología se interesa mucho por la ayuda psicoterapéutica que da a las personas. Por otra parte, esta rama de la psicología también ha estudiado los efectos adversos de la religión. Estos estudios han servido para ayudar a personas que desean escapar de sectas o traumas emocionales asociados a la doctrina.
Este artículo hará un análisis de 3 temas fundamentales en la psicología de la religión: la estructura cognitiva de la creencia religiosa, la meditación y el sostén psicológico de creer en Dios. Estos temas se han escogido porque suelen ser unos de los de mayor interés en la población en general y académica.

La estructura cognitiva de la creencia religiosa
Todas las personas tenemos creencias. Por medio de éstas filtramos la información Es imposible no tener creencias. Según Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotivo Conductual, desde una perspectiva psicoterapéutica, una creencia es racional cuando me lleva a una mayor salud psicológica y a cumplir mis metas, y es irracional cuando fomenta mi desbalance psíquico y me limita de lograr mis objetivos. Según esta concepción, la creencia religiosa puede ser racional como irracional.
La creencia religiosa no es uniforme. Por ejemplo, un cristiano puede creer que Dios siempre lo acepta. Otro cristiano puede creer que Dios está hipervigilante de su conducta moral y lo va castigar al primer error. Es decir, en cuestiones de salud mental, no solo importa qué se cree sino cómo se cree. Desde la psicología clínica, el primer ejemplo sería racional porque ayuda a la persona a tener un refugio emocional en momentos de dolor psíquico. La segunda sería irracional porque promueve la paranoia.
Si una creencia es el medio por el cual filtramos la información, entonces la persona religiosa filtra al mundo por medio de su doctrina. Cuando se tiene una creencia, se tiende a buscar que esta se confirme; se deja de lado lo que la niega. Si no se deja de lado lo que la niega habrá que cambiar a la creencia.
Una doctrina es un conjunto de creencias articuladas entre sí. La persona puede cambiar o variar algunas de las creencias de su doctrina, mas no las centrales. Si la persona tiene acceso a cierto tipo de información que haga insostenible al conjunto de creencias o la deja de lado o le sucede una disonancia cognitiva. Es decir, tiene una contradicción que no puede superar, lo que genera una grave angustia.
Por ejemplo, supongamos que una persona piensa que la homosexualidad es pecado. Entonces, la persona que cree eso si un día descubre que tiene dicho tipo de tendencia va a sufrir mucho. O deja de lado su religión o modifica sus creencias y sigue creyendo, pero de una forma diferente a la doctrina oficial, o simplemente vive en la contradicción, lo que le generará gran angustia.
Uno de los mecanismos defensa para defenderse de la disonancia cognitiva  es la negación. Lo que contradice a la doctrina, por más cierto que sea, se niega. Por ejemplo, muchos grupos evangélicos toman a la Biblia de manera literal. Creen que el mundo comenzó como lo dice el Génesis, por ello no creen en la evolución de las especies. Es decir, niegan a la ciencia, el conocimiento histórico y a Darwin. Si se activa el mecanismo de defensa de la negación no importa cuántas pruebas se les demuestre, simplemente no lo van aceptar. Porque si lo aceptan, entonces tendrían que cambiar su doctrina y eso les es inaceptable.
Cuando una creencia religiosa es cerrada en sí misma y niega férreamente a todo aquello que la pueda contradecir, se está hablando de un fanatismo. El fanatismo se basa en el dogma. El dogma dicta que las cosas son o tienen que ser de un modo determinando, es una idea cerrada en sí misma. Esta forma de pensamiento suele puede llevar a la violencia y a diversos otros trastornos psicológicos, incluyendo el delirio.
No toda creencia religiosa es dogmática. Muchos religiosos aceptan al conocimiento científico y activamente buscan analizar de forma abierta sus propias disonancias entre la realidad y sus creencias, en vez de caer en la negación. Reconocen a la fe como fe y la aceptan siempre y cuando no entre en contradicción con los hechos verificados por la ciencia. Esto les permite tener un dialogo abierto con otras religiones y con no creyentes de una forma pacífica ni invasiva. Así mismo, esto les genera un beneficio psicológico mucho mayor de su religión.

El sostén psicológico de creer en Dios
La creencia en Dios es un sostén emocional para muchas personas. Gente que se siente sola y desprotegida encuentra en Dios un refugio emocional importante. Encuentra en dicha creencia un apoyo que no encuentra en las demás personas ni actividades.
Un ejemplo muy claro es que muchas personas que han logrado la sobriedad tras un largo periodo de adicción indican que “ha sido Dios” quien los ha rescatado. Es más, muchos centros para confrontar las adicciones tienen una base espiritual.
En nuestra cultura occidental se considera que “Dios es amor”. Las personas con tendencia a la dependencia emocional suelen basar su valía personal en la aceptación de los otros. Esto los puede llevar a tener baja tolerancia a la soledad, a desesperarse por desarrollar vínculos y a que le cueste en exceso separarse de personas tóxicas. La creencia en Dios los lleva a sentirse valiosos porque este les acepta, les aprueba incondicionalmente.
Así mismo, el creer en Dios puede ayudar a tener menos miedo. Mucha gente cree que Dios le va a proteger, sanar o dar buena suerte. Esto hace que baje la incertidumbre al devenir de la vida; les baja la angustia. Creer que el creador del universo está de tu lado te puede empoderar para lanzarte a realizar un negocio o a hablarle a aquella persona que te atrae.
Hay muchos ejemplos de cómo las personas encuentran un sostén en Dios. A más alguien dependa de este, más defenderá su existencia. Esto se debe a que le necesita como recurso psicológico. Mucha gente tiene a Dios como base de toda su personalidad. De allí que la crítica religiosa puede causar en muchas personas una reacción muy adversa.

La meditación
La psicología clínica en los  últimos sesenta años se ha visto muy beneficiada del estudio de la meditación. Por este motivo, la comunidad académica ha tomado un interés especial en el budismo.
El budismo es una religión que inició en la India. Como toda religión tiene una doctrina, diferentes ramas y rituales de todo tipo. Su doctrina contiene creencias sobre el más allá, paranormales y esotéricas. Así mismo, ideas filosóficas sobre la condición humana y prácticas que contribuyen al desarrollo de la mente. Una de dichas prácticas es la meditación.
La meditación no es budismo, la meditación es parte del budismo. Anteriormente, la atención no estaba tanto en el budismo sino en el hinduismo, el cual también practica la meditación. Posiblemente – especulando- la migración de interés del hinduismo al budismo se debe a que este último es más accesible y en este podemos encontrar una disociación más clara entre la práctica meditativa y el conjunto de creencias religiosas.
La meditación, disociada de la práctica religiosa, se aplica hoy en día como una herramienta importante en la terapia psicológica, junto con ciertas ideas filosóficas que suelen ir asociadas a su práctica: vivir en el aquí y ahora, escuchar a la intuición, todo es impermanente, etc. Para disociarla de la doctrina religiosa se suele utilizar el término mindfulness, o conciencia plena. En vez de buscar el nirvana o la tierra pura de los budas, se busca un estado mental pleno y conectado con el aquí y ahora. Esto ha generado la aparición de nuevas terapias psicológicas, las llamadas terapias de tercera generación o terapias contextuales, entre las que destacan la terapia de aceptación y compromiso y la terapia dialéctica.
El estudio de la meditación ha incentivado el trabajo interdisciplinario. Para tener un conocimiento objetivo de los efectos de esta práctica, la psicología se ha visto acompañada del análisis neurológico. Es decir, se analiza el comportamiento del cerebro por medio de máquinas y además se hace un análisis psicológico del individuo.
Este entusiasmo por la meditación viene a su vez con polémica. Por un lado, varios budistas ven con malos ojos al mindfulness porque ha llevado a muchos a creer que ambas cosas son lo mismo. Incluso, varias personas hoy en día practican mindfulness  y se creen por ello budistas, cuando no lo son. Por otro lado, a muchos psicólogos les disgusta que se haya idealizado al mindfulness, porque muchos colegas han desarrollado la errónea idea de que para tener buena salud psicológica solo se necesita meditar mucho, probablemente por una sospechosa  nostalgia de misticismo.

Conclusión
Hay muchas maneras de vivir la religión. Unas pueden ser más positivas que otras en términos de salud mental. Incluso muchas personas dependen inmensamente de la creencia en un Ser superior para mantener un equilibrio de su estructura psicológica.
Conforme vayan cambiando las actitudes de la sociedad ante la religión, irán variando los intereses de la psicología con respecto a la religión. Hoy en día la atención está en el mindfulness, más adelante veremos hacia qué otras manifestaciones religiosas tomará interés.
Un país tan religioso como el Perú, en el que su historia está totalmente marcada por el Iglesia Católica y en el que en paralelo se ha difundido con gran intensidad las iglesias evangélicas, es fundamental que se profundice en el estudio del impacto de a religión en la sociedad.




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