jueves, 26 de diciembre de 2024

¿Qué pasaría si Dios no existiera?

Manuel A. Paz y Miño [1]

“Dios ha muerto”
Nietzsche

A pesar de siglos de discusiones, si no hay manera de estar seguros de que existe alguna divinidad y/o, peor, no hay pruebas contundentes e indubitables que exista, ¿qué consecuencias se producirían en la sociedad y el mundo?

Para las personas habría dos consecuencias posibles:

1ro: “Si no hay Dios, todo vale” o “Si Dios no existe, todo está permitido” (Iván Karamazov, personaje de Fiodor Dostoyevski) entonces, el fundamento de la moral y el derecho cristianos caen, pues ya no hay absolutos ni todos somos cristianos. Las consecuencias extremas de esto se ven en el aborto y la eutanasia que no son catalogados de asesinatos ni las relaciones entre adultos y menores, las pre matrimoniales y las homosexuales serían inmorales, al contrario, estarían bien y, por lo tanto, habría que permitirlas.

Pero eso no significa que no haya una moral y un derecho que necesiten de Dios para ser válidos. Todas las personas nacen dentro de un sistema de creencias y códigos morales imperantes en cada sociedad y que con el tiempo cambian. Así que nadie puede hacer lo que se le dé la gana sin consecuencias, sin ser desaprobado o criticado y hasta penalizado. En donde se considere a los no nacidos como personas el aborto sería un crimen, casi un infanticidio, de modo similar, que aquellos que quieran terminar con su propia vida, considerada como algo sagrado dado por Dios, estarían cometiendo suicidio no importando que busquen adelantar su muerte debido a alguna enfermedad incurable y dolorosa.

2do: “Si Dios no existe, la vida no tiene sentido” entonces no hay trascendencia en cualquier cosa que hagamos, todo sería vano. La vida del héroe valdría tanto como la del cobarde, la del ladrón y el honesto, la del justo y el injusto, etc. todas terminarán, así como dejará de existir algún día nuestro planeta y sin menoscabar en nada al universo.

No habría una retribución ni una justicia divina en esta y la otra vida. No habría quien recompense o consuele a los explotados, oprimidos y violentados ni un castigo justiciero para sus explotadores, opresores y violadores.

El que no haya Dios ni un sentido absoluto para nuestra vida no significa que no hayamos podido crear y tener uno, y en verdad, siempre lo hemos estado haciendo los seres humanos, creamos o no en la Divinidad, en sus múltiples oportunidades y circunstancias, no solo reproduciéndonos como los seres biológicos que somos, sino también a través de nuestras acciones buenas y malas, elaboración de ideas y transformación de la realidad.

Ciertamente nuestra vida es efímera pero mientras la vivamos le damos sentido a nuestra existencia a través de lo que creemos y hacemos. La mayoría de nosotros no deja un legado perdurable en la historia, a los minutos de nuestro entierro la vida de nuestra familia continúa adaptándose a la pérdida. Nuestros biznietos, si es que los tuviéramos, al crecer olvidarán nuestros nombres y tumbas si es que las tuvimos.

Los que encuentran sentido a sus vidas creyendo que hay un dios, pueden dedicar sus vidas a propalar sus creencias sean teológicas o humanitarias pensando que ese es el mandato divino volviéndose monjes o sacerdotes, por un lado, o médicos, enfermeros, policías, maestros al servicio de los necesitados o sus semejantes, por el otro.

Y los que no creen en ningún dios pueden encontrar sentido a sus vidas a través de la práctica del arte, la investigación científica, la elucubración filosófica o también el humanitarismo sirviendo y ayudando a los demás en cualquier profesión u oficio.

O simplemente, en la práctica real y cotidiana, creyentes o no creyentes, pueden dedicarse a vivir de maneras egoístas, malévolas e improductivas y encontrar en tales modus vivendi su sentido de la vida. Es decir, todos somos seres necesitados de satisfacer necesidades corporales y psicológicas pero también culturales, podemos ser esclavos de nuestras pasiones constructivas o destructivas.

Para el mundo y el universo las consecuencias serían:

1ro. Todo lo que existe es producto de la evolución de la dualidad materia-energía que contiene las fuerzas básicas y universales que producen su movimiento, cambio y regularidades o leyes.

2do. Como todo lo que existe está en continuo cambio y transformación llegará un momento en el cual nuestro universo conocido desaparezca.

En conclusión, si no hay ningún dios nuestra vida y el universo no tienen más sentido que el que nosotros mismos le diéramos, creáramos o creyéramos.


[1] Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Mag. en Ética Aplicada por la Universidad de Linköping (Suecia), y Presidente del Instituto Humanista Racionalista del Perú. Correo-e: mapymc@yahoo.com

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