jueves, 22 de diciembre de 2022

RESEÑA:

Inventando a Dios. Psicología de la creencia y el auge de la espiritualidad secular por Jon Mills. Lima: Ediciones de Filosofía Aplicada, 2022, 364 pp. 

Mi apreciado y admirado amigo Manuel Paz y Miño Conde, filósofo, traductor y editor, me ha privilegiado obsequiándome el libro Inventando a Dios. Psicología de la creencia y el auge de la espiritualidad secular del autor canadiense Jon Mills, filósofo y psicoanalista, y me ha solicitado opinar sobre el contenido de esta obra.

Agradezco la deferencia y ofrezco mi modesta opinión.

Resalto la importancia de la obra, pero antes que nada debo declarar que soy ateo desde mi adultez temprana. Comparto completamente con Mills las ideas, los conceptos, las opiniones de este y de los otros autores que lo respaldan y a los que hace referencia, en apoyo de sus tesis relacionadas tanto a Dios como a las religiones, como cuando afirma:

Aunque es un hecho bien documentado que la religión es una burocracia impulsada políticamente que promueve la verdad ilusoria al servicio de la conquista del poder fomentando el prejuicio intelectual y la servidumbre, es insondable pensar que cualquiera que no sea retrasado podría creer que un hombre se levantó de la tumba (pág. 169).

Y yo me permitiría agregar que es igualmente insólito y mentiroso que una mujer virgen “concibiera sin pecado”, o que el Mar Rojo se dividiera a pedido de Moisés, o que el hombre resucitado “caminara” sobre el mar, o tantos otros desatinos que nos introdujeron en la mente desde la infancia por nuestros padres, familiares y educadores, y que quedaron grabados como “memes” (Richard Dawkins) muy difíciles de borrar.

Jon Mills recurrre a Tertuliano que en el siglo II después de Cristo afirmó: “Es cierto, porque es imposible” (íd.).

Sin duda, la opinión de Bertrand Russell a la que Mills recurre es totalmente aceptable: “La religión se basa, creo, principal y fundamentalmente en el miedo” (p. 151).  

La separación que hace el autor de los conceptos de “Dios” y “religión”, aunque no es nueva, ni tal vez original, me parece oportuna y su reiteración muy necesaria para la comprensión de las conductas y los comportamientos de los creyentes. Como psicoanalista que es, no es de extrañar sus reiteradas referencias a Sigmund Freud, Así, señala: “Para Freud, la religión es una neurosis cultural, y en particular de tipo obsesivo-compulsivo, formada "mediante una remodelación delirante de la realidad"” (p. 175). De ahí su afirmación y recomendación siguiente: “...deberíamos recordar que la creencia en Dios es neurótica, por lo tanto, una patología, tanto una panacea ilusoria como una continuación innecesaria de nuestro sufrimiento” (p. 185).

Y en cuanto a Dios, Mills, desde las primeras páginas de su libro afirma su ateísmo. Dice: “En este libro sostengo que Dios no existe” (p. 12). Y en las 352 páginas siguientes confirma y defiende su pensamiento: “Dios es sólo un pensamiento” (p. 13), “Dios existe sólo como una idea” (p. 66), “Dios no existe independientemente de la mente”, “Dios no puede existir sin mente”...”Por lo tanto, Dios es la invención de una idea” (p. 69).

Mills también establece lo doloroso que representa para muchos creyentes la decisión de dejar de creer en Dios. Como referencia, y tal vez como consuelo, recuerda lo que Russell escribió en su Autobiografía: “...lo profundamente traumático y emocionalmente doloroso que fue ... darse cuenta de que Dios no existe” (p. 150). Pero lo  real, lo auténticamente verdadero es que no “[n]o hay nada más allá del mundo natural.  Y, ciertamente, no existe una vida posterior personal o consciente.  La conciencia y la identidad personal perecen junto con la muerte física del cuerpo” (p. 337).

Una referencia, a mi juicio muy importante que hace Mills en su libro, es la mención a las estadísticas sobre el ateísmo en el mundo. Informa que: “Un importante estudio epidemiológico reciente sobre el ateísmo mundial o las creencias no teístas muestra que entre 500 y 750 millones de seres humanos en todo el mundo se muestran escépticos acerca de Dios o no creen en él (Norris & Inglehart, 2004; Zuckerman, 2007)”. Y agrega que “hasta 1100 millones de personas se han identificado como “sin afiliación religiosa”, lo que representa aproximadamente 1 de cada 6 personas (16 %) en todo el mundo” (p. 245, nota 201). Y concluye: “Tenemos que aceptar el hecho de que esta única existencia es nuestra procedencia y destino.   No hay nada más allá del mundo natural” (p. 337).

Declaro que comparto plenamente este planteamiento y considero que la única fe tiene que ser racional. Aunque, como lo recuerda el mismo Mills, Lutero haya afirmado que “la razón es la ramera de la humanidad” (p. 220), lo que podríamos revertir para aplicarlo a la “religión”.

Muchas gracias, mi querido Manuel, por este regalo espiritual, un libro cuya lectura recomiendo leer y releer”

Artidoro Cáceres Velásquez, médico-neurólogo y neuropsicólogo.

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