José Manuel Delgado Taboada, Lic. en Psicología, mención en Psicología social y Mag. en Gerencia social, mención en Gerencia de Proyectos y Programas sociales por la Pontificia Universidad Católica del Perú; Mag. en Altas Capacidades por la Universidad TECH; y Mag. en Educación Superior por la Universidad Científica del Sur.
Correo-e: jdelgadot@cientifica.edu.pe
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Inventando a Dios: Psicología de la Creencia y el auge
de la espiritualidad secular es una provocativa
obra del Dr. Jon Mills, que invita al lector a cuestionar los fundamentos de la
creencia religiosa y su evolución (o más bien, podríamos decir, involución) en
la sociedad moderna. Publicado en 2017 por Routledge en su versión en inglés, y
traducido al español por Manuel Abraham Paz y Miño en 2022, este libro no es
solo una crítica a las religiones tradicionales, sino también una exploración
del auge de la espiritualidad secular, una forma de espiritualidad que no
depende de una deidad o una religión organizada, quizá poco conocida en la
sociedad occidental, pero que tiene bases epistemológicas, históricas y
culturales incluso más antiguas que las tradiciones religiosas semíticas.
El autor combina
elementos de la psicología, la filosofía y la teología para desentrañar cómo la
espiritualidad secular ha surgido como una respuesta mejor adaptada a la crisis
moral y de la fe tradicional en la sociedad contemporánea. Mills, un
psicoanalista y filósofo con una trayectoria reconocida, se apoya en la
psicología, la filosofía y la historia para mostrar cómo estas construcciones
religiosas han servido para dar sentido a la vida, proporcionar consuelo y
establecer un orden moral, pero también cómo han contribuido a la manipulación
y el control social.
El libro está
dividido en varios capítulos que abordan diferentes aspectos de la creencia
religiosa, desde sus orígenes hasta su papel en la sociedad contemporánea.
Primero, habla del nuevo ateísmo y sus representantes, de la aparente
discrepancia entre la ciencia y la fe, y de cómo la lógica puede estimular la
creatividad. Luego, se analizan las definiciones convencionales de dios, su
existencia e inexistencia y la carga de la prueba sobre estas afirmaciones.
Posteriormente, analiza la cuestión de dios desde una perspectiva metafísica,
ahondando en ciertos problemas de la postura favorable a la existencia de Dios,
tales como su imposibilidad lógica, su carácter de hipótesis fallida y el
problema de la regresión infinita.
El Dr. Jon Mills
ofrece una exploración profunda y crítica sobre cómo las creencias religiosas
se forman y evolucionan en el contexto de la psicología del desarrollo humano,
por un lado, y del desarrollo de las sociedades, por otro. Mills argumenta que
las ideas de lo divino, Dios y las creencias religiosas son construcciones
humanas que reflejan nuestras necesidades psicológicas más fundamentales, es
decir, que son construcciones que están diseñadas para satisfacer necesidades
psicológicas profundas.
Estas creencias
no son innatas, sino que se desarrollan a través de la cultura, la historia y
la experiencia personal. El autor se sumerge en cómo las creencias religiosas,
en lugar de ser inherentes, son productos de la mente humana que sirven para
dar sentido y orden a un mundo caótico. La creencia en Dios es resultado
también de la fantasía, de la conformidad y de la influencia social y cultural.
El Dios
internalizado, desde un enfoque psicoanalítico, representa la conciencia moral,
el superyó) y el ideal del yo, figura que ayuda a regular el comportamiento y
emociones, y dando un sentido de dirección interna y de autocontrol. La
creencia en Dios funciona como un mecanismo psicológico para que el individuo
pueda lidiar con sus deseos, impulsos y conflictos internos. También puede ser
entendida como una proyección de los deseos y miedos humanos. Características
atribuidas a Dios como la omnipotencia, la bondad absoluta y la justicia
perfecta reflejan las aspiraciones humanas, y el castigo, la muerte y la
retribución sus temores más intensos. Al proyectar aspiraciones y temores en
una entidad externa, les resulta más seguro manejar y enfrentar esos deseos y
miedos.
Pero Mills no se
detiene en la crítica a los sistemas de creencias y sus fallos, o de las
religiones tradicionales, sino que también discute y examina la noción de
espiritualidad secular y su creciente interés en la sociedad actual. Reflexiona
sobre cómo esta forma de espiritualidad ha emergido como una alternativa a las
religiones tradicionales en el mundo moderno.
Así mismo, a
través de un análisis crítico, Mills sostiene que la espiritualidad secular
está en ascenso porque ofrece una alternativa más adaptable y relevante para
aquellos que buscan significado sin necesidad de adherirse a doctrinas
religiosas tradicionales. Según Mills,
la espiritualidad secular es atractiva porque permite a las personas encontrar
significado y propósito sin necesidad de adherirse a creencias dogmáticas o a
la autoridad religiosa.
Mills argumenta
que esta tendencia refleja un cambio en las necesidades psicológicas de las
personas, que buscan formas de significado más flexibles y menos dogmáticas.
Este enfoque más flexible y personalizado de la espiritualidad refleja un
cambio en la forma en que las personas buscan conectar con algo más grande que
ellos mismos. Esta forma de espiritualidad, que se centra en el crecimiento
personal, la conexión con el universo y la búsqueda de sentido sin la necesidad
de una deidad, ha ganado popularidad en un mundo cada vez más secularizado.
Mills también
reflexiona sobre las implicaciones de su trabajo para la comprensión futura de
la religión y la espiritualidad. Él sugiere que, a medida que el mundo se
vuelve más secular, es probable que veamos un aumento en la popularidad de la
espiritualidad secular, lo que podría transformar profundamente cómo las
personas experimentan y entienden el concepto de lo sagrado en sus vidas.
Es interesante
también analizar las motivaciones de Mills para la creación de esta obra. El
autor profundiza en las implicaciones de sus hallazgos y cómo estos pueden
influir en la comprensión de la religión y la espiritualidad en el futuro,
señalando una articulación entre la psicología y la creencia, desde su
descripción, explicación, interpretación. El autor se detiene en ciertos
aspectos traumáticos para el ser humano como el estar solos en el universo, el
miedo a la muerte, la finitud de la existencia y el sentido de la existencia.
La religión, entonces, emerge desde una emoción y deseo de seguridad, pero
aparentemente es suficiente, al menos para los creyentes, para darles sentido a
su vida.
También aborda
el conflicto entre la espiritualidad secular y la religión organizada, y qué
propuestas ofrece para comprender mejor la evolución de las creencias humanas.
Aspectos claves como la globalización ponen en tela de juicio el carácter
dogmático, poco democrático y autoritario de las posiciones religiosas y
ultraconservadoras, particularmente aquellas derivadas de sus organizaciones,
exponiendo y desafiando las estructuras de las mismas. Un mundo con un ritmo
acelerado de cambio ha creado una sociedad que valora la adaptabilidad y la
flexibilidad, y que de hecho condene el dogmatismo propio de las religiones
tradicionales que están acostumbradas a posturas, respuestas y conductas
rígidas y dogmáticas.
Al leer esta
obra no dejé de pensar en otro aspecto de la globalización, que es que ha hecho
posible el intercambio masivo de ideas, culturas y creencias a nivel mundial.
Este acceso, sin precedentes en la historia de la humanidad, ha expuesto a los
individuos una diversidad de perspectivas y formas diferentes de entender la
espiritualidad, la moralidad y los valores otrora inamovibles de las religiones
tradicionales. La pluralidad de ideas ha posibilitado a cada vez más personas a
explorar alternativas que se alineen mejor con sus propios valores y
necesidades personales, y es ahí donde el humanismo secular ha encontrado su
oportunidad de masificarse.
En ese mismo
sentido, y repasando las críticas de Mills sobre la necesidad de crear a Dios,
actualmente las personas más religiosas suelen percibir estos cambios
acelerados, la adaptabilidad y la flexibilidad, la condena del dogmatismo y el
intercambio masivo de ideas, como amenazas a su fe, del mismo modo en que
históricamente han tomado a la razón como la amenaza principal a su fe. Así
pues, terminan utilizando la tecnología, la Internet y la propia globalización
para afianzar sus creencias en pequeños grupos cerrados, verdaderos ghettos
virtuales donde es común desarrollar conspiraciones, “chivos expiatorios”, y
terminar apartándose de esa pluralidad que evidencia sus contradicciones, su
neurosis y la debilidad estructural y lógica de sus dogmas.
Un aspecto
importante de la espiritualidad secular, señalada por Mills, es su carácter de
experiencia vivida o auténtica, que trasciende la simple adhesión a creencias
religiosas, sobrenaturales o “transcendentes”, enfocándose en la profundamente
de las experiencias personal y la conexión íntima del individuo consigo mismo y
con los demás. Según su perspectiva, la espiritualidad auténtica, desligada de
las ideas religiosas o metafísicas, no depende de dogmas o rituales, sino de la
calidad de las experiencias vividas y cómo estas experiencias fomentan un
sentido de autoconocimiento, la construcción personal de valores y el
establecimiento de relaciones significativas.
Cuando hablamos
de espiritualidad secular, desde Mills, esta se construye a partir de las
vivencias significativas del individuo, al margen de creer en deidades o
doctrinas, aquello verdaderamente importante es cómo estas experiencias moldean
la percepción del mundo y la relación con uno mismo, es decir, cómo transforman
al individuo. Para ello, es fundamental que el individuo esté en sintonía con
los propios sentimientos y valores. Esta lectura de la espiritualidad
privilegia la introspección y la autoexploración como medios para alcanzar un
estado espiritual profundo. El individuo que se conoce a sí mismo y está
alineado con sus propios valores y emociones, es capaz de experimentar una
espiritualidad que va más allá de lo meramente religioso.
Además, esta
espiritualidad secular y auténtica, desprovista de lo religioso, también
incluyen la capacidad de formar y mantener relaciones significativas con los
demás. Para Mills, la transcendencia espiritual no es un proceso solitario, sino
uno que se nutre de la interacción, la empatía y la conexión con otras
personas, sobre todo con quienes son diferentes a uno. Así, las relaciones
significativas aportan un sentido de propósito y pertenencia, y son una parte
integral de una vida espiritualmente rica, independientemente de quiénes sean
esas personas o qué creencias tengan. Es más, se sugiere que mientras más se
conozca a gente diversa, más rica será la experiencia.
Esta visión de
la espiritualidad es inclusiva y adaptable, permitiendo a las personas
encontrar significado y trascendencia en la vida diaria, independientemente de
sus creencias religiosas. El enfoque de Mills de la espiritualidad desafía la
noción tradicional -de espiritualidad religiosa- de que la religión es una
condición necesaria para la trascendencia espiritual. Mills sostiene que una
persona puede alcanzar un estado de espiritualidad elevado sin adherirse a una
religión específica, siempre que esté profundamente conectada con sus propias
experiencias, sentimientos y relaciones.
En resumen, Inventing
God es una obra esencial para aquellos interesados en la psicología de la
religión y la espiritualidad. El libro no solo desafía las creencias
tradicionales, sino que también ofrece una visión del futuro de la
espiritualidad en un mundo cada vez más secular. La claridad con la que Mills
presenta sus argumentos y la profundidad de su análisis hacen de este libro una
lectura indispensable para quienes buscan entender mejor la relación entre la
mente humana y la creencia religiosa.