lunes, 22 de julio de 2024

Urbina, Dante A. (2016):

¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Charleston, SC: CreateSpace, 236 páginas.

Por Manuel A. Paz y Miño, Lic. en Filosofía (UNMSM) y Mag. en Ética Aplicada (U. de Linköping)

En primer lugar, hay que felicitar al autor, docente y Doctor en Economía, por escribir esta obra a pesar de no tener estudios formales en filosofía y teología (afirma que se ha especializado en ellas, seguro de forma autodidacta), pues hasta donde sabemos no hay otra similar, es decir, que específicamente discuta y defienda la existencia de Dios y que haya publicado un escritor peruano. Y eso ya es bastante en un país como el nuestro dónde abundan y sobran los cuentistas, novelistas y poetas.

El título del libro es clásico y recurrente en la literatura universal pero lamentablemente su subtítulo lo desdice al contener frases de propaganda falaz. ¿Por qué todo creyente debe leerlo? ¿Porque él lo dice? ¿Con qué autoridad o credenciales? Él mismo responde en el prefacio que es para que el creyente “pueda consolidar su fe conociendo que existen razones para la misma” y “ayudar a otros, incluso no creyentes, a acercarse a Dios” (pág. 6). Pero acaso, ¿no hay mejores obras sobre el tema como ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo (Madrid: Cristiandad, 1979, 979 págs.) del sacerdote y teólogo católico alemán Hans Küng?

Y, ¿por qué todo ateo temerá leerlo? ¿Por qué cree que sus argumentos teístas son supuestamente magistrales e irrefutables y así irremediablemente se convertirán en piadosos creyentes? Al parecer sí, pues él dice que su libro llevará al ateo “a plantearse varias preguntas y dudas sobre su propio ateísmo y” …”podría llevarlo a la aceptación de Dios” (íd.). Y menciona como ejemplo al “filósofo inglés Anthony (sic) Flew [1923-2010], …“el ateo más influyente del mundo”, quien luego de examinar detalladamente la evidencia, llegó a convencerse de la existencia de Dios”. Evidentemente se refiere al libro There Is a God. How the world’s most notorious atheist changed his mind [Hay un Dios: Cómo el ateo más influyente del mundo cambió de opinión] por Antony Flew con Roy Abraham Varghese (New York: HarperOne, 2007, 222 págs.), y precisamente en un artículo del New York Times Magazine[1] se afirmó que el primero ya tenía deficiencias mentales y que por eso el segundo era el real autor principal. Podemos confirmar los problemas de salud de Flew pues cuando quisimos visitarlo en el 2009 en Londres, su familia nos dijo que estaba internado y no se podía. Antes de eso lo habíamos conocido personalmente en un encuentro en los EEUU, y así le llegamos a traducir y publicar su libro Pensando acerca del pensamiento social (Lima: AERPFA, 230 págs.).

A continuación, es revelador cuando agrega que “si el ateo que lee este libro es alguien intelectualmente abierto … su contenido “lo pondrá a pensar”… Caso contrario será, por supuesto, el del ateo dogmático y fanática que ya está absolutamente seguro de que Dios no existe” (p. 6). ¿O sea que si un creyente como él fuera honesto (y humilde) intelectualmente tendría que pensar que Dios no existe al leer un libro que cuestione su existencia --como nuestro libro ¿No existe Dios? Ensayos de filosofía de la religión (Lima: EFA, 4ª. ed., 2024, 136 págs.) o el de Geoffrey Berg Las cinco vías del ateísmo. Nuevas refutaciones lógicas de la existencia de Dios (Lima: EFA, 2024, 172 págs.)--? Y encima si el creyente está absolutamente seguro que hay un Dios, ¿entonces sería un dogmático y fanático siguiendo la lógica de Urbina?

Luego del prefacio, sigue la primera parte que es sobre los fundamentos filosóficos previos a la demostración de la existencia de Dios, en cuyo capítulo 1 dice que usará argumentos racionales para probar la existencia de Dios (p. 11) y, por ende, rechazará: el ontológico por ser una falacia non-sequitur, ya que algo puede existir en nuestra mente pero no en la realidad (p. 15); el moral porque no todos creen que los valores morales sean objetivos (p. 17); y el de la experiencia personal porque no es válido “intersubjetivamente ya que no podría ser aceptado por el no creyente” (p. 19) y además añade que “no hay razón para que uno abandone su creencia en Dios aun cuando viere refutados todos sus argumentos” (p. 20). Eso es muy cierto, el creyente no necesita de la razón para creer en Dios, para eso solo tiene que tener fe. Para cada argumento siempre habrá un contra argumento. Donde el creyente ve la inteligencia divina, el no creyente ve la evolución de la materia.

En el cap. 2 recién define a Dios como el ser subsistente, es decir, “el ser que existe por Sí mismo sin necesidad de ningún otro para existir” (p. 30), definición que se encuentra en Santo Tomás pero que nuestro autor no menciona la fuente. Y en el cap. 3 define y da ejemplos de 50 falacias.

La segunda parte trata de las cinco vías para demostrar que Dios existe, siguiendo las de Tomás de Aquino, dándole el ““valor añadido" del refinamiento filosófico y científico” (p. 7) y por eso tiene cinco capítulos con discusiones de las objeciones por filósofos y científicos. Esta parte nos recuerda intentos semejantes como los de M. Pedrero: Dios existe: Las mejores evidencias de una verdad trascendental (Barcelona: Luciérnaga, 2017, 336 págs.), M.-Y. Bolloré y O. Bonnassies: Dios - La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución (Madrid: Funambulista, 2023, 584 págs.), J. C. González-Hurtado: Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios (Madrid: Voz de Papel, 2023, 262 págs.), o el de O. Hernández: Las tres preguntas: Argumentos convincentes de la existencia de Dios y de su comunicación con nosotros (Amazon Digital Services LLC - Kdp, 2020 - 286 págs.).

En una reseña como ésta no nos podemos dedicar a desmontar la versión “actualizada” de Urbina de cada uno de los cinco argumentos, cosa que hemos hecho de forma más modesta de algunos de ellos en nuestro libro mencionado antes, y de otros argumentos. 

Pero podemos mencionar que Urbina al sostener que la materia debió necesitar de un ser espiritual para crearla, menciona que los materialistas rechazarán eso “y apelarán a la dicotomía marxista infraestructura-superestructura” (p. 79) lo cual demuestra, una vez más, las limitaciones filosóficas de nuestro autor ya que aunque todo marxista (ilustrado) es materialista, el caso no se da a la inversa.

Y en la tercera parte del libro, con dos capítulos, dice que refuta los 10 principales argumentos contra la existencia de Dios que versan sobre contradicciones entre sus atributos en el capítulo 1, y uno, el del mal en el 2 pero remitimos al libro de Berg y otra vez, al nuestro nombrados arriba. Recientemente le preguntamos si quisiera tener un ejemplar de ambos, pero respondió que “[p]or ahora no” (¿quizá por temor a leerlos?).

Su libro, concluye con un apéndice sobre el “encuentro de siete filósofos con Dios”.

Finalmente, la contra portada también contiene más propaganda falaz al afirmar que el libro refuta “detallada y contundentemente” a los “principales referentes” del ateísmo como, entre otros, Inmanuel Kant, quién si creía en Dios, y David Hume, quien era agnóstico que es diferente que ser ateo.

Cabe agregar que Urbina ofrece sus libros en venta, en su página web, junto a otros dos títulos relacionados al de esta reseña: Dios, ¿existe o no existe: el gran debate (Misión 2000, 2014, 154 págs.), historia y transcripción de la polémica que tuvo con el biólogo ateo Luis Arbaiza en 2013, y ¡Dios sí existe!: Cómo defender racionalmente esta verdad ante ateos, agnósticos e incluso creyentes (SC: CreateSpace 2017, 138 págs.) que son transcripciones de sus respuestas a preguntas sobre argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios, que le hacen en un grupo de Facebook como él mismo indica en el prefacio.

Lima, 22 de julio del 2023.

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[1] Oppenheimer, Mark (11 April 2007). "The Turning of an Atheist". The New York Times Magazine: https://www.nytimes.com/2007/11/04/magazine/04Flew-t.html

Mills, Jon (2022):

Inventando a Dios. Psicología de la creencia y el auge de la espiritualidad secular. Lima: Ediciones de Filosofía Aplicada, 363 páginas.

 

Por Dante Bobadilla Ramírez, Doctor en Psicología por la Universidad de San Martín de Porres y autor del libro Psicología y Religión: Las creencias religiosas vistas desde la psicología cognitiva (Bogotá: Biblomedia, 2018).

Como psicólogo siempre pensé que la psicología era la ciencia destinada a explicar el fenómeno religioso, tanto la conducta religiosa como también el escenario ideológico de las creencias que sostienen a las religiones. Durante mucho tiempo estuve decepcionado de la psicología por no haber asumido esa responsabilidad a plenitud y profundidad, siendo la disciplina que estudia al ser humano en su calidad de fenómeno cognitivo y cultural. La mayoría de libros de psicología que abordan la religión no han hecho más que convertirse en damas de compañía de la teología justificando la espiritualidad. En cierto momento, yo mismo me sentí en la obligación de emprender una explicación cabal de la religiosidad y el origen de estas creencias, por lo que escribí un ensayo que acabó publicado en forma de libro electrónico bajo el título “Psicología de la religión” (Bibliomedia, 2018). No obstante, un día Manuel Abraham Paz y Miño me presentó el libro de Jon Mills “Inventando a Dios” y por fin pude leer una explicación psicológica del fenómeno religioso.

Debo decir que Jon Mills logra una explicación fluida y apegada a la ciencia acerca de la creencia en un dios. Lo hace con claridad tal que me complace ver en sus líneas una ordenada exposición de las tesis que yo mismo venía madurando de modo un tanto aleatorio. Desde el inicio, Mills adopta una postura comprensiva frente a los creyentes reconociendo que son parte importante del diálogo. No los censura ni los condena. Entiende que hay una necesidad humana de creer en un dios y eso le parece respetable. Advierte que no pretende debatir con teólogos ni agotar el debate sobre Dios. En palabras de Mills, su objetivo es “abordar la lucha que la psique humana tiene en su propio proceso de llegar a ser”. De este modo, Mills quiere apartarse de otros famosos autores militantes del ateísmo que vociferan contra las religiones, tales como Dennet, Dawkins, Hitchens, etc. Me parece que Mills adopta una postura más bien conciliadora con la religión.

Es interesante la distinción que plantea Mills entre Dios y religión, reduciendo la primera a una crítica a los postulados metafísicos de las creencias y la otra, como formas complejas de prácticas sociales y comunitarias. Es decir, por un lado, tenemos la sola idea de Dios y, por el otro, la conducta religiosa que, obviamente, se sustenta en el culto a ese Dios y a su “palabra”, es decir, lo que se entiende como “sagradas escrituras”. Desde mi punto de vista todo es una misma cosa. No obstante, lo que Mills pretende es exponer “las disposiciones psicológicas subyacentes y los conflictos inconscientes” que expliquen por qué los seres humanos tienen la necesidad de inventar un dios. En este sentido, plantea Mills que, por su parte, la religión gobierna la vida social humana y la relación con los demás. Considera que la religión refleja toda una serie de factores comunitarios históricamente contextualizados y sociológicamente integrados como una forma de ser y estar en el mundo. No deja de ser algo contradictorio que se pretenda desvirtuar la existencia real de Dios y al mismo tiempo se defiendan las religiones como estructuras sociales que tendrían algunos valores y beneficios para la vida comunitaria. Al menos, como yo lo veo, esto es contradictorio. Si bien podría ser cierto que las religiones aportan factores positivos a la vida comunitaria (no siempre lo es, pues hay religiones y sectas de fe abiertamente peligrosas que someten a sus seguidores a cultos aberrantes, y algunas hasta pretenden extender sus creencias por el mundo como un mandato divino para imponer lo que creen que es “la ley de Dios”), no obstante, como ya dije, las religiones giran en torno a la idea central de Dios y están básicamente referidas a esa idea. ¿Cómo se las puede desligar? Creo que no se puede defender a la religión atacando el eje central de las religiones. Hay un punto claramente contradictorio en este libro.

Sugiere Mills que este tipo de estructuras sociales (las religiones) pueden existir sin un vínculo estrecho y condicionado a las creencias en un ser superior, pero no ha mencionado una sola religión que haga esto, salvo movimientos espirituales no teístas. En todo caso, sostiene que la pregunta sobre Dios es de una naturaleza muy diferente a lo que se puede decir sobre la religión, por lo tanto, advierte que se enfocará en el postulado sobre Dios como una cuestión separada de la institución religiosa, lo cual es un primer lado flojo en su perspectiva. Si algo ha generado la idea de Dios son precisamente religiones. Si hay algo a lo que podemos responsabilizar por la extensión de la creencia de un dios en particular es precisamente a las religiones, dado que son ellas las que se encargan del activismo y del adoctrinamiento de la gente en la idea de un dios. No queda claro por qué se debe dejar de lado el estudio y la crítica de estas organizaciones religiosas y sus comunidades de fieles. Ensalzar las virtudes y ventajas que estas le otorgan a la sociedad y las personas no es suficiente. Cualquier otra clase de organización comunitaria no vinculada a creencias de fe puede ofrecer incluso mejores posibilidades de articulación social. En fin, prosigamos.

En una primera parte, Mills apela a la lógica formal para abordar el escenario de Dios, planteando preguntas fundamentales a la cuestión: ¿qué es? ¿Cómo es? ¿Cuál es su naturaleza y propiedades? ¿Cómo puede demostrarse la existencia de algo? ¿Cumple la idea de Dios con las exigencias de la lógica demostrable? Etc. De todo lo cual concluye que “aunque los argumentos pueden ser lógicamente coherentes, las afirmaciones sobre Dios se basan en proposiciones especulativas y confinadas a límites formales (...) y por lo tanto confinadas al pensamiento, el concepto y la abstracción en lugar de los hechos”. Por último, afirma que Dios no es más que un objeto cognitivo, es decir, resultado de un pensamiento intencional producto de las facultades psicológicas de la persona humana.

Sometida a la verificación en los hechos, la inexistencia de Dios resulta evidente. Hay una serie de postulados que esclarecen esta situación de inexistencia, ante lo cual podemos arribar a la conclusión de que Dios existe solo como idea, por lo que dicha existencia se confina únicamente a los escenarios del pensamiento y el lenguaje. Dios es afirmación en la palabra, un ser imaginario presente en una serie de relatos, pero no es una entidad real que se manifieste en la vida cotidiana de manera inequívoca, presencial y pública. Por el contrario, siempre se tienen testimonios personales de cierta clase de experiencia mística que involucra el contacto con Dios, pero que no pasa de ser un fenómeno psicológico.

Fijados estos conceptos básicos de principio, en la mayor parte del libro Mills se concentra en explayarse sobre los mismos tópicos citando o refutando a algunos autores. Expone una visión filosófica y antropológica que refuerzan la persistencia de la idea y existencia de Dios, pero las refuta elegantemente. Incluso apela a la ciencia considerando que Dios es una hipótesis fallida dado que no entra en la categoría de falsabilidad. Al no poder ser refutada la afirmación de Dios no puede entrar en el escrutinio de la ciencia. Cualquier otra clase de afirmación no falsable también tendría la calidad de poder ser verdadera, lo cual está fuera de los límites de la ciencia. Por ejemplo, afirmar la existencia de los unicornios.

Asimismo, vuelve a tocar el tema de la religión para someterlo a un análisis sociobiológico desde el punto de vista de la evolución. Sostiene Mills que la religión ofrece ventajas de adaptación psíquica. Incluso va más allá para afirmar que al ser la religión “una fuerza primordial en la civilización humana” no se puede negar su valor evolutivo. Citando autores concluye que la religión organizada es una fase superior del tribalismo. Dice, además, que los conflictos religiosos que se aprecian en el mundo son esfuerzos adaptativos de las sociedades. Para mi gusto este es un capítulo bastante flojo dado que no logra distinguir claramente el valor evolutivo de la idea de Dios como producto cognitivo, y el valor de la religión como resultado de la organización social. No está clara la conexión entre el entorno cultural en el que se adapta la psique humana y las necesidades psicológicas individuales para sostener la idea de Dios. Son cosas totalmente diferentes. No se puede afirmar que el cerebro está programado para crear conexiones sociales que conducen a formas religiosas y que las masas piensan en Dios como resultado de nuestra naturaleza intrapsíquica. Esta idea está más cerca a la tesis absurda del “gen de Dios” que de la naturaleza cognitiva del entramado ideológico que conforman las culturas con sus lenguajes y tradiciones. Creo advertir que Mills tiene un conflicto para entender la relación que existe entre las religiones con la generación de la idea de Dios en la mente individual de sus miembros. Se parece al dilema del huevo y la gallina: ¿dónde se genera Dios? ¿Vive en la mente individual o pervive en la cultura? ¿Es el hombre el que crea a Dios y su cultura o es la cultura la que le introduce a los individuos la idea del Dios de la comunidad? ¿Cuál es el valor evolutivo de todo esto? Podríamos revisar la historia y verificar si las sociedades más religiosas han sido las que evolucionaron más en términos de conocimientos, tecnología y bienestar. Pero estas son preguntas que no se hace el autor.

Al ser Mills un psicoanalista, no puede evitar recurrir a los postulados del psicoanálisis para tratar de explicar la fijación mental de Dios. Y creo que este es su punto más débil. Desde esta perspectiva Dios sería el resultado de pulsiones internas: “la propensión psicológica a anhelar y creer en Dios se basa parcialmente en los depósitos de ideas de nuestro primer pensamiento evolutivo adquirido en la niñez (...) La transferencia a Dios es una disposición emocional motivada por la discordia y el deseo inconscientes”. En fin, los esfuerzos del autor para proponer una explicación psicoanalítica de la idea de Dios no resultan muy convincentes para quienes tenemos una formación distante de ese tipo de enfoques del psiquismo humano. Pero ese es un debate de índole psicológico. De todos modos, tiene el mérito de plantear una explicación al hecho de la creencia en un dios. 

Para terminar, el libro hace importantes reflexiones a diversas contingencias derivadas de la religión y de la idea de Dios. Por ejemplo, hace una muy buena revisión sobre la espiritualidad sin dios a base de estudios comparativos entre diferentes culturas y religiones frente a sus concepciones de espiritualidad y su teísmo, pero no da el salto para desvirtuar la necesidad de las religiones como articuladores sociales o pasos evolutivos sociales. La principal virtud del libro es que nos plantea la posibilidad de entender la creencia en Dios como un subproducto del psiquismo humano y deja claramente establecido que Dios no es más que una idea en la mente.

Lima, julio del 2024

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Paz y Miño Conde, Manuel Abraham (1995):

¿No existe Dios? Ensayos de Filosofía de la Religión. 
Lima: Ediciones RPFA, Serie Crítica, 2a. ed., págs. 

 


Por Eduardo Arens, S.M., Doctor en Teología y profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos de Lima, y autor de The Elton-Sayings in the Synoptic-Tradition, La Biblia sin mitos, Apocalipsis: ¿revelación del fin del mundo?, Los Evangelios, ayer y hoy entre otros libros.

El «problema» de la existencia de Dios no ha dejado de ocupar y preocupar al hombre desde antaño, como si le fuera innato. Pero, las afirmaciones que se hacen al respecto en nuestro mundo, generalmente son de conveniencia, o resultantes de ideas peregrinas, sino de «snobismo» o de rebeldía ante lo que sea que tenga visos de imposición. El libro de Paz y Miño Conde es una buena guía para quien quiera tomar en serio este asunto y reflexionar con desprendimiento. Las conclusiones se las deja -como debe ser- al lector, sin manipulaciones sensibles o implícitas.
Con un estilo ágil y sumamente agradable, el autor nos conduce a través de tres bien demarcados capítulos a una serie de reflexiones acerca de la interrogante sobre la existencia de Dios. En el primer capítulo, aborda el asunto central: si se puede afirmar de alguna manera que (los) Dios(es) existe(n), y en qué sentido hay que entender ese vocablo. A continuación introduce el asunto de la religión como tal: qué es y cuál es su papel(es). Concluye con un breve capítulo dedicado a algunas actitudes comunes frente a la religión. En cada capítulo el autor expone posiciones a favor y posiciones en contra, invitando así al lector a su propia reflexión.
No es un tratado de teodicea como tal, sino más bien una serie de reflexiones y observaciones de diversa índole de carácter más bien filosófico que teológico. Con clara honestidad e intento de imparcialidad (observable ya en la manera en que, jugando con dos colores, a titulado su libro, el autor, licenciado en filosofía, conviene a las reflexiones de grandes  pensadores con las suyas propias. Eso hace su obra aún más interesante y cuestionadora.
Debemos agradecer a Paz y Miño Conde por esta publicación suya, pues mucha falta nos hacía una obra confiable y ágil que toque frontalmente una interrogante que, a mi juicio, se extiende cada vez más. El tema de Dios no es simple especulación romántica pues la posición que se asuma al respecto determinará en gran medida y refleja directamente el comportamiento, y con ello el caminar de la sociedad misma. Sobre esto viene advirtiendo una y otra vez el Papa Juan Pablo II cada vez que se detiene en uno u otro problema ético que nos acosa (de la justicia, de la familia, de la vida misma, etc.).

(Reseña publicada originalmente en la Revista Peruana de Filosofía Aplicada # 5: Filosofía de la Religión, diciembre de 1995-enero de 1996).


Paz y Miño Conde, Manuel Abraham (1994):

¿No existe Dios? Ensayos de Filosofía de la Religión. 
Lima: AERPFA, Serie Crítica, 1a. ed., págs.

 


Por Octavio Obando Morán, Doctor en Filosofía por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul y docente en la Universidade Federal Da Integração Latino-Americana de Brasil (anteriormente docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima).   

Sinopsis

Este material expuesto en un estilo claro, ágil y ejemplarmente didáctico, reúne 3 ensayos: el primero versa sobre las definiciones religiosas y filosóficas del concepto de Dios; el segundo es un recorrido por las diversas posiciones críticas en torno a la religión; el tercero, busca hacer un balance de las consecuencias prácticas de la fe en la vida diaria. Concluye con el señalamiento de una bibliografía en las áreas de: antropología de la religión; filosofía de la religión; historia de la religión; sicoanálisis, sicología y psiquiatría de la religión; sociología de la religión; religión en general. Veamos muy ligeramente cada uno de los ensayos, al final haremos la crítica respectiva del trabajo, lo situaremos en nuestro contexto histórico y señalaremos algunas trabajos académicos como no académicos de autores peruanos en esta línea de reflexión. 


Contenido

Ensayo 1: "Sobre los dioses"

Parte Paz y Miño de la definición etimológica de la palabra Dios y los variados contenidos que ha ido cobrando hasta devenir en politeísmo (multiplicidad de dioses), monoteísmo (un dios creador y personal), panteísmo (dios está en todo y, a la vez, todo está en dios).

Repasa los argumentos básicos esgrimidos para postular lo relativo a la existencia de Dios según época y autores. Así nuestro autor, en un lenguaje bastante sencillo, nos lleva por el argumento cosmológico, el teleológico (de los fines), el ontológico (del ser), el moral (utilitario). A estos añade el profesor Paz y Miño el argumento histórico-etnológico, el argumento de la Revelación, concluye con el argumento místico. Al repaso de cada argumento opone una perspectiva crítica. En el tópico de la relación ciencia y religión, afirma Paz y Miño que los seres humanos tienen un cuerpo de conocimientos, el científico-natural, que nos dan cosmovisiones cientistas, es decir: objetivas. Así, en lo que concierne a Dios caben dos posibilidades:

1) si verificamos a Dios, luego no existe;

2) si no se verifica, luego se afirma que cualquier cosa inverificable puede existir. Junto a Dios podrían también existir todas las cosas inimaginables.

Ensayo 2: "La crítica de la religión"

Aquí discurre Paz y Miño sobre las opiniones vertidas en diversos momentos por una serie de filósofos acerca de la religión. El razonamiento que guía al autor es mostrar a los partidarios de la religión, sus oponentes, como aquellos que no están ni a favor ni en contra. Así tenemos que en el sector de los contrarios a la religión encontramos a L. Feuerbach, K. Marx, F. Engels, F. Nietszche, B. Russell, R. Carnap, L. Wittgenstein; a favor están: W. James, H. Bergson, C. Jung, etc. Ni a favor ni en contra: A.Comte, E. Fromm (Tesis de licencia de nuestro autor y recientemente aparecido).

Ensayo 3: "¿Escucha Dios nuestras plegarias?"

Es en esta sección donde encontramos más claramente el sello personal del autor, es decir, al hombre vinculado con la vida que reflexiona filosóficamente. Afirma que los creyentes son tales cuando practican

cotidianamente sus creencias y no las reducen al ritual. En última instancia, y parece ser una idea muy marcada de Paz y Miño, lo más importante es "...la cuestión ética en relación con la Divinidad y el prójimo", si permite la religión [o creencias, convicciones y cosmovisión] ser mejor ciudadano y ser mejor persona para la construcción de una sociedad más justa y humana. El problema, pues, no es teísmo contra ateísmo, sino una mejor humanidad.

Nuestro autor concluye lo siguiente recorrido sus ensayos:

1) no podemos probar la inexistencia de Dios;

2) hay quienes optan (o no) por creer en Dios;

3) existe dolor, miseria, muerte, problemas sociales e individuales, cosas que no necesitan probarse;

4) al poseer inteligencia el ser humano puede preocuparse, solucionar o por carecer de respuesta, complicarse más la vida. 


Crítica y contexto de los ensayos

a) Veamos ahora la crítica que podemos hacer a estos ensayos. Comencemos por el ensayo

1. Por el lado de lo general habría que insistir en el punto de que toda cosmovisión cientista, es materialismo metodológicamente, pero no ontológicamente. E, insistir, en que toda ontología filosófica materialista no ancla, para su justificación, en una rama de la ciencia sea social o natural. En última instancia la ciencia social y natural no prueban la existencia o inexistencia de Dios. Lo que hacen, ambas ciencias, es darnos información de lo social y natural que, al ser reelaborados en los presupuestos ontológico-filosóficos de matriz materialista, nos permiten tener un diseño más objetivo de esta materia concebida filosóficamente. La ontología filosófico-materialista supone un modelo del ser y de las relaciones objetivas que comprende este ser. Al ser proyectada sobre la realidad se enriquece con el conocimiento en general, y se vuelve a este conjunto ontológico relativo al ser y nos permite tener un modelo cada vez más objetivo de él. Procedimiento deductivo-inductivo, objetivo y coherente, que no tiene, de ninguna manera, el modelo ontológico filosófico idealista. Respecto al ensayo 3 debo decir esto: en el ensayo 1 el autor parece sugerir que la ciencia natural probaría la inexistencia de Dios (obsérvese su razonamiento relativo a las dos posibilidades en lo que concierne a Dios). Pero en el ensayo 3 parece sugerir que lo sensato de la creencia en Dios es su aspecto ético, cómo practicamos nuestra creencia relacionada con Dios y el prójimo. Paz y Miño desde esta óptica estaría en la corriente de un humanismo de base ética, más bien laica, o, para decirlo más claramente, un humanismo laico, o un ateísmo ético. A esta perspectiva del autor opondríamos nosotros un ateísmo más bien práctico, cuyas fuentes básicas serían:

1) la indiferencia religiosa, que emerge de las relaciones sociales liberales;

2) la práctica científico-natural, social y política, y

3) una reformulación de lo que hemos entendido por el ser desde la perspectiva materialista

b) Esta obra en el actual contexto histórico resulta llamativa por dos razones: por la dinámica de la filosofía universitaria y no universitaria. Por lo universitario parece ser el desprendimiento de una modorra académica generalizada. No olvidemos que la vertiente neopositivista, durante los 60 y 70, declaró la religión como un sin-sentido. Y allí plantó el asunto. El marxismo de la década del 70, el marxismo académico, redujo el ateísmo a una mera repetición de los soviéticos. Pero hubo trabajos, sobre todo de la década del 80 que desde un naturalismo radical, cuestionaba el origen y esencia de la religión, en esta línea está Fernando Bobbio [Profesor emérito de la Universidad de San Marcos]. El trabajo del historiador Manuel Ballesteros: Vocabulario Ateísta y de Gustavo Flores Q.: Mito y realidad de cristianismo. En esta década del 90 resulta atractivo y original el trabajo de R. Braun (Profesor de la Universidad de Lima, y en una perspectiva neopositivista): El problema mente-cuerpo . A esta lista habría que añadir el trabajo de Paz y Miño. Estimo que, en general, el pensamiento materialista académico desde distintos ángulos, comienza a tocar tópicos no tenidos por académicos, o, más bien, que no eran del buen gusto conservador académico: la negación o cuestionamiento de Dios. Se avizora en el 90 un cambio de perspectiva indicativo de esto es la antología de M. A. Paz y Miño: [RPFA # 5:] Filosofía de la religión (Lima: Ediciones RPFA. Dic. 1995) y la obra de G. Flores Q. La leyenda del Sudario de Cristo (Lima: IIPCIAL. 1995)

Desde lo no universitario el trabajo de Paz y Miño aparece en una situación bastante interesante. Vivimos un contexto de liberalismo que parecería en su expresión, fascista; que se escuda en la legalidad jurídica liberal moderada. Tras este liberalismo se escudan tendencias católicas extremistas, el opudeísmo (Opus Dei), y, ambos, avalan éticamente lo que califico de "liberalismo zoológico". El texto que comentamos habla más bien de una forma de autodirección humanista, éticamente ateo y, en materia de creencia, no dogmático. El contenido político que se infiere del libro es la de un liberal moderado, tolerante y discretamente descreído.

Y, otro ángulo del mismo asunto, nos recuerda que el humanismo del "liberalismo zoológico" es, esencialmente, anticristiano y que puede ser apoyado por tendencias cristianas. Tal liberalismo es opuesto al catolicismo cristiano vago y ritualista de nuestras clases medias y populares. Pero que alimenta a sectores emergentes de la clase media pobre y ciertos sectores populares. Así, el cristianismo católico se ve inficionado desde el catolicismo fascista.

En una perspectiva crítica, más bien política y social, se ubica el trabajo de L. O. B. O.: Juan Pablo II, Mensajero de la Paz Reaccionaria; el planteamiento táctico, pero no afirmado de los hombres políticos de la década del 70 de las izquierdas, de que la cuestión religiosa es un aspecto, no el principal, de lo político. Y en el que se postulaba la libertad de creencia como no creencia. Y mi propio planteamiento respecto al ateísmo práctico visto líneas más arriba. No es improbable que hayan otros trabajos que desconocemos. En última instancia, el problema central del ateísmo de nuestra época no es la lucha de creyentes versus no creyentes, es, más bien, el de la libertad de creer como no creer. El derecho a que se reconozca que la superación de toda creencia teísta es una afirmación total y radical de la autonomía del hombre, y no soberbia humana.

(Reseña publicada originalmente en la Revista Peruana de Filosofía Aplicada # 5: Filosofía de la Religión, diciembre de 1995-enero de 1996).

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Avalos, Héctor (2000):

 ¿Se puede saber si Dios existe? Lima: Ediciones RPFA, Serie crítica, 2000, págs. 


Por Eduardo Arens, S.M., Doctor en Teología y profesor del Instituto Superior de Estudios Teológicos de Lima

Notorio es éste libro de Héctor Avalos, en él explica cómo pasó de pentecostal, criado en una familia muy religiosa, a ateo: por el estudio de la Biblia. Avalos expone con orgullo tener un largo recorrido académico hasta llegar a un PhD en “Historia bíblica y filología semítica” en nada menos que la Universidad de Harvard. Sin embargo, y esto es lo notorio, nunca abandona en su libro su visión fundamentalista de la Biblia: no puede creer en Dios porque el de la Biblia es un Dios que ordenó masacres, es inconsistente, inclusive contradictorio (pasa revista a una docena de ejemplos de contradicciones en textos bíblicos, y lista masacres ordenadas por Dios, etc.), por tanto no es confiable. Confiable para él es más bien la ciencia, que es su nuevo dios (Parte III).

La parte II, el grueso del libro, está titulada: “¿Es la Biblia palabra de Dios? Los defectos de los argumentos a favor del origen divino de la Biblia”. Su idea de la Biblia es que es un supuesto producto de inspiración de Dios en los hombres. También es un supuesto suyo que los relatos históricos son reportajes con pretensión histórica avalados por una supuesta inspiración divina, y es así, como reportajes, que lee los textos. Avalos ignora completamente el origen natural de la Biblia, las tradiciones orales y sus implicaciones, así como la naturaleza confesional, no periodística de los textos bíblicos, entre otros factores (cf. “Biblia sin mitos”, esp. “El escándalo de la palabra”). Lo que él ataca (con razón) y de lo cual no parece poder escapar, es que la Biblia sea “de origen divino”, entendido en el sentido que Dios ya sea hizo/dijo lo que leemos o lo dictó al autor (los profetas para él supuestamente dicen lo que Dios les hace decir, pero ese dios o no es confiable o no existe, según él).

Tras citar las masacres en Núm 31, 17s; Deut 2, 33s y Jos 6, 21 concluye Avalos: “¿Cómo es que un Dios supuestamente bueno y todopoderoso y omnisciente pudo no sólo haber permitido, sino también ordenado, tales actos? (p. 74). Tras presentar la historia del censo en 2 Sam 24 y que allí se diga que lo ordenado por Dios a David luego es causa para castigarlo, concluye “Jehová no es absolutamente bueno según éste y algunos otros pasajes de la Biblia” (p. 80: notar que habla de Jehová, no Yavé, ¡¡¡cómo un estudiante de F.M. Cross debería saber!!! O: se le quedó el fundamentalismo).

Avalos ataca especialmente a los fundamentalistas (!) particularmente en sus análisis de los profetas, demostrando lo erróneas que son las atribuciones de ciertos textos como si fueran anuncios de cosas que sucederían lejanamente, p. ej. Dan 9 y sus 70 semanas, Ezeq 38 relacionado a Rusia, y algunos textos como Isa 7, 14; 9, 6s; Miq 5, 2 y Os 6, 2 como si se refiriesen a Jesús, sin embargo, él mismo es un fundamentalista que entiende todo literalmente, sin noción de géneros literarios (que nunca menciona a pesar de ser esencial) y de cuestiones hermenéuticas básicas como lo que es la transmisión humana, oral así como escrita (cf. P. Ricoeur, H.G. Gadamer et al). Su lectura es historicista: todo lo toma básicamente como reportajes históricos, entendida ésta en el sentido moderno (griego) de la palabra. Llama poderosamente la atención su deficiencia en conocimientos de la naturaleza, origen, razón de ser y limitaciones de la Biblia como conjunto y cada uno de sus libros.

En síntesis, Avalos ilustra magistralmente lo que sucede a una persona reflexiva que toma la Biblia literalmente al toparse con contradicciones e incogruencias. Ha llevado hasta sus últimas consecuencias la lectura fundamentalista de la Biblia recusando como inaceptable sus conclusiones, por tanto rechazando la existencia de “ese dios”. Pero ¿es ése “el dios de Abraham, Isaac y Jacob”, de Moisés, Isaías y Jesucristo? ¿O es más bien el dios fabricado por la lectura desinformada de la naturaleza de la Biblia?

(Reseña publicada originalmente en la Eupraxofía. Revista Humanista Secular # 4: Sectas y separación Estado-Iglesia, Lima, mayo, 2004)

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Paz y Miño Conde, Manuel Abraham (2024):

¿No existe Dios? Ensayos de filosofía de la religión. Lima: Ediciones de Filosofía Aplicada, 4ª. edición, 136 págs.

Por José Luis Herrera Díaz, Bach. en Filosofía, Universidad Nacional Federico Villarreal

El libro del filósofo Manuel A. Paz y Miño titulado ¿No existe Dios? consiste en una recopilación, organización, análisis e interpretación de los principales argumentos relativos a Dios y la religión, lo cual nos lleva a preguntarnos ¿qué significa este libro para nosotros?

El problema de la existencia de Dios, y por ende de la religión, es muy antiguo en la filosofía, pues se trata de un tema central para la reflexión moral, ontológica e incluso epistémica y cognoscitiva. Está en el centro de la reflexión filosófica e influye directamente sobre preguntas tales como ¿qué es lo bueno?, ¿qué es la existencia?, ¿se puede conocer a Dios?, etc. 

Esta situación singular del problema nos lleva a preguntarnos ¿por qué no hay más libros que traten de este tema tan importante? ¿Por qué Paz y Miño y no más bien todas las generaciones anteriores de filósofos en el Perú? O dicho de otra manera, ¿cómo es que el libro de Paz y Miño se ha convertido en un clásico de la filosofía peruana?

Para responder estas preguntas será menester introducirnos en el texto mismo, para apreciar así su pertinencia e importancia. El libro nos introduce tangencialmente a la pregunta filosófica ¿cuáles son los caminos por los que se ha pensado el tema de Dios?... Es esta una cuestión central que el autor debe resolver si pretende escribir sobre un tema tan complejo, ¿por dónde abordarlo?, ¿hay una forma correcta de hacerlo?, etc.

Cuando reflexionamos en la antigüedad del tema, estos 2400 años se convierten rápidamente en una barrera para apreciar la temática, son muchos y muy variados los argumentos sobre Dios y la religión, y también la forma de abordar los problemas, las perspectivas y modos de enfocarlo. En el libro de Paz encontramos una propuesta de abordaje a través de ocho capítulos, de ocho caminos para ingresar a la temática. Estos son:

1. Sobre los dioses

2. La crítica de la religión

3. Introducción a la psicología de la religión

4. Ser o no ser cristiano

5. Milagros, fe y razón

6. ¿Vida después de la muerte?

7. Fundamentalismo religioso versus racionalismo y modernidad

8. Sin miedo a la libertad

Esto no implica que sean caminos cerrados e independientes unos de otros, por el contrario, se tratan de caminos vinculados entre sí, pero que el autor muestra como vías de abordaje dejando de esta forma libertad al lector para ingresar, según su inclinación, por la ruta que escoja.

La cantidad de autores que son citados es muy abundante, confieso que aun cuando me propuse contarlos al final desistí, pues son muchos. Se trata de ensayos eruditos que muestran amplias lecturas y que con las citas permiten al lector la posibilidad de seguir investigando.

En el primer ensayo, “Sobre los dioses”, Paz y Miño se pregunta ¿de qué hablamos cuando mencionamos la palabra “Dios”? Así, nos habla de la etimología de la palabra, de las múltiples creencias y formas en que se toma a Dios, también de los no creyentes ateos y agnósticos, así como las formas filosóficas de creencia como la de Aristóteles, Espinoza, etc. El capítulo avanza con una recopilación de los argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios, y termina analizando la relación entre la creencia religiosa y la verdad, los criterios de verdad, etc.

En el segundo capítulo, “La crítica de la religión”, el autor se pregunta ¿qué es la religión?, además de su etimología, él nos enseña que la religión implica una cosmovisión del mundo, y presenta el problema de si la religión es o no inherente al ser humano. Después de ello cita a filósofos que están en contra de la existencia de Dios como Marx. Freud y Russell y a favor de la religión y cita Jaspers, Jung y Bergson. Para terminar, cita a autores que ven cosas positivas y negativas respecto a la religión como Comte, Fromm y Popper.

En el tercer capítulo titulado “Introducción a la psicología de la religión”, Paz y Miño se pregunta ¿por qué tantas personas creen en la religión?, encontrando una serie de razones psicológicas como la empatía, el deseo de socializar, la necesidad de consuelo, los efectos de la dependencia que produce la religión, y el hecho innegable de que da poder a algunos creyentes etc. Habla también de estados psicológicos alterados por distintas causas vinculadas a la religion como: el ayuno, leer y orar sin descanso, la toma de alucinógenos que acompaña a algunos rituales etc.

En el cuarto capítulo titulado “Ser o no ser cristiano”, se pregunta por la veracidad de la biblia, las fuentes de la misma y su escaso valor histórico. Todo esto sirve de antesala para la pregunta central ¿quién es Jesús? Se cuestiona la historicidad e incluso existencia de Jesús de Nazaret, se analiza el mito del “Cristo”, los milagros de Cristo, su resurrección, así como la peculiaridad de que sea dios y hombre a la vez.  Se cuestiona la sabiduría de las enseñanzas cristianas.

En el quinto capítulo que se titula “Milagros, fe y razón”, Paz y Miño analiza y clasifica los milagros, así habría los de curación, trasformación, resurrección, de sobrevivencia y apariciones entre otros, así como alegorías sobre los milagros. Los milagros son reales en el sentido de que quien quiera encontrar milagros los encontrará. Esto es, los presenta como un fenómeno social.

En el sexto capítulo, el autor toca el espinoso tema de la vida después de la muerte. Primero nos señala que la idea de vida después de la muerte es universal, pasa luego a preguntarse si puede la conciencia sobrevivir a la muerte, para terminar, preguntándose si la mente se puede independizar del cerebro. Sin duda, un capitulo interesante.

En el séptimo capítulo, se pregunta si Dios escucha nuestras oraciones, interrogante que sin duda muchos se han hecho. La actitud ante esta pregunta puede llevar a algunos creyentes a ser simplones, no ser practicantes y en la práctica vivir como si Dios no existiera. Por otro lado, también puede haber ateos simplones que no reflexionan sobre las consecuencias de su ateísmo. Decir que creemos o no en un Dios --dice Paz y Miño--no nos convierte como por magia en buenas o malas personas. Hay muchas formas de tener creencias religiosas, están los fideistas --la mayoría--, los místicos, los fanáticos, etc.

En el último capítulo, Paz y Miño tiende su mirada en forma panorámica para hablar del fundamentalismo y los Estados modernos, ¿van de acuerdo o no? Si bien  considera que aunque el Estado y la religión siempre se han apoyado, una vez llegados los creyentes al nivel del fanatismo, que se da sobre todo en algunos países del Oriente, estos ya no parecen responder a la forma del Estado moderno, con su exigencia de libertad y racionalidad. El fundamentalismo trae discriminación, prejuicio, intolerancia y fanatismo lo cual hace que empeore y se vuelva violento cuando los fundamentalistas tienen apoyo del Estado. Es el Estado laico el órgano preparado para evitar caer en estos fundamentalismos y es también la propuesta de Paz y Miño para una sociedad mejor, libre de extremismos y violencia religiosa.

Los ensayos de Paz y Miño terminan siendo así un canto a la libertad, no una prohibición en estricto de la religión sino la propuesta y la apuesta por una sociedad pacifica, en la que la religión no sea un factor de violencia, en la que el religioso o el ateo tengan conciencia de su creencia, se eduque y pueda --como con esta guía y libro-- orientarse en la pregunta quizá más importante que se hace cada hombre ¿quién soy?, ¿qué significa ser hombre?, o visto más popularmente, ¿acaso no existe Dios?

El libro de Paz y Miño se ha convertido en un clásico, porque era necesario un texto que sirviera de orientación ante un tema tan amplio e importante, porque se atreve a hablar valientemente de un tema controversial, por la profunda erudición, citas y autores que convoca y por la gran claridad de su exposición pedagógica.

Como el tema es eterno, es seguro que vendrán otros libros sobre el tema, y es también seguro que entonces el libro de Paz y Miño servirá de guía para nuevas construcciones, y los nuevos autores se preguntarán ¿por qué estos temas y no otros son elegidos?, ¿qué argumentos se olvidó Paz y Miño de mencionar?, ¿debe ser el libro tan neutral o en cambio debe tener una posición clara y definida?, etc.

Se trata pues de un libro testigo de nuestro quehacer, de nuestras inquietudes y de nuestro derrotero intelectual peruano. Aquel al que habremos de volver cada vez que queramos reconocernos, el Perú es cristiano sí, pero no ingenuo y el libro de Paz y Miño nos lo confirma.


CONVOCATORIA: EUPRAXOFÍA # 19: LA EXISTENCIA DE DIOS (II)

Eupraxofía  (Sabiduría para la buena vida), revista humanista secular que promueve una filosofía y una ética basadas en la razón y la cienci...