¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer. Charleston, SC: CreateSpace, 236 páginas.
Por Manuel A. Paz y Miño, Lic. en Filosofía (UNMSM) y Mag. en Ética Aplicada (U. de Linköping)
En primer lugar,
hay que felicitar al autor, docente y Doctor en Economía, por escribir esta
obra a pesar de no tener estudios formales en filosofía y teología (afirma que
se ha especializado en ellas, seguro de forma autodidacta), pues hasta donde
sabemos no hay otra similar, es decir, que específicamente discuta y defienda la
existencia de Dios y que haya publicado un escritor peruano. Y eso ya es
bastante en un país como el nuestro dónde abundan y sobran los cuentistas, novelistas
y poetas.
El título del
libro es clásico y recurrente en la literatura universal pero lamentablemente su
subtítulo lo desdice al contener frases de propaganda falaz. ¿Por qué todo
creyente debe leerlo? ¿Porque él lo dice? ¿Con qué autoridad o credenciales? Él
mismo responde en el prefacio que es para que el creyente “pueda consolidar su
fe conociendo que existen razones para la misma” y “ayudar a otros, incluso no
creyentes, a acercarse a Dios” (pág. 6). Pero acaso, ¿no hay mejores obras
sobre el tema como ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro
tiempo (Madrid: Cristiandad, 1979, 979 págs.) del sacerdote y teólogo católico
alemán Hans Küng?
Y, ¿por qué todo
ateo temerá leerlo? ¿Por qué cree que sus argumentos teístas son supuestamente
magistrales e irrefutables y así irremediablemente se convertirán en piadosos creyentes?
Al parecer sí, pues él dice que su libro llevará al ateo “a plantearse varias
preguntas y dudas sobre su propio ateísmo y” …”podría llevarlo a la aceptación
de Dios” (íd.). Y menciona como ejemplo al “filósofo inglés Anthony (sic) Flew [1923-2010],
…“el ateo más influyente del mundo”, quien luego de examinar detalladamente la evidencia,
llegó a convencerse de la existencia de Dios”. Evidentemente se refiere al
libro There Is a God. How the world’s most notorious atheist changed his
mind [Hay un Dios: Cómo el ateo más influyente del mundo cambió de opinión]
por Antony Flew con Roy Abraham Varghese (New York: HarperOne, 2007, 222 págs.),
y precisamente en un artículo del New York Times Magazine[1]
se afirmó que el primero ya tenía deficiencias mentales y que por eso el
segundo era el real autor principal. Podemos confirmar los problemas de salud
de Flew pues cuando quisimos visitarlo en el 2009 en Londres, su familia nos
dijo que estaba internado y no se podía. Antes de eso lo habíamos conocido personalmente
en un encuentro en los EEUU, y así le llegamos a traducir y publicar su libro Pensando
acerca del pensamiento social (Lima: AERPFA, 230 págs.).
A continuación,
es revelador cuando agrega que “si el ateo que lee este libro es alguien
intelectualmente abierto … su contenido “lo pondrá a pensar”… Caso contrario será,
por supuesto, el del ateo dogmático y fanática que ya está absolutamente seguro
de que Dios no existe” (p. 6). ¿O sea que si un creyente como él fuera honesto
(y humilde) intelectualmente tendría que pensar que Dios no existe al leer un
libro que cuestione su existencia --como nuestro libro ¿No existe Dios? Ensayos
de filosofía de la religión (Lima: EFA, 4ª. ed., 2024, 136 págs.) o el de
Geoffrey Berg Las cinco vías del ateísmo. Nuevas refutaciones lógicas de la
existencia de Dios (Lima: EFA, 2024, 172 págs.)--? Y encima si el creyente
está absolutamente seguro que hay un Dios, ¿entonces sería un dogmático y fanático
siguiendo la lógica de Urbina?
Luego del prefacio,
sigue la primera parte que es sobre los fundamentos filosóficos previos a la demostración de la existencia de Dios, en cuyo capítulo 1 dice que usará argumentos racionales para probar
la existencia de Dios (p. 11) y, por ende, rechazará: el ontológico por ser una
falacia non-sequitur, ya que algo
puede existir en nuestra mente pero no en la realidad (p. 15); el moral porque
no todos creen que los valores morales sean objetivos (p. 17); y el de la
experiencia personal porque no es válido “intersubjetivamente ya que no podría
ser aceptado por el no creyente” (p. 19) y además añade que “no
hay razón para que uno abandone su creencia en Dios aun
cuando viere refutados todos sus argumentos” (p. 20). Eso es muy cierto, el creyente no
necesita de la razón para creer en Dios, para eso solo tiene que tener fe. Para
cada argumento siempre habrá un contra argumento. Donde el creyente ve la
inteligencia divina, el no creyente ve la evolución de la materia.
En el cap. 2 recién define
a Dios como el ser subsistente, es decir, “el ser que existe por Sí mismo sin necesidad de ningún otro
para existir” (p. 30), definición que se encuentra en Santo Tomás pero que
nuestro autor no menciona la fuente. Y en el cap. 3 define y da ejemplos de 50
falacias.
La segunda parte trata de las cinco vías para
demostrar que Dios existe, siguiendo las de Tomás de Aquino, dándole el ““valor
añadido" del refinamiento filosófico y científico” (p. 7) y
por eso tiene cinco capítulos con discusiones de las objeciones por filósofos y
científicos. Esta parte nos recuerda intentos semejantes como los de M.
Pedrero: Dios existe: Las mejores
evidencias de una verdad trascendental (Barcelona: Luciérnaga, 2017, 336
págs.), M.-Y. Bolloré y O. Bonnassies: Dios
- La ciencia - Las pruebas: El albor de una revolución (Madrid: Funambulista,
2023, 584 págs.), J. C. González-Hurtado: Nuevas
evidencias científicas de la existencia de Dios (Madrid: Voz de Papel,
2023, 262 págs.), o el de O. Hernández: Las
tres preguntas: Argumentos convincentes de la existencia de Dios y de su
comunicación con nosotros (Amazon Digital Services LLC - Kdp, 2020 - 286
págs.).
En una reseña como ésta no nos podemos dedicar a desmontar la versión “actualizada” de Urbina de cada uno de los cinco argumentos, cosa que hemos hecho de forma más modesta de algunos de ellos en nuestro libro mencionado antes, y de otros argumentos.
Pero podemos mencionar que Urbina al sostener que la materia debió necesitar de un ser espiritual para crearla, menciona que los materialistas rechazarán eso “y apelarán a la dicotomía marxista infraestructura-superestructura” (p. 79) lo cual demuestra, una vez más, las limitaciones filosóficas de nuestro autor ya que aunque todo marxista (ilustrado) es materialista, el caso no se da a la inversa.
Y en la tercera parte del libro, con dos capítulos, dice que refuta los 10 principales argumentos contra la existencia de Dios que versan sobre contradicciones entre sus atributos en el capítulo 1, y uno, el del mal en el 2 pero remitimos al libro de Berg y otra vez, al nuestro nombrados arriba. Recientemente le preguntamos si quisiera tener un ejemplar de ambos, pero respondió que “[p]or ahora no” (¿quizá por temor a leerlos?).
Su libro, concluye con un apéndice sobre el “encuentro
de siete filósofos con Dios”.
Finalmente, la
contra portada también contiene más propaganda falaz al afirmar que el libro refuta
“detallada y contundentemente” a los “principales referentes” del ateísmo como,
entre otros, Inmanuel Kant, quién si creía en Dios, y David Hume, quien era agnóstico
que es diferente que ser ateo.
Cabe agregar que
Urbina ofrece sus libros en venta, en su página web, junto a otros dos títulos
relacionados al de esta reseña: Dios, ¿existe o no existe: el gran debate
(Misión 2000, 2014, 154 págs.), historia y transcripción de la polémica que
tuvo con el biólogo ateo Luis Arbaiza en 2013, y ¡Dios sí existe!: Cómo
defender racionalmente esta verdad ante ateos, agnósticos e incluso creyentes
(SC: CreateSpace 2017, 138 págs.) que son transcripciones de sus respuestas a
preguntas sobre argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios, que le
hacen en un grupo de Facebook como él mismo indica en el prefacio.
Lima, 22 de
julio del 2023.
[1] Oppenheimer, Mark (11 April 2007). "The Turning of an
Atheist". The New York Times Magazine: https://www.nytimes.com/2007/11/04/magazine/04Flew-t.html